—De ninguna manera irás vestida de esa forma. Eres una diosa, no una santa —advirtió Max, entrando repentinamente en la habitación de Ashley.
La joven rubia no esperaba para nada su aparición, por lo que soltó una maldición al verlo entrar como si nada por la ventana. Le lanzó una mirada molesta mientras intentaba tranquilizar los latidos de su corazón. Después de todo, Max le dijo que pasaría por ella a las diez de la noche, y eran apenas las nueve, por lo que no entendía qué hacía ahí tan temprano. Horas antes el Jedne le había dado por medio de un mensaje las indicaciones exactas de lo que harían, por lo que ya comenzaba a arreglarse lo mejor posible. Estaba nerviosa, muy nerviosa, pero intentaba ocultarlo. Después de todo, no era como si fuese cosa diaria salir a un lugar lleno de demonios.
—¿Qué tiene de malo el atuendo? —cuestionó, dando unos pasos en dirección al espejo de su habitación—. ¿Acaso luzco mal? —añadió, mirando con detenimiento su ropa.
Su vestimenta se basaba en unos pantalones de mezclilla normales, combinados con una blusa roja holgada. Era ropa casual, como para salir... a un centro comercial, no a una discoteca.
—Tú nunca luces mal, Ashley —respondió Max, distraído con un librero que se encontraba en un rincón de la habitación. Carraspeó al darse cuenta de lo que dijo—. Lo digo porque Dylan y yo hemos ido a dar una vuelta por el sitio, y no pasarás desapercibida con esa ropa. Los demonios se visten de forma más provocativa —añadió, inspeccionando los libros.
La rubia se dio la vuelta, notando lo que el ángel hacía. Ladeó la cabeza al notar que Max se encontraba plenamente concentrado en analizar cada parte de su habitación, como si quisiera memorizarla.
—¿Por qué miras todo a tu alrededor como si fuese lo mejor que has visto en tu vida? —preguntó con tono burlesco, el Jedne se encogió de hombros al escuchar su pregunta.
—Supongo que he pasado tanto tiempo observándote desde afuera que es extraño estar de este lado.
—Sonaste como todo un acosador —apuntó la chica, sin saber qué debía decir ante esa extraña situación.
Max sonrió, concordando con las palabras de la joven.
—No puedes negar que no hay mejor acosador que yo —aseguró, poniendo nerviosa a Ashley, la cual decidió dejar a un lado el tema y caminar hacia su ropero, al encontrarse frente a éste, lo abrió.
—¿Cómo se supone que debo ir vestida?
Max caminó hacia ella, colocándose justo detrás. Observó con atención la ropa que tenía ahí guardada. Ashley no se dio cuenta que el ángel estaba justo a sus espaldas, no hasta que él se inclinó para tomar un vestido rojo que estaba colgado en un gancho. Con este movimiento, había tan solo rozado su hombro, lo raro era que con ese simple toque había logrado ponerle la piel de gallina a la chica.
—Creo que este estaría bien —respondió el ángel, sin moverse. Ashley se dio la vuelta, encarándolo.
El rostro de Max se encontraba a escasos centímetros del de la rubia, por lo que ella se tensó ante su cercanía. Era una extraña sensación la que crecía en su pecho, tenerlo tan cerca le facilitó una vista privilegiada del rostro del ángel, lucía realmente apuesto, aunque siempre lucía así, era vez era diferente. Ashley notó una pizca de diversión y malicia en su rostro.
—Ten, te esperaré aquí —dijo el ángel de repente, provocándole un respingo a la chica.
El rostro de ésta quedó rojo por completo al notar que seguramente había estado observando al ángel por varios segundos sin ser consciente del tiempo. Tomó el vestido que Max le ofrecía y caminó en dirección al baño, intentando tranquilizarse.
Era extraño que ella estuviera tan nerviosa por un chico... bastante extraño, pero ella no sospechaba nada... no aún.
Maldición tras maldición salía de los labios de Ashley mientras intentaba subir el cierre de su vestido. Se encontraba en su espalda, por lo que le era imposible cerrarlo correctamente. Suspiró mientras revoleaba los ojos, se miró al espejo, notando que la única solución viable era que Max le ayudara con ese pequeño inconveniente. Era algo cliché que eso le pasara, pero debido al tiempo que tenía en el baño, comenzaba a pensar que ya no le quedaba más, estaban a punto de dar las diez.
Salió del baño, notando que Max se encontraba distraído escribiendo algo en su celular. Se aclaró la garganta, llamando la atención del ángel.
—Necesito ayuda —susurró algo apenada, el Jedne frunció el ceño sin entender a qué se refería, por lo que ella añadió—. No puedo subir el cierre.
Max asintió entendiendo, por lo que guardó su celular en su bolsillo y se acercó a ella. En un par de segundos él hizo lo indicado, subió el cierre sin tocar ni un solo centímetro de Ashley.
—Encontré unos zapatos ideales para el atuendo —presumió Max, caminando hacia la cama.
La rubia siguió con la mirada al ángel, el cual se inclinó y tomó del suelo un par de tacones altos. Eran los más altos que la joven tenía, ella negó con la cabeza negándose a utilizarlos. No podría caminar bien con ellos, no tenía la suficiente practica para usarlos sin caerse o tropezarse cada tres pasos.
—Ni hablar.
—Tendrás que usarlos si quieres ir, linda.
Ashley se cruzó de brazos enfadada, pero, aun así, caminó en dirección a su ángel guardián y los tomó.
—Si me caigo, tú tendrás que atraparme —advirtió, sentándose en la cama.
—Estaré encantado de atraparte todas las veces que caigas.
(...)
Hola :3
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SAVE ME | PAST LIES I
ParanormalLa guerra por el alma de Ashley ha comenzado. Los demonios la encontraron, y la quieren bajo su cargo. Los ángeles saben que la necesitan si quieren ganar la batalla. Pero al final del día, sólo uno la tendrá. ¿Quién se quedará con ella? (...) En fí...