Capítulo 47

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Al día siguiente James y otros nueve ángeles caídos se encontraron con Grace y Carissa en la parte delantera del palacio en el cual se alojaron para descansar una noche antes, ambas chicas compartieron una habitación, no podían evitar sentirse inseguras en un lugar que no conocían lo suficiente, no sabían lo que el chico hizo, pero tal y como dijo, un portal hacia la casa de entrenamiento abrió esa mañana, dándoles la sorpresa de consiguió hacerlo.

No quiso decirles la manera en que lo logró, él se lo había guardado como si fuera un secreto muy preciado.

Para esos instantes ya se encontraban del otro lado del portal, frente a la casa de entrenamiento; Liam, Max y Ashley se encontraban dentro de ésta, esperando impacientes a los chicos que llegaran.

En realidad, James se comunicó por medio de la mente con el dios, hablándole de la situación que sucedió en Ándem y del acuerdo al que las chicas llegaron con él. Liam no se sorprendió cuando escuchó que a voz de James apareció de la nada en su cabeza, por supuesto, lo tomó algo desprevenido, pero conocía las cosas que podía hacer.

—Ya casi ni recordaba este lugar, fue hace cuatro siglos que no se me permite venir aquí, parece que han remodelado. —Bromeó James observando con detenimiento la imponente mansión, Grace bufó.

Caminó hacia la puerta, provocando que los demás la siguieran.

—Adelante — dijo intentando ignorar su comentario, y abrió.

Entraron, caminaron a la sala donde se reunían y ésta al instante se llenó de ángeles caídos. James llevó la misma cantidad de hombres y mujeres, para que fuese justo, por supuesto su hermana estaba ahí, la multitud pidió que llevaran a los más fuertes y jóvenes, pues tenían más posibilidades de ganar una batalla.

—¿Quiénes son ellos? —preguntó Max con los brazos cruzados, se encontraba a un lado de Ashley—. Creí que solo James vendría.

—Hicimos un trato, él nos dará información a cambio de que dejáramos que algunos de sus amigos vinieran.

—Exacto, no sabíamos que tú ya conocías de nuestros acuerdos—respondió Carissa en dirección de Liam, él se encogió de hombros.

No quería parecer nervioso, pero lo estaba, pensar en la reacción de su padre cuando viera a James con ellos lo mataba de nervios, pues, tomó una decisión sin su permiso. Sólo esperaba que Laab lo comprendiera y no se molestara; aunque sabía que sí lo haría, le costó mucho desterrar al chico después de lo que hizo, teniendo a Laín en contra de sus decisiones.

— ¿Cuál es tu nombre? —preguntó Max, interrumpiendo los pensamientos de Liam.

Se encontraba al lado de Ashley, pero al notar que James le dirigía la mirada, se acercó al separándose de su protegida, se acercó al ángel caído.

—Ya lo sabes, Max —dijo revoleando los ojos—, ella es mi hermana Soul y los demás son habitantes Ándem —respondió colocándose delante de los demás.

Las personas que fueron con él eran cinco mujeres y cuatro hombres, su hermana entre ellas. Su nombre era Soul, fue desterrada por poseer una avaricia extrema, siempre deseó más de lo que tenía y ese fue su castigo, sus alas teñidas de negro, como cualquier ángel caído y el destierro del cielo.

Fue lanzada a la Tierra unos cuantos años antes que James, por lo que vivió unos cuantos años con los humanos, viendo de lo que eran capaces.

Sentía cierta envidia de ellos, ya que a pesar de hacer cosas más horribles que lo que ella había hecho, siempre tenían oportunidades para enmendar sus errores, reencarnando una y otra vez hasta alcanzar la perfección. A menos que hubiesen muerto en manos de los demonios, en ese caso ellos robaban sus almas y las llevaban al infierno, condenándolos ahí.

Y a pesar de todas las horrorosas cosas que hacían, eran perdonados. No importaba que fuera lo que hicieran, podían volver a la vida, muchos no apreciaban el perdón que se les daba y Soul odiaba que no lo aprovecharan.

La sala se convirtió en una especie de división entre dos grupos; de un lado se colocaron Max, Carissa, Aarón, Liam, Ashley, Elizabeth y Grace y del otro James junto con los compañeros que decidió llevar; los demás residentes de la casa tuvieron órdenes de mantenerse en sus habitaciones hasta que todo lo que sucedía abajo terminara.

A simple vista parecían de bandos diferentes, ángeles caídos y ángeles del otro.

—Yo soy Ashley —dijo la rubia separándose de los demás; parecía haber notado la tensión que emanaban los cuerpos de los presentes, algunos comenzaron a mirar la casa; en sus ojos se hallaba un brillo, como si no pudiesen creer el lugar en el que se encontraban y quisieran grabárselo en la memoria.

No los culpaba, para una persona, si viese el tamaño de la mansión y los adornos de ésta, quedaría maravillado con la majestuosidad con la que lucía.

Decidió acercarse a James, pero Max pareció no estar de acuerdo con su acto pues se colocó delante de ella.

—Ashley, aléjate, no sabes si son de confianza — susurró inclinándose levemente, cerca del oído de la chica, ella revoleó los ojos.

—Vamos Max, si están aquí es porque quieren ayudarnos —respondió—Además, gracias a Grace y a Liam me se defender — añadió intentando sonar convencida de eso.

En realidad, era verdad; los entrenamientos le ayudaron mucho, sobre todo los que tuvo con el último, eran los poderes lo que le hacía sentir más tranquila, aunque en cualquiera de los casos, sabía defenderse con ambos.

—Usted debe ser la reencarnación de Laín, la damisela en apuros —dijo James, ganándose una mirada fulminante por parte de Ashley.

—No soy una damisela en apuros. —Corrigió.

—No recuerdo que Laín fuera así —dijo en un susurro y luego se dirigió a los demás—. Pareces más decidida, incluso podrías ser mejor—añadió con una sonrisa.

Eso pareció suavizar la mirada de la chica.

—Como sea —dijo Max sin alejarse de ella—. Instálense en la planta alta, Aarón los dejara en sus habitaciones correspondientes —añadió.

James río por lo bajo, se acercó un poco más a la rubia y se inclinó para llegar a su oído.

—Parece que alguien está celoso —susurró lanzándole una mirada al pelinegro, sonrió con cinismo y después de eso se separó de la chica, hizo una señal a sus amigos para que lo siguieran y se dirigió a las escaleras.

Su comentario hizo que Ashley frunciera el ceño, no creía que Max pudiera estar celoso.

Llevó sus ojos en dirección a éste y notó que él mantenía su mirada en James mientras subía las escaleras, su ceño se encontraba fruncido y los brazos los mantenía cruzados. Suspiró dejando de verlo.

Después de todo, tal vez James no estuviesetan equivocado.    

SAVE ME | PAST LIES IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora