Capítulo 25: ¡Ojú mi arma!

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-¡Ojú mi arma! ¡Vamono' a toma' un helao', quillo!

David cogió una pistola de juguete y fingió disparar a Carlos. El rubio hizo que se moría y cayó dramáticamente sobre el sofá.

-¿Lo ves? Muerto estás mejor. Y con Sevilla menos, ¿eh?

-Carlos -Dani le tocó el pecho con un dedo-, ¿sabes qué era de mentira?

-¡Ya! -pegó un salto, asustando al otro rubio-. Pero no me digas que no queda bien.

-Pues no. Eres un pesado industrial, de los que vienen prediseñados de fábrica.

-Y tú eres muy mala gente, Daniel. Y por cierto, David. No es por nada, pero eres de Granada, no de Sevilla.

-No, ¿en serio? -fingió asombrarse-. Gracias, Carlos... No me había dado cuenta...

-¿Lo ves? Si es que al final os salvo la vida a todos.

-Estoy deseando llegar... No aguanto a éste otro minuto.

-Lo mismo digo -le sacó la lengua.

-Bueno, ¡vale ya! Tíos, hace media hora que trato de terminar esto y no os calláis ni bajo el agua.

-¿Qué haces? -Carlos se cambió de sitio.

-¿No te acuerdas de Atrapa la Bandera?

-No presté mucha atención -se encogió de hombros.

-Nos han elegido para que escribamos y cantemos la canción principal. Y como nadie hace nada, me toca a mí.

-A ver... -tarareó la estrofa por lo bajo.

Sofía los observaba de lejos. Al final, muerta de curiosidad, se sentó al otro lado de Álvaro. Cotilleó lo que llevaba de canción.

-Está bien, pero ¿cual es el estribillo?

-Aún no tiene, tengo que hacerlo. Pero estoy estancado y estos tres no me ayudan nada.

-¿Y qué te parece esto?

Sofía escribió dos frases en la hoja y se la devolvió.

-Está bastante bien.... Carlos, cantala.

-Venga, voy.

"Te siigo, te sigo hasta el fin,
Te siigo, ¡Nada nos cambia, nadie nos detendrá!"

-Está muy bien -Dani y David se acoplaron para ver el papel.

-Genial...

-Me encanta, Sof. No sabía que compusieras...

-Y no compongo, pero se me da bien la poesía...

-¡Qué guay! -Carlos aplaudió-. Me tienes que enseñar.

-¡Pero si tú ya sabes componer, melón!

-Pero no sé hacer poesía... ¡Listos!

-¡Es lo mismo! -le gritaron los otros tres.

-Vale, vale... No me peguéis... Sofía, protegeme.

-Me da a mí que no.

-Pues vaya... Menudos amigos me busco.

-Carlos, ya lo sabes.

-Te lo hemos dicho cientos de veces.

-Sólo somos amigos ante las cámaras y en los conciertos... Fuera, eres un pesado.

Carlos fingió enfadarse. Sabía que era una broma para hacerle rabiar, pero podía darles una lección.

-Creo que mejor subo a mi habitación.

De gira (Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora