Capítulo 50

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El viento y la lluvia llegaban al rostro de Ashley humedeciéndolo por completo, la chica tenía que entrecerrar los ojos para evitar que el agua llegara a ellos. Y ni hablar de Max, no quería demostrarlo pero los días encerrado con Dylan afectaron, por supuesto Liam lo ayudó con un par de hechizos pero no fue suficiente; volar era en sí difícil, pero con el clima empeorando a cada segundo que pasaba era aún peor.

La respiración del ángel ya se había vuelto agitada, dándole paso a leves jadeos que daba por cada metro que se alejaban de la mansión.

Ashley se encontraba asustada, estaba aferrada al cuerpo de Max, literalmente su vida dependía de él y su vuelo; jamás se imaginó algo así en su vida.

La lluvia comenzó a ser acompañada de relámpagos, los cuales hacían lucir el cielo tenebroso, Max siguió volando lo más que pudo, pero pronto comenzó a sentirse cansado, Ashley se percató de eso y lo miró.

—Puedes parar, estamos lo suficiente lejos de la mansión, aterricemos, podemos seguir a pie —susurró.

El ángel asintió comenzando a bajar para llegar a la tierra, al tocar el suelo soltó a la chica y la apartó de él; estaba cansado, pero no decía nada, sino que intentaba ignorar la sensación que atravesaba su cuerpo.

Colocó sus manos sobre sus rodillas e intentó regular su respiración; Ashley se acercó a él y le tocó la espalda.

— ¿Puedes seguir a pie? —preguntó, él se incorporó y asintió poco convencido.

—Claro, se supone que debo cuidarte —respondió caminando hacia ella, tomó su mano y comenzaron a caminar entre los enormes árboles que se encontraban ahí.

Todo ese lugar era algo parecido a un bosque, lleno de vegetación. La tierra estaba mojada, y la lluvia no dejaba de caer, provocando que Ashley y Max comenzaran a temblar cuando quedaron empapados por completo, sus ropas ya se encontraban húmedas por en su totalidad.

Caminaron por los grandes árboles durante varios minutos, hasta que un ruido detrás de ellos llamó su atención, provocando que ambos miraran en esa dirección.

Era Dylan quien caminaba hacia ellos con otros tres demonios, tenía una sonrisa en el rostro que reflejaba una felicidad enorme.

—Pero que lindos se ven juntos, parecen una parejita bellísima huyendo bajo la lluvia, supongo que en otra situación hubiese sido romántico, ¿no lo crees Max? —Comentó dando grandes zancadas para llegar a ambos.

Max tomó a Ashley de la mano y la colocó detrás de él, en un gesto protector.

— ¿Qué quieres Dylan? ¿Acaso no has tenido lo suficiente? —respondió el ángel, Ashley los miraba de manera atenta.

La tensión en el cuerpo de Max delataba que le escondía algo, y ella quería saber de qué se trataba ese secreto nuevo.

— ¿Acaso le has dicho lo que pasó hace unos cuatrocientos años? —preguntó Dylan, ignorando por completo la pregunta del pelinegro; el agarre que ejercía la mano del pelinegro fue disminuyendo, como si de repente hubiese olvidado que la tenía tomada.

—Cállate, no se trata de eso.

— ¿De qué habla? —preguntó Ashley, hablando por primera vez.

La mirada del híbrido recayó en ella, mirándola con diversión. Sus ojos brillaban, al igual que todos, su ropa negra se encontraba empapada y el cabello le caía por la frente.

Sus mejillas estaban sonrojadas.

—Digamos que Max tuvo una aventura con Laín que no terminó tan bien hace unos años, eran algo como en secreto, ya sabes, un ser superior con uno como él no se vería tan bien ante los demás dioses —respondió, haciendo que ella soltara por completo la mano de Max.

— ¿Qué? —preguntó la chica, dando un paso hacia atrás.

—Max te ha estado mintiendo...

—Dije que te callaras. —Interrumpió éste.

—Vamos, digámosle la verdad —continuó Dylan, Ashley no entendía mucho, por lo que miró a Max en busca de respuestas—. Bueno, veo que tú no le hablarás así que déjame que yo le cuente. —Dio un paso hacia nosotros y sonrió—. Quítense. —Ordenó al par de demonios que estaban delante de él. Ellos obedecieron al instante y continuó hablando—. ¿No notas algo diferente respecto a tus emociones? ¿Cómo si de pronto necesitaras a Max de otra forma? —Comenzó, la chica abrió los labios sin poder evitarlo; era lo que le sucedió el día en que se acostaron.

— ¡Cállate! —gritó Max, interrumpiendo al híbrido, pero éste sólo sonrió con diversión.

— ¿Tienes miedo de que le diga le haga perder la confianza? —preguntó en su dirección, después de dirigió a Ashley y añadió —. Él no te ama y tal vez nunca lo haga, sólo tiene ojos para Laín. Estoy casi seguro de que se metió en tu mente para hacerte sentir cosas y así les fuese más fácil llevarte al cielo y a al mismo tiempo, tenerte en sus brazos; o bueno, a Laín que es prácticamente lo mismo.

Ahora todo estaba claro; la atracción que sentía Max sobre ella no sólo se trataba de su persona, sino de lo que era más allá de su cuerpo, de su alma. Pensaba que tal vez el ángel sólo la veía como otra oportunidad para tener con Laín.

Las náuseas llegaron a su sistema haciendo que el estómago se le revolviera.

Sólo fue usada por el chico.

—No lo escuches —dijo Max intentando tomar su mano de nuevo, pero ella se alejó de él.

— ¿Entonces no es verdad? —preguntó, en el fondo deseaba escuchar que era mentira, que Max no la había utilizado hacía apenas unas noches, pero la respuesta que obtuvo no era la que esperaba.

—Sí tuve algo con Laín... pero no fue por eso que. —El sonido de la mano de Ashley impactar la mejilla del chico provocó que se detuviera en medio de su explicación, la respiración de ella era rápida, las ganas de llorar se hicieron presentes.

Una carcajada por parte de Dylan llamó la atención de ambos.

—No estamos aquí para hablar de los problemas como pareja que tienen, sino de lo que quiero. Y lo que quiero y necesito, es a ella.

SAVE ME | PAST LIES IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora