Tumbados en la cama, agitados y cansados; me aproxima a su pecho.
Me siento extraño. Ajeno a mí. Me acaricia el pelo y la oreja. Susurra junto a mi oído:
- ¿Qué le vamos hacer si en verdad me gustas?
- Es muy pronto para saber qué es lo que queremos ¿no crees?
- Yo sé lo que quiero.
- Oh.
- Y te quiero a ti, conmigo.
Con miedo, me pego a su cuerpo y empiezo a sentir una extraña sensación por mi estomago. El corazón me late muy deprisa. Quiero besarle, hacerle saber que con él me siento seguro, atraído con una fuerza sobrenatural a su confianza que tanto desprende, abrazarlo.
- ¿Qué significado tiene tu tatto del ciervo?
- Es... - empiezo por decir, nadie lo sabe, ni siquiera mi mejor amiga. – es, porque puedo ser muy sentimentalista, delicado. Pero ágil, como para escapar de las fauces de los cazadores salvajes.
No dice nada, sólo se limita a mirarme con un brillo en los ojos, me sonríe y me da un casto beso en los labios.
No tenemos ni quince minutos que estamos descansando, cuando escuchamos como aporrean la puerta con fuerza.
Oh-oh.
- ¡Zaaac! – la voz de Clar nos sobresalta.
Nos levantamos muy rápido y nos cambiamos de inmediato. Por lo bajo, le susurro a Jarec que yo abriré la puerta mientras el acomoda la cama.
- Ya voy. – grito.
- ¡Rápido! Riley está en problemas – su voz hace que me entren los nervios.
Salgo del cuarto, ignorando a la chica pelirroja. Fuera, hay un alboroto. Una chica rechoncha esta a horcajadas sobre el cuerpo delgado de mi amiga, y nadie está haciendo nada. Todos parecen divertirse. Empujo a todos los cuerpo que obstruyen mi vista y, con fuerzas levanto a la chica.
Ella para defenderse me suelta una cachetada, y segundos después siento como una mano me agarra del brazo para voltearme y pegarme en la cara.
- Suelta a mi chica, imbécil.
La sangre empieza por emanar de mi nariz. No me da tiempo de levantarme, cuando ya se encuentra encima de mí, para volverme a golpear.
Clarisse se le monta encima y araña la cara. La empuja, haciéndola caer de bruces al césped. Corre hacia mi lugar, pero antes de que llegue, aparece Jarec frente a mí, dándome la espalda para enfrentarse al agresor.
Auch.
La nariz me duele horrible. Escucho como el muchacho que antes me golpeó, pide disculpas y se retira. El hermano de Jarec, levanta del césped a Clar, y otros tipos de mi instituto que toman clases conmigo, se encargan de sacar a la pareja pleitista y borracha.
¡Mala copas!
- ¿Estás bien? – pregunto.
- Sí. ¿Sabes por qué me agredió? – empieza por hablar Riley. Con el pelo enmarañado hecho jirones.
- Dime.
- Según, la muy fofa; que porque yo quería bajarle a su bato – se pasa sus dedos por su pelo güero, desenredándolo. – su maldito viejo, igual de gordo que ella, ¡me pregunto que en dónde estaban los baños! Y por eso la muy perra, llegó sacando sus uñas.
- Entonces no está muy segura de su novio. – empiezo por explicar.
- Además tú eres muy hermosa. – dice Jarec, detrás.
Lo miro de reojo.
- Gracias. – contesta, con seguridad.
Y a mí que me pone tan nervioso.
La fiesta siguió, y no se detuvo por aquel acontecimiento. Yo estaba feliz, pero nervioso. ¿Qué dirán mis amigas después de que se enteren de lo que pasó con Jarec? Ó, mejor dicho ¿qué van a pensar después de saber sobre mi preferencia?
Por ahora no me voy a preocupar, voy a disfrutar de la fiesta y de mis amigos. Voy por un vaso de licor y a un lado, Jarec, con un montón de chicas a su alrededor. Me da muchos celos. Muevo la cabeza negativamente y recojo mi bebida. Paso de largo.
- ¡Hey! ¡Espera!
Me regreso y lo miro directamente a los ojos.
- Ven, quédate conmigo.
- ¿Por qué tendría que hacerte caso? Tenemos un escaso mes de conocernos.
Sonríe divertido.
No es ningún chiste.
- ¿Será porque yo te gusto? – contesta de manera muy coqueta.
- Ja, ja, vamos, no eres la única coca del mundo.
- Pero si tu mejor bebida refrescante. – con sus nudillos, roza mi mentón, haciendo que esa ligera muestra de afecto, me hagan temblar las piernas.
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La fuerza del amor
Teen FictionLo observo detenidamente, es un hombre guapo y delgado, el color de su cabello negro azabache, nariz pequeña y su boca... exquisita, el labio inferior carnoso y de un rojo intenso. Mando callar a mi subconsciente, no seré hipócrita, siempre eh queri...