Epílogo.

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Hoy, después de un año. Jarec y yo nos iremos de viaje.

- Sabía que lo íbamos a lograr, eso es lo que hace la fuerza del amor.

- No quites la vista de la carretera y conduce con cuidado. – dije.

- ¿Me estas reprendiendo?

- Conduces fatal. – muevo negativamente la cabeza, como signo de frustración.

- Entonces, maneja tú.

Salgo del carro y rodeándolo me aprisiona frente a su cuerpo con mi espalda pegada al auto.

- Gracias. – dice, y tras decir esto, me besa, posando su lengua en mi labio inferior. Con besos lentos, cargados de alegría y cariño.

Muerdo su labio inferior juguetón y él hace lo mismo, lo presiono con mis brazos alrededor de su cintura, sintiendo su fuerte y dura erección, chocando con mi duro pene.

- Te doy gracias a ti, por hacerme saber qué es lo que en realidad quería.

- ¿Y a quién quieres? – pregunta con un mohín de niño.

- Te quiero a ti.

Seguimos besándonos sin vergüenza y con mucho placer, con los carros pasando a nuestro alrededor, pero para mí, el planeta tierra y todo lo demás, había desaparecido. Mi mundo ahora formaba parte de su mundo.

Aunque sé que no todo siempre termina con un final feliz. Habrá complicaciones y más malas rachas por las cuales tendremos que pasar, ó tendré que pasar. Pero... de acuerdo, eso como ya lo dije, vendrá muchísimo después.



La fuerza del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora