Jarec Reed en galería.
Con la respiración agitada, saliendo de mis pulmones, nado lo más rápido posible hacia la superficie. Antes de salir, por mis prisas siento algo enterrándose en la planta de mi pie. No me importa, tengo que alejarme de él, me pone nervioso y no está bien, no sé qué rayos me pasa, yo no soy así.
- Lo siento, en verdad lo siento. – digo con la voz acelerada.
Me tumbo en el césped fuera del agua. Mi pecho sube y baja agitadamente, inhala, exhala; tranquilo, no mataste, ni robaste. No hagas dramas. Sin embargo, no puedo controlarme, mi cabeza va a mil por hora.
¿Qué pendejada acabas de hacer?
Oh por Dios. ¡Besé a un hombre! No debería de hacer tanto drama, nadie nos vio.
- ¿Lo hice muy mal? – Jarec, todavía sin vestirse, su pecho tatuado sube y baja.
Tiene por doquier, algo dibujado en su piel.
Pone sus manos en sus rodillas, y cuando ya se recompone veo un cuerpo bien trabajado, es de complexión delgada, pero definido. (Tanto, como que él si sabe lo qué quiere).
Me disculpo, ya en el suelo, de cara a él. Siempre tiene que pasar algo, veinticuatro horas antes de mi cumpleaños. Me pongo de pie para quedar a su altura, la sangre no deja de emanar, duele.
- Ven, vayamos por unos sándwiches. – posa su brazo sobre mis hombros y nos dirigimos a comer.
Está lleno de sorpresas, trae un botiquín, me limpia la herida de la palma de mi pie y me lo venda un poco.
- En verdad, lo siento, fui yo quien quería besarte. – me sonrojo.
Sentados, disfrutando del delicioso sándwich de Jarec, comenzamos por hablar de nuestros gustos, me pregunta por la escuela, mis amigos, etcétera; prácticamente me pasé la noche hablando. Le conté mi fascinación por los libros, mis programas favoritos y películas.
- Mi libro favorito, hasta ahora, (que es una vil tontería, porque cada qué término un libro se convierte automáticamente en mi favorito) es ladrona de libros de Markus Zusak. – acomodo mis lentes -. Bien, cuéntame tú algo. ¿A qué te dedicas?
- Soy dueño de varias aerolíneas.
- Wow – suelto con exclamación.
Me dedica una larga mirada. ¿Acaso no sabe lo que sus miradas provocan?
Silencio.
- Soy un estúpido, es que... jamás había besado a un hombre. – no dejo que los nervios salgan a flote y continúo -: es raro, porque, siempre he querido besar a un chico, y... hoy que pasó, me desequilibre.
- No te preocupes. Respeto tu sentir, y sé a lo que quieres llegar.
- ¿En serio?
- Sí. Es un proceso largo y difícil. Pero yo comprendo, no estás listo y...
- ¿Y?
- Volviendo a la plática del lago, tú también me gustas. Y no quiero asustarte.
Tiene una arrolladora confianza en sí mismo, cada movimiento que hace es tan elegante, seductor y felino; en este punto, ya sé que es a él a quien tanto anhelaba, a la persona que estaba buscando.
Oh-oh.
La cabeza me da vueltas. Me bebo de un trago el vodka.
- Mañana es mi cumpleaños. – exclamo.
- Haré lo posible por estar ahí, tengo que trabajar.
- Lo entiendo, pero será hasta la noche, puedes llevar a tus amigos, para que no te sientas incomodo.
- De acuerdo. – muerde su sándwich - ¿cuál es la dirección?
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La fuerza del amor
Teen FictionLo observo detenidamente, es un hombre guapo y delgado, el color de su cabello negro azabache, nariz pequeña y su boca... exquisita, el labio inferior carnoso y de un rojo intenso. Mando callar a mi subconsciente, no seré hipócrita, siempre eh queri...