Asistir a la escuela era lo último que Ashley quería hacer al día siguiente, no tenía caso hacerlo sabiendo lo que le deparaba el destino, inmediatamente pensó en la muerte; ese momento en el que todo ser humano teme que llegue porque admitámoslo, la muerte nos causa temor aunque digamos lo contrario, tememos terminar nuestro recorrido en este mundo sin haber hecho las cosas que queríamos, sin lograr nuestros objetivos.
Ellas tenía muchos en ese momento, planeaba hacer demasiadas cosas al crecer y ser mayor, pero todos sus sueños se vieron destruidos a causa de lo que estaba ocurriendo.
Miró la habitación en la cual me dejaron, observando a su lado encontrándose con una lugar vacío; Max se había ido. Se levantó de la cama sintiéndose pesada, la carga que llevaba sobre sus hombros era tan grande que incluso le hacía sentir fatigada. Miró la habitación reconociéndola a los pocos segundos; estaba en la recámara de invitados de la casa de Carissa, pocas veces estuvo en ella. Las paredes eran blancas con algunos cuadros pegados en la pared, una pequeña lámpara se encontraba al lado de la cama, justo encima de la mesa de noche.
Respiró profundamente tratando de calmar sus pensamientos, permanecer histérica o alterada no podía ser bueno para hacer lo que Scott le pidió, los demás lo notarían y le preguntarían qué era lo que ocurría y a falta de respuestas, insistirían hasta sacarle información.
Notó que la mochila que decidió llevar meses antes —antes de que todo ese lío ocurriera— se encontraba en la habitación, por lo que decidió que tal vez era buena idea darse una ducha para disipar algo de la preocupación que le acarreaba en esos momentos.
Se acercó a ella y la tomó, sacó la ropa de ahí y caminó hacia el baño, cerrando la puerta detrás de ella. Lo que quería era un momento de paz, aunque no lo logró.
Durante el tiempo que duró su ducha lo único que cruzaba su mente era su madre: en lo que estarían haciéndole y en lo asustada que debía estar, sola... en medio de todos los demonios. Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos sin que pudiese controlarlo, eso era totalmente enfermizo y malo, no podía estar llorando cada vez que algo malo pasaba.
Pero no podía evitarlo, sólo quería dejar ir todo el dolor y la molestia que se encontraba en todo su cuerpo y si llorar lo permitía, lo haría.
Cerró la llave dándose cuenta de que había sido en vano mi intento de tranquilizarse, hizo lo contrario.
Salió de la ducha cubriendo su cuerpo con una toalla que se encontraba en el baño, se acercó al espejo mirando su reflejo en él: sus ojos se encontraban rojos a causa del llanto, debajo de éstos se encontraban unas enormes ojeras que eran a causa de no haber dormido bien una noche antes.
Tomó un trozo de papel y limpié las nuevas lágrimas que comenzaban a recorrer su mejillas; llorar no le servía de nada, ella sabía que debía actuar si quería que su madre saliera bien librada de eso.
Con algo de convicción logró calmarme; sólo debía hacer las cosas bien, conseguir lo que Scott quería y con suerte, también lograría estar bien, si podía hacer lo que él dijo significaba que al igual que él, tenía poder, tal vez más.
«Que el miedo no nuble tu juicio, intenta pensar con claridad» dijo mentalmente.
Si él podía hacer eso siendo un demonio, tal vez ella podía hacer aún más. Por su cabeza cruzó sobre las jerarquías de los ángeles, pero casi no sobre la de los demonios, cosa que era sospechosa. ¿Qué era lo que realmente podían hacer los demonios?
Ashley se pasó las manos por el rostro pensando de qué forma podría obtener respuestas, lo que dijo se hizo presente en su mente, tenía conocimiento de que había un traidor pero no tenía idea de quién se trataba.
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SAVE ME | PAST LIES I
ParanormalLa guerra por el alma de Ashley ha comenzado. Los demonios la encontraron, y la quieren bajo su cargo. Los ángeles saben que la necesitan si quieren ganar la batalla. Pero al final del día, sólo uno la tendrá. ¿Quién se quedará con ella? (...) En fí...