Capítulo 42: Changes

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-¿Sofía Martínez?

Ella asintió y la secretaria le dijo que pasara. La siguió por varios pasillos hasta llegar a un despacho. Le abrió la puerta y se marchó, dejándola sola.

-Pase, por favor, no sea tímida.

Entró, al fin, y cerró la puerta detrás suya.

-Tome asiento.

Volvió a hacerle caso al hombre trajeado, el director de la revista. Cruzó las piernas y esperó impaciente a que le hablara.

-Bien...-el hombre suspiró-. He visto su currículum y es bastante brillante. Ha trabajado de secretaria en importantes periódicos, se ha sacado la carrera en un año menos de lo normal... y no hablemos de los concursos literarios que ha ganado, señorita Martinez. Usted sabe, sin duda.

-Bueno-hizo una pausa-, me gusta hacer cosas, no puedo estar quieta.

-Eso es bueno. Una mentalidad muy propia de nuestra revista. Aquí siempre hay algo que hacer: editar un artículo, entrevistar a un personaje famoso, hacer una sesión de fotos... Te veo con mucho futuro... ¿puedo llamarte Sofía?

-Claro.

-Lo dicho, Sofía, vas a llegar muy lejos en este mundo. ¿Estás dispuesta a ello?

-Por supuesto.

-¡Ese es el espíritu! Ahora viene el tema del contrato. Escucha, te lo voy a dejar aquí, me voy a marchar y tú lo vas a leer, revisar... Cualquier duda me preguntas cuando vuelva.

Sin dejarle tiempo a contestar, el director salió del despacho. Sofía cogió el contrato y lo leyó. No quería sorpresas.

Cuando llevaba cinco minutos enfrascada, le sonó el teléfono. Era Álvaro.

-¿Qué quieres ahora?

-¿Podemos hablar de lo que pasa?

-Ahora no es un buen momento. Estoy con el contrato de Bravo.

-Vale, pero llámame cuando salgas. Voy a recogerte.

Le colgó, iba a tener que hacerle caso. Negó con la cabeza y siguió revisando el contrato.

-¿Qué tal todo? -preguntó el director, ya sentado en su silla.

-Pues... yo lo veo bien. No tengo dudas.

-¿Lista para firmar?

-Sí, estoy lista.

-¡Así me gusta!-le tendió un bolígrafo.

Fue indicando donde debía firmar. Al acabar, estrecharon sus manos.

-Un placer, Sofía. Y bienvenida.

-Muchas gracias, de verdad.

-A ti, querida.

Sonrió. Salió del despacho y mandó un WhatsApp a Álvaro.

Sofía

Ya puedes venir a buscarme, he acabado

No tardó nada en responder

Álvaro

Ya estoy de camino. Nos vemos.

Sofía subió al ascensor. Al llegar a la planta baja, casi choca con una chica que iba corriendo.

-Lo siento mucho...

-No pasa nada, en serio.

-No, sí pasa. Es que me han dicho que Álvaro Gango estaba por aquí... Es mi componente favorito de Auryn y quería ir a verle.

-A lo mejor incluso lo conoces. Ven.

Tiró de ella y salieron del edificio. Álvaro estaba mirando su móvil.

-¡Hey!

-Por fin, hija... No eres más lenta porque no se puede... ¿Hola?-miró extrañado a la chica, que casi hiperventilaba.

-¿Cómo te llamas?

-Yo... Alejandra...

-Supongo que ya conoces a Álvaro, y seguro que no le importará hacerse una foto contigo.

Álvaro sonrió y cogió a la chica de la cintura. Esta tenía una sonrisa enorme en la cara. Un par de fotos más tarde, se despidieron de una ilusionada smiler y subieron al coche.

-¿Has visto la sonrisa que llevaba? Me encanta pensar que hago feliz a la gente.

-Yo lo creo.

-¿El qué?

-Que haces feliz a la gente.

Sonrieron y estuvieron en silencio un buen rato. Sus manos estaban entrelazadas, y el silencio era tapado por Coldplay, que sonaba en la radio.

-¿Dónde vamos a hablar?

-A mi casa.

Álvaro condujo por las calles de Madrid, hasta llegar a su edificio.

-Ven-la arrastró en su interior.

Su primer instinto al estar solos en el piso fue besarse. Los besos dulces y calientes inundaban la sala. Álvaro acabó separándose, tenían que hablar.

-¿Me has perdonado ya por lo de Latinoamérica?

-Lo cierto es que no.

-Pero me acabas de besar...

-Porque te quiero, pero eso no implica que te haya perdonado. Te va a costar que yo te perdone. Es más, probablemente te vayas a América y no te haya perdonado.

-¿Por qué eres tan dura?-susurró en sus labios.

-Porque no quiero que me dañen, y cuando estoy enamorada tardo en perdonar.

-Oh, vamos... Te he pedido perdón mil veces.

-No son suficientes... o no las has pedido de la manera adecuada.

-¿Y qué quieres que haga?

-Que me demuestres que te lo mereces.

A Álvaro se le encendió la bombilla. Sonrió y la besó, acariciando su espalda. Caminó hacia su habitación, llevándola de la cintura.

Una vez allí, se quitó la camiseta.

-¿Qué haces?

-Demostrarte que te quiero y que debo ser perdonado.

Volvió a besarla.

-No te voy a decir yo que no a eso.

Se rieron, una cosa llevó a la otra y...

En casa de Carlos...

-Ya casi lo tengo todo, Marta...

-Es que eres un chico muy desastre.

-Oye, no vengas aquí para hacerme bullying, que para eso ya están los demás.

-Sabes que te amo. Por eso he venido desde Londres...-se tumbó en la cama.

Carlos se mordió el labio.

-La maleta ya está, pero... va a ser raro irme de aquí unos meses.

-Las cosas van a cambiar, ¿eh?

-Sí, y no me gusta-puso un puchero.

-Cuando vuelvas, directo a Londres a visitarme.

-Eso está hecho, pequeña.

-¿Prometido?

-Prometido...-dijo aburrido.

Marta se le acercó y le dio un dulce beso en los labios.

-Que no se te olvide-le susurró antes de salir por la puerta.

Carlos se quedó mirando la puerta vacía y suspiró. El amor llegaba para todos.

De gira (Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora