Capítulo 24: Golpe de campana

649 53 2
                                    

Sofía puso una sonrisilla forzada en su cara. Toda la iglesia la miraba fijamente. El cura, los novios, y todos los invitados...

Se dio cuenta, además, que Álvaro quedaba oculto por una columna. Realmente parecía que trataba de impedir la boda.

-Carlos, ¿conoces a esa chica?

-No... No la había visto en mi vida. Creo.

Sofía se mordió el labio. Álvaro no salía de detrás de la columna. Eso no podía empeorar.

Pero cómo desastre que estaba destinado hacer, más cosas podían salir mal ese día.

Contra todo pronóstico, el novio empezó a hablar:

-Esta situación me parece bastante graciosa. No conozco a la chica que está ahí de nada, pero tengo algo que decir... Laura, no estoy enamorado de ti. Pensaba dejarte en el "Sí, quiero", pero esta chica lo ha facilitado todo. Lo siento, pero no me puedo casar contigo.

Se escuchó otro 'Oooh' general. El novio se dirigió a Sofía y la abrazó con fuerza.

-Gracias por librarme de esto, seas quien seas.

Tras susurrarle esas palabras, el tal Carlos se marchó de la catedral.

El resto de la capilla la miraba como si fuera el demonio. Ella ya no sabía si reírse o llorar.

-Escuchen... -se acercó a la novia-. Juro que yo no estaba tratando de impedir la boda. De hecho, aquí no conozco a nadie...

-Mira, niñata -le dijo una señora mayor, quizá la suegra de 'Carlos'-. Lo que has hecho no tiene perdón. Hacer que una pareja se separe y quitarle la ilusión a mi hija...

La novia estaba llorando a lágrima viva. Sofía le puso una mano en el hombro.

-Vamos... Mujer... Ese idiota no merece que llores por él. Ya conocerás a alguien mejor.

La chica asintió, aún llorando.

-Lo siento en serio. Yo estaba hablando con una persona... Y eso se lo decía a él. No a su novio...

-De verdad, ya no importa. Casi prefiero que haya sido así, antes que en el momento de decir "Sí, quiero".

-¡Atención! -se escuchó un grito en la parte de arriba de la capilla-. ¡Listos para el botafumeiro de la boda!

Tras ese grito, la mayoría se sentaron. Pero Sofía no lo hizo, sino que se quedó de pie en el altar.

Álvaro salió de detrás de la columna, justo a tiempo para ver como a Sofía le daban un golpe en la cabeza con la tan famosa campana.

Para Sofía, todo se volvió negro...

***

Incluso antes de abrir los ojos, lo primero que oyó fueron risas. Al abrir los ojos, se encontró con unos dulces ojos verdes.

A los ojos le acompañaban un larguísimo pelo rubio. Sofía sonrió. Era Luna.

-Hola...

-¡Hola, Sofía!

Al darse cuenta de que se había despertado, los demás también se acercaron.

-Hola, chicos. ¿Qué ha pasado?

-¿De verdad no te acuerdas? -rió Carlos.

-No... ¿Qué pasó?

-Pues que te diste un buen golpe en la cabeza contra el botafumeiro -resumió sin anestesia Álvaro.

-Oh... Cierto... -recordó el lío que había montado-. Dime que no impedí una boda.

-Oh, sí... Lo hiciste.

-Mierda... Medio mundo me odia, al final...

-No pasa nada, tranquila. Salvaste a un pobre chico de casarse con una bruja.

-¿Cómo lo sabes?

-Porque mientras llegaba la ambulancia, no se calló un momento. No dejaba de quejarse por todo. Normal que quisiera dejarla.

-Pobre Alvarito... Es un sufridor -Blas se apoyó en el susodicho.

-Pues sí. Es que al final, por culpa de ella acabo metido en todos los tinglados.

-¿Y luego era ella la que se quejaba?

Álvaro le sacó la lengua y los demás rieron. Magí entró entonces, algo sorprendido al verlos contentos.

-Veo que te has despertado. ¿Qué tal vas, Sof?

-Voy, que es lo que importa...

-Genial, ahora en serio. Esta noche tenemos el concierto, así que a correr. Sofía, tú aún debes quedarte un poco más, pero tu padre está fuera, tratando de sacarte.

-Pues la esperamos -resolvió Carlos.

-He dicho: ¡Todos al AurynCar!

Los cinco salieron corriendo. Les asustaban los gritos y lo que podían suponer.

Magí sonrió a Sofía.

-Son como niños... Y hay que tratarlos como tales. Nos vemos luego.

-Adiós, Magí.

Este le hizo una reverencia. A Sofía le hizo gracia esto, ya que solía ser bastante severo con los chicos.

Media hora después, su padre entró en la habitación.

-¿Qué tal? ¿Te duele algo? ¿La cabeza? ¿El estómago?

-Papá... No soy ninguna niña pequeña, y no, no me duele nada. Estoy bien.

-Me alegro, porque te acaban de dar el alta. Puedes vestirte y marcharnos. Hay que llegar a un concierto.

Le guiñó el ojo a su hija. Esta se vistió y la familia salió del hospital.

En el concierto, ya se estaban preparando. Quedaba menos de una hora para que empezara el concierto de Santiago.

-¿Puedo preguntarte una cosa? -le preguntó Dani a Álvaro, mientras ensayaban.

-¿Qué pasa?

-Nada malo, sólo quería saber como hizo Sofía que esa pareja rompiera.

-Oh... Vale...

Álvaro se lo pensó. No iba a decir que ella dijo que estaba enamorada de él...

-Simplemente estábamos discutiendo y ella gritó: ¡No! delante de la boda.

-¿Seguro que no pasó nada más? -David se metió.

-No, chicos. Estoy seguro de lo que pasó. Y fue eso.

-Pues pobre mujer...

-De pobre nada. Ya os he dicho que es una bruja.

-¡Chicos! -Franchejo dio palmadas para llamar su atención.

-¿Qué pasa?

-Despertad de una vez. El concierto está a punto de empezar.

De gira (Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora