Capítulo 19: El perdón

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Álvaro abrió la puerta. Sofía estaba temblando como una hoja.

-¿Dónde estás?

Sofía salió de detrás de la mampara, preparada para enfrentarse al mayor enfado conocido.

Álvaro se sorprendió al ver que había estado llorando. Se acercó a ella y le quitó una lágrima de su mejilla. Gesto muy tierno si no estuviera enfadado.

-Álvaro... Juro que ha sido un accidente.

-¿En serio? Cuando cogiste mi coche, ¿fue un accidente?

-No, pero...

-¡Ni peros ni nada, Sofía! ¡Sabes qué me costó mucho conseguirlo y lo cuido! ¿Por qué lo cogiste?

-Es que... David quería enseñarme a conducir -fue lo peor que pudo haberle dicho.

-¿Qué? -se puso pálido-. ¿No sabes conducir?

-Bueno... saber, sé, pero no me he sacado el carnet.

-Es decir, ¡no sólo cogiste mi coche sin permiso, sino que además no puedes conducir porque no tienes el carnet!

-Álvaro, te juro que yo no quería... David quiso enseñarme.

-¡Pero lo hiciste!

Sofía estaba llorando. Sabía lo mal que lo había hecho, pero tanto recriminar...

Álvaro la observó. Lloraba a lágrima viva, no le importaba lo que pensara. Roja como un tomate, se sentó en el sofá y puso la cabeza sobre el respaldo, sin dejar de llorar.

Tragó saliva. ¿Cómo iba a enfadarse con ella estando así? Le resultaba imposible gritarle viendo lo mal que estaba por lo sucedido.

Al final, optó por sentarse a su lado y abrazarla.

-Ya está... Tranquila...

Sofía, al principio sorprendida, le abrazó con fuerza. No sabía cuanto le duraría el arranque de amabilidad, pero lo iba a aprovechar.

-Lo siento de verdad...

-Ahora no importa. Tranquilizate.

Le hizo caso y se relajó entre los brazos del moreno. Estaba temblando, pero fue dejando de llorar.

Cuando pudo normalizar su respiración, se separó lo suficiente para mirarle a los ojos.

-Te lo devolveré. Trabajaré hasta que pueda pagarte un coche nuevo. Me da igual lo que tarde, o cuanto pierda de estudio, te lo voy a devolver.

Álvaro negaba con la cabeza mientras ella hablaba a gran velocidad. Al final, le puso un dedo en la boca para que se callara.

-No importa, Sof. Te lo perdono. No hace falta que me pagues nada. Tengo garantía para que el seguro me pague uno nuevo.

-Pero a pesar de todo, me siento culpable. Tiene que haber algo que yo pueda hacer para...

-Lo primero que podrías hacer es callarte -Sofía cerró la boca-. Sof, te lo he dicho. No me debes nada. Te perdono.

-¿Me perdonas? ¿He oído bien? ¿Tienes fiebre? -le puso la mano en la frente-. ¿Dónde está el chico que amaba su coche?

-Sof, sólo es un coche. Mañana iré a pedir el nuevo.

-¿Sólo un coche? Tú te has dado un golpe en la cabeza, no estás bien. Cuando has entrado, ibas derechito a matarme.

-Digamos que he cambiado de opinión.

-Pero...

-Déjalo y vámonos a la autocaravana.

-¿Y el programa?

De gira (Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora