Ha pasado más de un año desde que vi a Adam por última vez, pero en ningún momento he podido dejar de tenerle presente en mi mente, y al mismo tiempo el pensar... ¿Se acordará de mí?
Estando en casa de mi abuela, todo es más tranquilo, es más pausado, y de alguna forma me siento como si mi vida se hubiese quedado anclada en algún momento y desde aquel día no avanzara para nada. Sin embargo, no es así, he avanzado, y mucho.
He vuelto a estudiar, lo cual realmente sorprendió a mis padres, a quienes regularmente veo. Quiero dedicarme a la astronomía. Es cierto que antes ya lo sabía, desde que estuve en el internado lo sabía, pero con los días he encontrado la certeza de que mi mundo está en las estrellas.
Aquí en el pueblo, la contaminación es mucho menor, y en las noches estrelladas, me llevo conmigo el telescopio que mis padres me compraron por mi diecisiete cumpleaños y subo a lo alto de una colina. Ahí me pierdo, siento que el tiempo pasa y de algún modo soy feliz.
Pero mi cielo aún está desierto, porque la estrella que llegó a mi vida dejé que se fuera. Y ahora ha llegado el momento en que puedo volver a hablarle, porque al fin soy otra persona.He cambiado mucho mi forma de pensar, de ver el mundo y a las personas. Ahora sé un infinito de cosas que jamás se podrán aprender en ningún libro, porque la vida no viene escrita en ninguna parte.
Los días pasan, algunos más lentos y otros más rápidos. Algún que otro chico se ha fijado en mí, pero yo no le he querido dar falsas esperanzas a nadie porque aún amo a Adam, y porque sé que pase lo que pase le amaré. Ahora estoy bien, me siento bien conmigo misma y con mi vida, no se puede decir que mi nuevo camino sea llano, pero la vida jamás lo será y tampoco preciso que lo sea.
Aquello a lo que muchos le llaman madurez y yo le llamo paso del tiempo ha aparecido en mi vida. Me he centrado más en mis horizontes. Y al mismo tiempo he comprendido cómo la violencia fue la causa y la razón de que todo mi mundo se derrumbara. Siempre lo he sabido, pero hasta fecha de hoy no había visto cómo la mayor destrucción era para mí.
Antes, iba a dormir y sabía que había personas que no desaparecían por completo de mi lado. Las llamaba "sombras", porque me acompañaban, pensaban en mí, sin embargo no las veía.
Actualmente mis padres se han distanciado por completo, pero conservan una buena relación de amistad. Algunos días les llamo y les cuento cómo estoy. Ellos no creen que haya cambiado de un modo tan espectacular, yo les respondo que las personas podemos cambiar pero que sólo debemos abrir los ojos y dejar de pensar que algo es imposible antes de intentarlo siquiera.
Mi caso fue muy complicado, la violencia lo tornó todo de color rojo y me impidió ver nada más. Y eso ninguna medicación lo solucionará, son cosas que debes conseguir por ti mismo. De un tiempo a parte me controlo más, me siento más serena, como si no me afectara tanto lo que las personas me dicen, he dejado de etiquetarme a mí misma, porque es una verdadera tontería, y algo que ni siquiera debería existir.
Mi abuela está bastante enferma, le dan poco tiempo de vida, pero mientras esté a mi lado, no pararé de agradecer el haberme acogido en su casa, en haberme apoyado en todos mis proyectos y el estar a mi lado en contra viento y marea. Siempre me ha animado, ha escuchado mis quejas y mis problemas, me ha ayudado a solucionarlos y jamás ha parado de sonreír, de algo que me he contagiado yo también, y es sin duda algo que recomiendo a todo el mundo: Sonreír. Porque quizás por el problema que tengo no puedo llorar, pero sí que puedo sonreír y eso es lo único que necesito saber.
A pesar de todo, de mi nueva vida, el nuevo entorno, los nuevos conocidos, sigo hablando con Elena. Parece mentira cómo el tiempo jamás se interpondrá entre una fuerte amistad. Muchos fines de semana me acerco al internado, y entonces hablamos animadamente de cómo nos va la vida y nos hacemos compañía mutuamente. Ella por su parte no ha cambiado, sigue siendo la misma chica estupenda, altruista con los demás y por delante de todo alegre. Espero que jamás cambie, y si alguna vez lo hace no lo permitiré, ella es genial como es. Y yo a mi modo también lo soy. Claro que ¿a caso no todo el mundo es estupendo a su manera? Siempre tenemos algo que nos hace únicos, especiales, importantes, aunque sólo sea en un minúsculo espacio.
Por la parte que le toca a Mateo, fue castigado con severidad, pasó una buena temporada en la cárcel y no ha aparecido por el internado jamás. Ahora hay una chica bastante joven que ha cambiado un poco las normas del internado, y sé que todo es mejor.
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Sombras a mi alrededor
Teen FictionRabia, Rencor. Lágrimas que no aparecen Pero que están en un interior. Miradas salvajes, nubladas por velos de sangre que cubren los ojos. Gritos y palabras hirientes. Arrepentimientos después. Puños cerrados, y sonidos ensordecedores. Alg...