El camino estuvo en silencio durante varios minutos, la ansiedad mataba a Ashley lentamente, estaba tan desesperada por recuperar a su madre, que no se daba cuenta de todo lo que ocurría a su alrededor, se llevó las manos al bolsillo pero su celular no se encontraba ahí, era una manía que tenía desde hacía un tiempo, su celular y otras de sus pertenencias se encontraban en su casa; siempre olvidaba ese detalle e intentaba encontrar su móvil.
Recordó que Max —antes de desaparecer, y volver tan callado— le dijo que las personas del pueblo creían que ella y su madre se encontraban de viaje, ese era el rumor que hizo que se esparciera y al ser un lugar tan pequeño, lo había hecho como la pólvora, yendo de boca en boca hasta que todos lo creyeron.
En cuanto a Carissa, nadie parecía sospechar que se hubiese ido, debido a que ellos pensaban que sus padres eran empresarios, no dudaron en unir sus piezas y creer que simplemente, después de tanto tiempo, ella había decidido acompañarlos en sus viajes.
— ¿James dijo algo que sirviera? —preguntó Ashley rompiendo el silencio que reinaba en el auto, el único sonido que podía percibir era el de sus respiraciones mezclándose en el pequeño espacio.
Dylan la miró por el rabillo del ojo y apartó la mirada inmediatamente, como si tan solo verla le quemara.
—Algo así —respondió sorprendiendo a Ashley, era la primera vez que le respondía en un tono tan frío y cortante. Sus ojos se dirigieron a Max, el cual parecía demasiado absorto en el paisaje como para notar que ella lo miraba—. He oído lo bien que te va en tus clases con Liam y Grace —añadió de repente, provocando que Ashley lo mirara.
La velocidad comenzó a aumentar debido a que Dylan aceleró, él la miró para observarla con detenimiento, apartando los ojos de la carretera frente a él. Como si no le preocupara el hecho de que distraerse pudiera causar problemas.
—Entendí que eres una verdadera buena alumna —prosiguió, brindándole una sonrisa que no parecía como las otras que le dio anteriormente—. Me gustaría haber tenido tu entrenamiento —añadió mirando al frente.
El pulso de Ashley estaba acelerado, comenzó a sentir un frío que le heló cada célula del cuerpo, miró en dirección a la carretera y notó que había un chico en medio de ésta; Dylan siguió su mirada por instinto, notando lo mismo que ella. Con rapidez y astucia pisó los frenos, haciendo que el auto se detuviera, ocasionando que las llantas emitieran un fuerte sonido al derrapar. El chico frente al auto parecía tener una capucha que impedía que vieran su rostro por completo, aunque en la oscuridad se veía alto y fornido, era todo lo que se podía distinguir.
Dylan se tensó y apretó la mandíbula, dejó de verlo para posar su mirada entre los árboles.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Ashley sintiendo el miedo emanar de su cuerpo, escuchó como la puerta trasera se abría y miró detrás; Max estaba bajando del auto. Trató de decirle que no lo hiciera, pero para cuando ella abrió la boca para hablar, él ya se encontraba afuera. Ella se encogió en su asiento, sintiendo como si el espacio donde se encontraban se redujera, cerró los ojos aspirando el aroma tan familiar que albergaba el autor..., el de ella y de su madre, quien en ocasiones solía usar su auto prestado, su cuerpo comenzó a temblar, presentía lo que pasaría por lo que se encontraba asustada
Sólo quería que todo lo que sucedía pasara.
—Mira —respondió él sin verla, los ojos de ella abrieron, obligándose a enfrentarse lo que se avecinaba, miró a Dylan, quien observaba frente a él. Ella siguió la dirección en donde éstos veían. Maldijo en un susurro al percatarse de que se trataba de demonios, justamente lo que ella había temido. Eso se estaba convirtiendo en una maldita costumbre.
—Enciende el auto —susurró al ver que aún se encontraban a unos metros de ellos, tenían oportunidad de escapar—. Dylan conduce. —Insistió al no obtener respuesta del híbrido—, ¡maldita sea conduce ahora! —exclamó sintiendo el miedo recorrer cada centímetro de su cuerpo, lo que decía no parecía surgir ningún efecto, debido a que aún se encontraban estacionados en el mismo lugar. Dylan parecía no reaccionar, puesto que sus ojos seguían fijos en los demonios frente a él, como si con sólo observarlos calculara las probabilidades de una pelea contra ellos.
—No son muchos, Max y yo podremos contra ellos —dijo después de unos segundos, y abrió la puerta —. No salgas del auto —añadió.
— ¡¿Qué mierda haces?! —preguntó Ashley comenzando a entrar en pánico, en definitiva ambos estaban desquiciados—. ¡Dylan! —gritó al verlo bajar y comenzar a caminar hacia los demonios.
Dylan sacó una pluma gris de su bolsillo, como si su confianza radicara en ese simple objeto que se encontraba en sus manos, ésta se convirtió en un par de cuchillos, le habían enseñado a Ashley que servían para ser lanzados a la cabeza de su objetivo.
Eran cuatro demonios, éstos se acercaron a Dylan con la intención de golpearlo, pero él los esquivo con un ágil movimiento, con una elegancia y destreza que heló la sangre de la chica, lanzó un cuchillo a la cabeza de más cercano dando en el blanco, éste enseguida se convirtió en cenizas, comenzó a defenderse con el otro, cortando la carne de los que se acercaban, en un inicio parecía que tenía controlada la situación, en cuanto tuvo la oportunidad hundió el cuchillo en el estómago de un demonio el cual tuvo el mismo destino que el anterior, uno de los que no habían recibido demasiados golpes aprovechó el momento para impactar su codo contra la nuca de Dylan quien cayó al suelo soltando un alarido de dolor.
Max parecía estar ocupado con uno, no había sacado su pluma como Dylan, sino que golpeaba al demonio con los puños.
—Maldita sea —dijo Ashley quitándose el cinturón, no iba a permitir que Dylan muriera ahí, pensó que tenía que ayudarlo, no lo analizó demasiado y bajó del auto casi temblando, cada célula de su cuerpo gritaba que huyera lo más pronto de ahí, pero la necesidad de querer ayudar era más grande que cualquier recordatorio de lo débil e inútil que podía ser en momentos como esos. Caminó hacia ellos sintiendo el miedo que provocaba esa situación. Le lanzó una mirada a Dylan percatándose de que aún no se levantaba. Max ni siquiera le presentaba atención a su amigo.
Desde la distancia comenzó a hacer una especie de señal con las manos, pero de un momento a otro se sintió aturdida, era como si de pronto hubiese olvidado cómo debía moverse y qué palabras debía decir. Se detuvo a media invocación y permaneció de pie con la mirada al frente, la incertidumbre hizo acto de presencia en su cabeza, dándose cuenta de lo que ocurría, de repente un golpe en la cabeza la tomó por sorpresa, provocando que cayera al suelo, a unos metros de Dylan. Pasó una mano por la zona sintió el impacto y la miró encontrándose con un líquido rojo; al instante pensó que se trataba de sangre, miró a Dylan, quien aún yacía inconsciente en el suelo. Mantuvo sus ojos fijos en él, intentando con todas sus fuerzas levantarse y ayudarlo, pero pronto su vista comenzó a nublarse quedando inconsciente en cuestión de segundos.
Lo último que vio, fue el rostro de Max acercándose al suyo, observándola desde arriba, creyó que la ayudaría pero no lo hizo; en su lugar pareció tomarla en brazos y cargarla hasta su auto. Los demás demonios parecían ir detrás de él, tomando a Dylan de los brazos para que los siguieran.
«Así que Max era el traidor... jamás lo imaginé de él», ese fue su último pensamiento, hasta que se dejó envolver en la oscuridad.
(...)
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SAVE ME | PAST LIES I
ParanormalLa guerra por el alma de Ashley ha comenzado. Los demonios la encontraron, y la quieren bajo su cargo. Los ángeles saben que la necesitan si quieren ganar la batalla. Pero al final del día, sólo uno la tendrá. ¿Quién se quedará con ella? (...) En fí...