Capítulo Tercero (Val)

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Todos los días pensaba en ella. Pensaba en lo hermosa que era, en su cabello rubio que era brillante como el sol, en lo preciosa que era su boca, en lo ricos que debían de ser sus besos.

Lamentablemente, no poseía mucha información sobre ella. Lo único que sabía era que, según todos mis amigos era "la que estaba más buena de todo el instituto con Marina", y que cantaba como los dioses. No sabía en qué curso estaba, puesto que no estaba en el mío y Marina no me había conseguido más información que la que ya sabía. Marina estaba un curso por debajo del mío, por lo que supuse que la conocería.

Me resultaba imposible introducirme en su mente, saber cada detalle de su vida...
No era justo. Se suponía que mis poderes podrían resolver siempre mis problemas.

Siempre fui consciente que no era humano. Desde que tengo uso de la memoria, nunca me sentí a gusto con los humanos. Sabía que yo era demasiado perfecto para formar parte de ellos.

Cuando mi padre me confesó que en realidad yo era un fantasma, le creí al instante. Sabía que no había lastimado a esa niña por gusto.
Además, siempre me había resultado extraña la historia de la muerte de mi madre. ¡Si nací en una clínica! ¿Cómo coños no iba a estar consciente el médico de que algo andaba mal? Era imposible hoy en día.
Tampoco me agradó nunca el hecho de que un espíritu fuese un fantasma, o sea, era imposible aquello. Los fantasmas nacemos fantasmas. Y que se jodan los demás.

Deben de pensar que estoy loco. Y no les echo la culpa, probablemente lo esté. Pero, créanme, lo que os estoy diciendo es verdad.

Un fantasma es el resultado de la mezcla de un Xior con un ser humano.
Los Xior son criaturas invisibles para el ojo humano, pero que poseen un poder que les permite reproducirse con ellos (los humanos).
Ese poder se trata de que, por arte de magia superior o yo qué sé, los Xior toman la forma del/ de la chico/a de los sueños del humano al que escogen. Luego de seducirlos, y por fin haberse acostado, los abandonan o toman el papel de padre o madre, dependiendo del género del Xior (porque tienen género, olvidé mencionarlo).

De todas formas, los Xior que toman el papel fraternal, tienen que matar a sus hijos en determinado momento de sus vidas.
Por eso fue que mi madre, como buena madre, se sacrificó porque no quería matarme. Le dolería mucho mi pérdida, me contó mi padre.

Nuestros poderes (de los fantasmas) eran varios: podíamos volvernos invisibles sólo de imaginarnos de ese modo, podíamos atravesar paredes, podíamos introducirnos en la mente de alguien para saber cosas de su vida y, lo más importante, podíamos dominar a alguien mentalmente.

Pero éste lo podían utilizar sólo los fantasmas más poderosos, de los cuales yo no formaba parte.
A veces pensaba que la vida no había sido justa conmigo. Probablemente todo hubiera sido más fácil si mi padre no fuese verdulero.
Como ya dije, era dueño de una de las pocas verdulerías de Aracia, puesto que le gustaba "brindarle a los más necesitados una vida digna por medio de los vegetales". Repito, puras tonterías.

Creo que únicamente decidió ser verdulero porque no pudo aprobar la carrera de Agronomía. Pero éstas son teorías mías. Capaz que mi padre decidió ser lo que es porque no tuvo otra opción. Pero, eso, amigos míos, nunca lo sabremos.
Yo me encargaba de entregar los pedidos (porque teníamos "delivery", éramos todo unos negociantes) y de ordenar las cajas por frutas o verduras, precios y colores (literalmente, mi padre era muy insistente en cuanto a esos temas).

Por suerte, mis amigos eran de alta sociedad y jamás de los jamases se les ocurriría ir a la verdulería de mi padre. Ellos eran del tipo de gente que podía permitirse comprar todo en el "súper". Ricos.

Se preguntarán por qué diablos me hice amigo de gente que no tenía nada que ver conmigo. Y aquí, amigos míos, debéis prestar atención, porque lo que va a salir de mi boca no os va a gustar.
Los frecuentaba por el simple hecho de destacar. No es fácil la vida para alguien que no tiene madre y cuyo padre es de los que fían a gente pobre el precio de unos tomates.

Además, no eran mala gente, a decir verdad. Los "populares" de mi curso, es decir, mis amigos, aceptaban a quienquiera que quisiese estar con ellos, si el resto no estaba con ellos era porque no quería.
Empecé a frecuentarlos cuando tenía como diez años. En ese entonces, hacía bastante que conocía a Marina.

Marina al principio se alejaba de ellos, pero un día decidió empezar a frecuentarlos y comenzó a ser más respetada por los demás. Por suerte, en poco tiempo se hizo amiga de las Mellis, Tori y Mica, dos de las chicas más populares de nuestra secundaria.

Por todo el panorama que os estoy pintando pensarán que la "Secundaria y Primaria de Aracia" es privada, pero se están equivocando. Es más, es de las escuelas, bueno, en mi caso, secundarias, más públicas de la ciudad.
Digo "más públicas" porque asiste todo tipo de gente, hasta incluso hay algún que otro hurgador de basura que asiste a mi colegio.
Hay mucha gente de clase alta que asiste a mi secundaria por el alto nivel académico con el que cuenta. Podrán imaginarse que yo voy ahí porque mi padre no está en condiciones de pagarme un colegio privado.

Además de todo lo que ya os he dicho, voy a agregar el hecho de que mi padre y yo vivimos en un apartamento de "mala muerte" encima de la verdulería.
Es más pequeño que el apartamento más pequeño del mundo. Bueno, estoy exagerando, pero con la cantidad de muebles y cajas que tenemos el espacio libre que nos queda es mínimo. Además, la luz eléctrica no se caracteriza por ser la mejor, por lo que estamos a semi oscuras todo el tiempo. Mierda.

Lo bueno es que podía tener mi cuarto propio. Algo es algo, como quien dice. Y, comparándonos con otra gente, vivíamos muy bien, a decir verdad.

Como les iba contando, mis amigos eran los más conocidos del colegio. Eso significa que mi vida era pura fiesta y nada de estudio. Mi padre tenía sys opiniones respecto a eso, pero mejor no hablar de aquello.

Aunque me pasaba yendo de una fiesta a otra, yo sí estudiaba. Y estudiaba más de lo que debería haber estudiado en algunas materias...

Pero, a pesar de que yo formase parte del grupo más admirado y respetado del colegio y que pasase de fiesta en fiesta, esa chica no me daba ni la hora.

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