Ella era hermosa. Me había dado cuenta de ello una tarde muy soleada de principios de curso, el día del Concierto de Apertura.
El Concierto de Apertura se basaba en un capricho de la profesora de Música, que creía que algunos de nosotros podríamos llegar a ser grandes músicos y daba por sentado que hacer ese tipo de actividades, donde podías invitar a tus amigos, familiares, vecinos, o tus mascotas incluso, era la mejor manera de "abrir nuestro espíritu musical." Tonterías.
Para lo único que servían esos conciertos y esas estúpidas actividades era para humillarte frente a todo el mundo para que luego tus mejores amigos te sacaran fotos y las publicaran en Facebook, quitándote así la poca dignidad que te quedaba.
Pero ese concierto no fue en vano. Claro que yo estaba la mar de aburrido y, como mi celular no era muy adelantado que digamos, no tenía nada con qué entretenerme.
Me disponía a aplaudir de vez en cuando y a burlarme interiormente de los que cantaban o tocaban mal.
Marina, mi mejor amiga que conocía desde hacía ya casi ocho años, no había asistido, porque debía acompañar a su abuela al centro para que le comprara el uniforme a su hermano pequeño, Luis. Por lo tanto, aquella tarde se me antojaba demasiado larga.
Me encontraba mirando por la ventana de aquella enorme y espaciosa sala, cuando una melodía dulce que me parecía familiar comenzó a sonar. Miré hacia el lugar de donde provenía la música y ahí, en ese preciso instante, fue cuando la vi.
No debía medir más de un metro sesenta y siete, pero llevaba unos zapatos con un pequeño tacón que la elevaban unos cinco centímetros. Era rubia, un rubio muy brillante, que contrastaba con su pálida piel. Sus labios eran algo carnosos, y resaltaban gracias al labial rosa. Lucía un vestido rojo, que terminaba un poco antes de las rodillas, y sus zapatos eran negros como el carbón. La luz daba brillo a sus ojos, de color miel, y lo primero que pude pensar fue que era perfecta y que debía conocerla.
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Única
Fiksi Umum« -¿Qué sabes de mí?-me animé a preguntar, cuando ya había terminado de organizar mis cosas. [...] -Oh, Luisa, te sorprendería saber un montón de cosas sobre tu existencia que aún no sabes, pero para averiguarlos debes luchar. ¿Luchar? Es...