Capítulo 12.

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La fiesta en su máximo auge, las personas gritan, se emborrachan, mantienen sexo entre los arbustos, en la piscina y en cualquier lugar que se les permita, enloquecen y se mueven al ritmo de la música, alzando su puño, bebidas, meneando sus cabezas, como locos, libres y divertidos. Al comenzar la fiesta me encontré con Nina, nos saludamos como si jamás hubiese pasado nada.

Eso es bueno. Creo.

Mientras el Dj hacia sus mezclas, yo gritaba, y bailaba desenfrenadamente frente a un grupo de personas, todos demasiados borrachos o drogados para darse cuenta de las ridiculeces que estoy haciendo.

Puedo sentir en mi sangre como los sonidos de la música penetran mis venas. Es increíble. Nunca había probado el éxtasis, pero Riley Escovero dijo que esto me animaría. Y lo hizo. Estoy demasiado feliz que hasta puedo explotar y participar en las olimpiadas, pateando el trasero de todos. No puedo con tanta energía.

¿Por qué estaba tan cabizbajo? No lo recuerdo. ¡Esta noche es magnífica!

- Oye nerd, - siento como un hormigueo recorre mi brazo. - en la puerta hay dos hombres. El mayor es guapísimo y pregunta por ti. – no sé cómo consigue Riley para no ponerse mal.

- ¿Qué?

- Ya veo que estas demasiado entusiasmado. Te dije que esta fiesta sería un éxito. – grita Riley entre el estruendoso ruido.

Clar, que siempre es la sombra de Riley; aparece de entre la gente con un muchacho detrás de ella, agarrándolo de la mano.

- Cumpleañero, el hombre de acá atrás pregunta mucho por ti.

El muchacho que viene con Clar, se le zafa de su mano para tenderme un largo abrazo. Es bajito, tez mate, ojos oscuros y el pelo negro bien peinado.

- Feliz cumpleaños. – dice cerca de mi oído. Su voz ronca y gruesa es tan familiar -. Soy Anderson, y mucho cuidado con enredarte con mi hermano.

Sus palabras me sobresaltan. ¿Quién se cree?

Cierto.

El hermano menor de Jarec.

- Hola. – saluda Jarec.

Las chicas de todas las edades, y de toda la fiesta, empiezan por reunirse alrededor a mirarlo, derramando baba a sus pies. Si supieran que la cara que ponen no las hace ver nada lindas. Riley es una de ellas, jamás la había visto así, mirando a un chico con tanto detenimiento.

Lo borracho, colocado, las alucinaciones, todo, todo se me va hasta el suelo. No tiene que darse cuenta de que estoy drogado. Se aproxima a mí, y con sus enormes brazos me rodea.

- Tengo muy en cuenta de que estas drogadísimo. Entremos a la cabaña y vomita todo lo que tu estomago haya ingerido. – palmea mi espalda, y con un empujón, me dirige dentro de la cabaña.

Alrededor todo me da vueltas, siento su mano haciéndome cosquillas en la parte baja del cuello, mis pulsaciones parecen acelerarse y mis pupilas dilatarse.

- Estoy bien, te lo juro. – mi voz suena espantosa.

- Ni que lo digas. – otra vez esa voz, tan sexy.

Miro el contorno de su cara. Es fantástico permanecer a su lado, tan misterioso y protector, ya lo siento como a un amigo. Estuvo conmigo cuando Nina y yo terminamos, me ayudo en los días que mis papás no estaban; con él puedo hablar de todo.

No puedo permitirme que me haga esto, ¿acaso estoy dejando que mis barreras se desvanezcan?

- Oye, en serio. Déjame en paz, yo puedo solo.

- Claro, como tú digas. – hasta ese momento no me había dado cuenta que iba colgado de sus hombros, retiro mis delgados brazos e inmediatamente caigo al suelo.

¡Rayos!

También está acabando con mis fuerzas.

Quiero que me abrace.

No. No lo quiero.

Me levanto, sacudo mis ropas y entro a la cabaña. Aquí dentro se escucha menos el alboroto.

- Pensé que no vendrías nunca. N U N C A. – me suelto a reír sin preocupación.

Jarec solo me mira y se cruza de brazos.

- Ya. – su voz suena tensa. Todo en él encerraba tensión y autoridad.

- Ya ¿qué? – lo miro incrédulo. – ¿no tienes más ropa que no sea oscura?

- Entra al baño. Ahora. – pronuncia tan lento las palabras que siento como cada una me golpea la cara.

"Pareces estúpido drogándote"

Hago un asentimiento con la cabeza, y cerca del retrete, empiezo por expulsar las bebidas ingeridas y la pastilla. Cerveza, vodka, tequila, entre otros jugos gástricos de mi estomago.

La fuerza del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora