Capítulo 15.

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Tumbados en la cama, agitados y cansados; me aproxima a su pecho.

Me siento extraño. Ajeno a mí. Me acaricia el pelo y la oreja. Susurra junto a mi oído:

- ¿Qué le vamos hacer si en verdad me gustas?

- Es muy pronto para saber qué es lo que queremos ¿no crees?

- Yo sé lo que quiero.

- Oh.

- Y te quiero a ti, conmigo.

Con miedo, me pego a su cuerpo y empiezo a sentir una extraña sensación por mi estomago. El corazón me late muy deprisa. Quiero besarle, hacerle saber que con él me siento seguro, atraído con una fuerza sobrenatural a su confianza que tanto desprende, abrazarlo.

- ¿Qué significado tiene tu tatto del ciervo?

- Es... - empiezo por decir, nadie lo sabe, ni siquiera mi mejor amiga. – es, porque puedo ser muy sentimentalista, delicado. Pero ágil, como para escapar de las fauces de los cazadores salvajes.

No dice nada, sólo se limita a mirarme con un brillo en los ojos, me sonríe y me da un casto beso en los labios.

No tenemos ni quince minutos que estamos descansando, cuando escuchamos como aporrean la puerta con fuerza.

Oh-oh.

- ¡Zaaac! – la voz de Clar nos sobresalta.

Nos levantamos muy rápido y nos cambiamos de inmediato. Por lo bajo, le susurro a Jarec que yo abriré la puerta mientras el acomoda la cama.

- Ya voy. – grito.

- ¡Rápido! Riley está en problemas – su voz hace que me entren los nervios.

Salgo del cuarto, ignorando a la chica pelirroja. Fuera, hay un alboroto. Una chica rechoncha esta a horcajadas sobre el cuerpo delgado de mi amiga, y nadie está haciendo nada. Todos parecen divertirse. Empujo a todos los cuerpo que obstruyen mi vista y, con fuerzas levanto a la chica.

Ella para defenderse me suelta una cachetada, y segundos después siento como una mano me agarra del brazo para voltearme y pegarme en la cara.

- Suelta a mi chica, imbécil.

La sangre empieza por emanar de mi nariz. No me da tiempo de levantarme, cuando ya se encuentra encima de mí, para volverme a golpear.

Clarisse se le monta encima y araña la cara. La empuja, haciéndola caer de bruces al césped. Corre hacia mi lugar, pero antes de que llegue, aparece Jarec frente a mí, dándome la espalda para enfrentarse al agresor.

Auch.

La nariz me duele horrible. Escucho como el muchacho que antes me golpeó, pide disculpas y se retira. El hermano de Jarec, levanta del césped a Clar, y otros tipos de mi instituto que toman clases conmigo, se encargan de sacar a la pareja pleitista y borracha.

¡Mala copas!

- ¿Estás bien? – pregunto.

- Sí. ¿Sabes por qué me agredió? – empieza por hablar Riley. Con el pelo enmarañado hecho jirones.

- Dime.

- Según, la muy fofa; que porque yo quería bajarle a su bato – se pasa sus dedos por su pelo güero, desenredándolo. – su maldito viejo, igual de gordo que ella, ¡me pregunto que en dónde estaban los baños! Y por eso la muy perra, llegó sacando sus uñas.

- Entonces no está muy segura de su novio. – empiezo por explicar.

- Además tú eres muy hermosa. – dice Jarec, detrás.

Lo miro de reojo.

- Gracias. – contesta, con seguridad.

Y a mí que me pone tan nervioso.



La fiesta siguió, y no se detuvo por aquel acontecimiento. Yo estaba feliz, pero nervioso. ¿Qué dirán mis amigas después de que se enteren de lo que pasó con Jarec? Ó, mejor dicho ¿qué van a pensar después de saber sobre mi preferencia?

Por ahora no me voy a preocupar, voy a disfrutar de la fiesta y de mis amigos. Voy por un vaso de licor y a un lado, Jarec, con un montón de chicas a su alrededor. Me da muchos celos. Muevo la cabeza negativamente y recojo mi bebida. Paso de largo.

- ¡Hey! ¡Espera!

Me regreso y lo miro directamente a los ojos.

- Ven, quédate conmigo.

- ¿Por qué tendría que hacerte caso? Tenemos un escaso mes de conocernos.

Sonríe divertido.

No es ningún chiste.

- ¿Será porque yo te gusto? – contesta de manera muy coqueta.

- Ja, ja, vamos, no eres la única coca del mundo.

- Pero si tu mejor bebida refrescante. – con sus nudillos, roza mi mentón, haciendo que esa ligera muestra de afecto, me hagan temblar las piernas.

La fuerza del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora