Al caer la tarde, Adam vuelve a la habitación, lleva los libros en la mano, y me sorprende su interés en estudiar, tal vez porque me cuesta imaginármelo.
—¿Cómo te ha ido?—le pregunto por hablar de algo.
—He estado buscando un poco de información que necesitaba para hacer un trabajo, y también he aprovechado para estudiar un poco—me dice mientras se sienta en la silla del escritorio, abre los libros, las libretas y comienza a escribir en una hoja en blanco.
—Oye... ¿Todo esto son deberes?—pregunto por curiosidad y a la vez por intriga, porque es difícil de creer que tenga tantos deberes.
—Tengo una vida privada, ¿sabes?—me dice riendo—, no, realmente me gusta investigar, y cuando tengo tiempo libre, aprovecho para estudiar biología.
—¿Y ahora qué estás estudiando?—sigo preguntado, y temo un poco incomodarle, pero la verdad es que sus respuestas me dejan intrigada, y no le conozco, de modo que me parece que es una incógnita, estar al lado de un desconocido.
—Estoy estudiando las plantas, concretamente me interesa saber los lugares los medios de los cuales son perfectos para vivir y también me fijo en qué época florecen—me dice y aunque me esfuerzo, no logro compartir el mismo interés que él—te sorprenderías, con la de cosas interesantes que he encontrado en la biología.
—De manera que quieres ser biólogo, ¿verdad?—digo con una leve sonrisa.
—Podría decirse que a veces creo que sí, pero en el fondo tengo dudas, hay días en los que siento que es el camino que quiero seguir, pero después comienzo a preguntarme cosas, a mostrarme indeciso, y en fin... Nunca me decido. ¿y tú qué quieres ser?
—No lo sé.—Es lo único que respondo pasados unos segundos, porque es verdad que no lo sé, ni siquiera sé si tengo sueños. Creo que todas las personas los tenemos, lo que ocurre es que o no los encontramos, o bien no les escuchamos como se merecen.
—¿No lo sabes?—pregunta extrañado sin dejar de escribir.
—No, pero confío en que llegue el día que encuentre mi camino. No tengo demasiadas aficiones, pocas inquietudes, mas que el leer en mis ratos libres y poco más a destacar.
—¿Llevas libros?—pregunta mirando hacia mi maleta que aún no ha sido vaciada.
—No. Los he dejado todos en casa—recuerdo mi habitación y aunque apenas hace unas horas desde que todo ha cambiado, algo en mí lo añora.
—¿Porqué lo has hecho?
—Para olvidar el pasado. Siento que desde que salí de casa he perdido partes de mí y al mismo tiempo, los libros, solo me arrastran hacia el pasado—. Él vuelve a centrar su atención en los libros, y yo estoy empezando a cansarme de pasar todo el día allí. Me dirijo hacia la puerta, y entonces Adam me vuelve a mirar.
—¿A dónde vas?
—A dar una vuelta, sinceramente no sé a donde voy.—Pero solo quiero salir de la habitación, pienso.
—Hasta la hora de cenar no podemos salir.
—No me importa. Nadie puede decirme cuándo salir de la habitación—salgo y lo último que escucho es:
—Ya te lo he avisado, piensa que hay revisores, hoy les conocerás.—Sonrío al saber que me salto las reglas, al saber que no me pueden controlar, aunque hubieran miles de policías por todo el recinto. No me conocen pero tampoco deberían conocerme. Ni siquiera sé porqué estoy aquí y no he intentado fugarme así que no logro pensar en qué hay de malo en salir simplemente a andar.
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Sombras a mi alrededor
Teen FictionRabia, Rencor. Lágrimas que no aparecen Pero que están en un interior. Miradas salvajes, nubladas por velos de sangre que cubren los ojos. Gritos y palabras hirientes. Arrepentimientos después. Puños cerrados, y sonidos ensordecedores. Alg...