Capítulo 31

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—¡¿Qué le hiciste?! —Exclamó Ashley mirando el cuerpo de su madre, parecía estar inconsciente, se encontraba rodeada de una especie de cúpula transparente. Con el corazón hecho trizas caminó hacia ella y trató de tocarla, sin embargo la cúpula que la rodeaba se lo impidió. Lo golpeó en repetidas ocasiones tratando de romperlo, necesitaba a su madre, quería volver a tocarla y hablarle, pero no podía quebrar en miles de pedazos el imponente pedazo de cristal que la rodeaba, por más que anhelara hacerlo, algo lo impedía.

Había sido llevaba a otra habitación en la cual, lo único que se encontraba ahí era el cuerpo de su madre.

Un sollozo escapó de sus labios cayendo frente a su ella, se sentía demasiado impotente, las invocaciones que ella conocía parecían haber desaparecido de su cabeza, por más que trataba de recordarlas no lograba ponerlas en acción e incluso, su pronunciación en griego se veía dificultosa.

— ¡Oh, vamos! Tuve demasiada clemencia en dejarte verla antes de que mueras y así me lo agradeces —respondió Dylan sentándose en el suelo.

—¿Qué le harás si me asesinas? —preguntó Ashley comenzando a temblar, la sola idea de morir le asustaba, pero que su madre también lo hiciera después de todo lo que ella soportó le provocaba náuseas.

—Puedo ser un maldito, pero tengo palabra —respondió Dylan sonriendo—. Volverá con los demás humanos en cuanto tenga lo que quiero, le dolerá cuando nadie te encuentre pero por lo menos continuará con vida, ¿eso es lo que querías saber? —Ashley asintió sintiendo de golpe lo que esas palabras significaban, no sólo para ella, sino también para su madre.

Elizabeth no tenía más familia que su hija; al tenerla haberse embarazado demasiado joven fue echada de su casa y sus abuelos jamás mantuvieron el contacto con ellas por lo que ninguna sabía dónde estaban, ni siquiera tenían conocimiento de si aún se encontraban vivos. El padre de Ashley fue el único apoyo que tenía, hasta que murió y quedó sola con su hija.

—¿Dónde está Max? —susurró, de manera inconsciente el sudor comenzó a emanar de su cuerpo, dejándola empapada en breves segundos. Se colocó de pie y dio la vuelta para observar a Dylan.

—Está esperándonos en la ceremonia, primero quiero que te vea morir... ¿sabes? Él ha creado una especie de sentimiento hacia ti, aunque no sé si sea una actuación; él también tiene planes, que aunque son buenos, podrían lastimarte —dijo el híbrido, Ashley ignoró lo que había dicho, creía que eran inventos de él para ponerla en contra de su ángel guardián—. Nunca ha sabido sabe confiar en las personas correctas —prosiguió caminando por la habitación.

En la esquina de ésta, Scott los observaba con el ceño fruncido.

—Basta de eso —dijo el demonio caminado hacía él, miró a la chica y su mirada se suavizó, no le gustaba del todo hacer todas esas cosas, pero tampoco le disgustaba, era una sensación extraña, algo raro que tenía en sus genes—. Tranquila —dijo en su dirección —. Solo está en una especie de trance, no está muerta —Ashley miró a ambos y escupió hacia ellos, furia mezclada con tristeza comenzaba a hacerse presente en su sistema.

—Juro que cuando me libere, los asesinaré a ambos con mis propias manos.

— ¿Y cómo escaparás? —Interrumpió Dylan con una sonrisa—. ¿Con ayuda de tus amigos?—Ashley sintió que algo golpeó en su pecho al escuchar eso.

Ellos iban a ir por ella, estaba segura de eso, pero no sabía si podrían llegar a tiempo ni mucho menos si lo lograrían, ahora eso no sólo incumbía a su madre, Max y a ella; sino a los demás. Se sintió culpable al poner todas esas vidas en riesgo, deseó que Liam y los que iban con él jamás hubiesen llegado, si pasaba algo y Dylan seguía teniendo en su poder a su madre; él podría hacerle lo que quisiese.

Tan sólo con pensarlo se le aceleró el pulso.

— ¿Que les hiciste? —preguntó agitada, su respiración se había tornado pesada.

— ¿Yo? Nada —respondió él cínicamente—. Pero Lucifer tal vez sí —añadió dirigiéndose a la puerta, salió de la habitación y cerró detrás de él.

Scott le dio una última mirada a la chica, ella se encontraba en el suelo; lágrimas habían comenzado a caer por sus mejillas, Ashley se llevó las manos al pecho, sintiéndose rota e inútil. El demonio tomó una bocanada de aire e ignoró la sensación de lástima que le cruzó por el corazón y decidió caminar en la misma dirección en la cual Dylan se fue, saliendo de la habitación.

— ¿Lo conseguiste? —preguntó el híbrido al momento de verlo, Scott asintió.

—Lo que pediste no es muy difícil de conseguir, ya sabes, estamos en el infierno —respondió caminando hacía un pasillo estrecho, Dylan lo siguió. Continuaron caminando unos metros y entraron a una especie de cueva donde todo estaba oscuro.

—Perfecto —susurró, con un chasquido hizo que se encendiera fuego a varios metros de él, éste formó una estrella con un círculo alrededor.

A unos metros de ambos se encontraba Max inconsciente, sus alas se veían con poco brillo, siendo algo raro en los ángeles; todo el lado angelical se encontraba en ellas, por lo que al carecer de brillo indicaba que se encontraba realmente mal.

—¿Es hora? —preguntó el príncipe del infierno en dirección a Dylan, éste tenía los ojos cerrados.

—Haz que traigan a Ashley —respondió y de repente, una sonrisa apareció en su rostro, siniestra y calculadora.

SAVE ME | PAST LIES IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora