Capítulo 16: "La noche del demonio"

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La tensión en el ambiente entre Max y Ashley era palpable. Max lucía muy concentrado en el camino que se cernía frente a él y la joven parecía enfocada en el paisaje que atravesaban. Ninguno se atrevía a romper el silencio. Para la joven era muy notorio cómo el humor de su ángel guardián cambiaba repentinamente: de un segundo a otro podía volverse juguetón, después serio y, por último, molesto. Era extraño, no entendía cómo su estado de ánimo podía ser tan aleatorio.

En realidad, ella aún no sabía que era la conciencia de Max la que le hacía cambiar de humor...

El Jedne se detuvo de un momento a otro, recordando algo importante. No podía creer lo despistado que fue, pero aun así se dispuso a hablar con Ashley.

—Liam me dio esto para ti... —dijo, entregándole un papel a la joven humana. Ella lo tomó con incertidumbre. Desdobló el pequeño trozo de papel y leyó lo que en éste decía.

No entendía nada, literalmente. Estaba en un idioma raro, era la primera vez que lo veía, estaba segura. No lo reconoció, por lo que miró a Max con el ceño fruncido esperando alguna clase de explicación.

—Es Dilizneo —explicó Max, como si con esas simples palabras ella debiese entender a qué se refería—. Es el idioma que hablan exclusivamente los dioses... deberías poder entenderlo, ustedes nacen con esa habilidad. Inténtalo de nuevo, pero ahora concéntrate.

Ashley asintió sin dejar de sentirse confundida. No entendía cómo era posible poder hablar un idioma desde el momento en el que naces, pero sin saber que éste existe. No tenía sentido, pero últimamente todo lo que le sucedía carecía de este, por lo que hizo exactamente lo que su ángel guardián le pidió. Observó la hoja con detenimiento, estudiando las palabras letra por letra, hasta que pasó. Fue como si de golpe entendiese lo que esas palabras raras significaban, aunque literalmente eso era lo que recién le había ocurrido. La joven humana abrió los ojos con sorpresa al entender por completo lo que la hoja decía:

«Bendecida por los ángeles, maldecida por los demonios. Nadie se dará cuenta de quién soy, no hasta que yo lo decida».

No comprendía por completo a qué se refería el texto, por lo que miró a Max de nuevo, exigiéndole con la mirada una explicación. El ángel sonrió, entendiendo que ella había logrado traducir las palabras en su mente.

—No me mires de esa forma, no tengo ni idea de lo que significa —respondió el Jedne con sinceridad, de un segundo a otro continuó la marcha del auto, dirigiéndose al centro nocturno—. Liam me dijo que con eso los demonios no notarán tu presencia. Irás como mi acompañante... él nos ha hecho unos hechizos para que los demonios crean que tenemos las alas igual que ellos.

—¿A qué te refieres con que iré como tu acompañante?

—Hay humanos involucrados con demonios, Ashley. Por alguna razón sueñan con ser como ellos... así que se meten en asuntos que no son de su incumbencia. Por lo que he escuchado, no terminan muy bien.

Oír hablar de esa forma a Max sobre los demonios hacía que algo dentro de ella se revolviera. Por más veces que lo escuchara, era tan irreal. Soltó un suspiro tratando de controlar los nervios. No quería estar asustada siempre, por lo que tomando una gran bocanada de aire se preparó mentalmente para lo que sea que estaba a punto de ocurrir.

—Llegamos —avisó el ángel guardián, sorprendiendo a la joven.

Había pasado los últimos minutos tratando de mentalizarse en lo que estaba a punto de hacer, que ni cuenta se dio de que habían llegado. Miró alrededor de ella, intentando descubrir en dónde estaban. Max se había detenido en un estacionamiento, otros veinte autos rodeaban al del Jedne, por lo que Ashley supuso que el lugar estaría atiborrado de gente. Miró en dirección del negocio, notando que unas grandes letras iluminaban entre la oscuridad: las palabras «Fall city» estaban escritas en un gran letrero que se iluminaba cada cierto tiempo para después apagarse. Le daba un toque extravagante al lugar, pues la tipografía usada era un tanto extraña. Ashley enfocó su vista a la entrada, en la cual había una larga fila de gente esperando por entrar. L joven se preguntó cómo rayos lograrían hacerlo, pero no dijo nada al respecto.

SAVE ME | PAST LIES IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora