Capítulo 20: "Ataque sorpresa"

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Ashley.

―¡Basta! ― exclamé, sintiendo como conforme caía mis huesos sonaban, haciéndome creer que se rompieron, aunque era claro que no era así. Grace no podía infringirme un daño demasiado grave.

El día llegó: ella y yo nos encontrábamos apartadas del lugar donde solían entrenar los demás ángeles, según ella, mi entrenamiento se trataba de una clase especial y era un honor poder ayudarme en eso, como todos dijeron al enterarse que su "entrenadora" saldría con la diosa Laín. Me sentí incómoda ala escuchar cómo me llamaban, pero no dije nada..., después de todo, pensé que de esa forma me reconocerían algunas personas. Ellos no querían a la Ashley humana, querían a la Ashley que tenía algo de Laín en su cuerpo.

Los ángeles que se hallaban en la mansión hicieron reverencias en cuando fueron conscientes de mi presencia, los rostros de todos fueron de asombro en cuando me vieron, exclamaciones y cumplidos se hicieron presentes a la hora de la comida, que fue el momento en que Max y Liam me presentaron ante todos. En ese punto habían pasado dos horas desde el inicio de la práctica, para ese momento ya me sabía lo básico sobre algunas técnicas de combate, la postura correcta y movimientos ágiles; después de eso me comunicó que era tiempo de ponerlos en práctica contra ella.

En la mansión se comportó muy cordial dándome la bienvenida, pero al momento de comenzar a entrenar, se convirtió en otra persona, parecía como si no le gustara perder.

Al llegar al lugar donde nos encontrábamos ―el cual era muy parecido al bosque donde solía ir durante las tardes, rodeado de árboles y tierra―; se disculpó ya que según ella, era demasiado estricta con respecto a sus entrenamientos.

Y vaya que era cierto.

―No exageres, levántate y ponte en posición―dijo, levanté un poco la cabeza sintiendo como ese movimiento tan básico me hacía sentir como si se me hubiese partido el cráneo. Miré a Grace y noté que me sonreía sin inmutarse.

Me levanté con un esfuerzo sobrehumano, el dolor comenzó a esparcirse por todo mi cuerpo, situándose con mayor intensidad en mi cabeza, me sentía demasiado fatal, y ni hablar de mi aspecto, mi cabello que hacía unas horas estaba perfectamente en una coleta, estaba esparcido por todo mi rostro, mi ropa tenía algunos agujeros por culpa de mis constantes caídas. Y el sudor que emanaba mi cuerpo, provocaba que la ropa se me pegara al cuerpo, mojándola casi por completo.

―Quisiera descansar. ―Pedí en un susurro, tratando de calmar mi respiración que estaba agitada por completo, el latido de mi corazón retumbaba incluso hasta mis orejas.

Jamás me había imaginado que un entrenamiento se tratara de algo tan exhausto.

―En una verdadera pelea, el enemigo no te dejará descansar. ―Le lancé una mirada de reproche, dándole a entender que realmente quería parar, ella suspiró dándose por vencida―. De acuerdo, pero sólo cinco minutos y continuamos ―accedió, se acercó a mí y tomó asiento a mi lado.

Caminé hacía mi bolso y me senté a un lado de él, saqué agua y la bebí. Mi respiración comenzaba a calmarse cuando Grace habló.

―Repacemos lo aprendido.

Para cuando la miré, ya se encontraba de pie, mirándome,

—Primero: no olvides tu posición. ―Hice lo que ella me indicó unos momentos antes, brazos arriba para evitar golpes en el rostro, pie derecho adelante e izquierdo atrás―. Segundo: nunca pierdas de vista a tu oponente, ten pendiente cada uno de los movimientos que hace ―Sentí un golpe en mi estómago, no tuve que analizarlo mucho para saber que había sido su puño―. Tercero: anticipa los ataques, jamás estés confiada―dijo con una sonrisa en el rostro.

Lanzó golpes, logré esquivar la mayoría, algunos llegaron a darme pero al momento de intentar darme uno la tomé del brazo e hice que cayera al suelo.

― ¡Ajá! Por fin pude derribarte―exclamé victoriosa, aunque mi voz se vio interrumpida por mi agitada respiración.

―La última, pero no menos importante, jamás des por ganada una pelea. ― Jaló mi brazo, e hizo que dé una vuelta en el aire provocando que cayera de espaldas. Sentí un fuerte dolor en la en ésta que me hizo soltar un gemido.

Había lágrimas en mis ojos debido a que era casi insoportable; con sumo cuidado comencé a ponerme de pie, ignorando las punzadas de dolor que atravesaban por completo mi cuerpo.

―¿Cómo es que puedo odiar tanto a una persona?―pregunté de forma sarcástica, dolía demasiado.

—Silencio —dijo interrumpiéndome, abrí la boca para preguntar qué era lo que le sucedía, pero me callé en cuanto noté que su mirada estaba fija entre los árboles.

—¿Qué sucede? —susurré.

—Escuché algo ahí―respondió señalando detrás de mí, me di la vuelta para mirar en esa dirección e intenté agudizar mi oído. Se escuchaban pasos de personas caminando hacia el lugar donde nos encontrábamos, debían ser al menos unos diez aunque se escuchaban un poco lejos.

―Podrían ángeles.

Mi idea no era tonta, según Max eran los únicos que estaban en esa zona.

―Dudo que lo sean, Max les prohibió merodear por donde entrenaríamos ―respondió acercándose a mí, los pasos cada vez se escuchaban más cerca, calculé que se encontraban por lo menos a unos veinte metros de nosotras.

Escuché que maldijo en un susurro, tomó mi mano y me arrastró detrás de un árbol con un tronco lo suficientemente ancho para que ambas nos escondiéramos, se recargó en éste mientras que de su boca no dejaban de salir maldiciones, no entendía por completo lo que sucedía, me negaba a creer que se habían infiltrado demonios en el lugar.

—Creo que son demonios, ¿no sientes el frío repentino? —preguntó haciéndome consiente de éste.

No me percaté del cambio brusco de temperatura antes de que lo mencionara, pero ahora que tenía esa idea, pude notar que era verdad, el frío comenzaba a llegar a mi cuerpo de manera rápida, mi mano comenzó a temblar al darme cuenta de que tenía razón. El corazón se me aceleró ante la idea de que esos seres se encontraran detrás del tronco, a la espera de nosotras.

Yo era estúpida, no estaba lo suficiente preparada como para una batalla.

—Espero que hayas aprendido rápido, no olvides nada; si puedes luchar hazlo, y si no, corre hacia la mansión; pide ayuda —dijo saliendo de nuestro escondite improvisado, dejándome sola.

(...)

Espero que les haya gustado, si fue así no olviden votar y comentar lo que les está pareciendo la novela :3

Hay alguien malo en la mansión; ¿quién creen que sea? jhahah no tienen ni idea (a menos que estén releyendo... en este caso ya saben, pero shhh xd)

 en este caso ya saben, pero shhh xd)

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