Al llegar el sábado, siento que el tiempo ha sido eterno, no he podido ver a Adam, me he intentado escapar, pero hay momentos en los que soy débil, y veo imposible volver a salir por la ventana por verle, por mucho que desee verle, no puedo arriesgarme, y sé que un paso en falso significa una caída cuyas consecuencias irreparables no podría definir. Con un poco de suerte, sólo quedaría rota por todos lados, en el peor de los casos moriría, ¿A caso vale la pena hacer todo ésto por amor? Puedo amarle sin importarme nada más, pero hay límites que es imposible que cruce.
Después de desayunar, decido pasar toda la mañana encerrada en la habitación, seguramente Adam también esté en su habitación... Tal vez ahora podría ir...
Cancelo todos mis planes de no salir de la habitación, ya no miro a banda y banda del pasillo, donde justamente a unos metros se encuentra otro guardia.
-¿A dónde vas?
-A donde no te importa, ¿De acuerdo? Qué pesados que sois...-¿Qué dije? Me reprendo a mí misma, todo esto me está afectando, está afectando a mi forma de ser, a mi carácter. Me está cambiando, está reduciendo mi violencia, pero tal vez no sea tan distinto todo.
Permanece desconcertado, mirándome extrañado, finalmente sonríe, y antes de que me lo impida me alejo pasillo allá, puede ser que después de mucho terminen dándose cuenta de que no pueden controlarme. ¡No puedo controlarme ni yo misma así que ellos tampoco! Sin quererlo, sonrío. Empiezo a acelerar el paso hasta que voy corriendo. Al llegar a la habitación de Adam llamo a la puerta antes de entrar. Al principio creo que no está, o que aún está desayunando, pero es extraño, porque no le he visto.
Escucho una voz en la lejanía pero no le presto caso, ni siquiera cuando ésta voz es más cercana, y me llama por mi nombre.
Finalmente, cierro los ojos, me doy por vencida. Intento pensar cómo le puedo encontrar, pero alguien me da un toque en el hombro. Me giro y veo que es Mateo.
-No insistas más, Zoe, él se irá.
-¿Porqué?-Pregunto sin poder evitar que mi voz tiemble.
-Su tía ha decidido adoptarle.
-¿Qué?-Pregunto con una mezcla de alegría y dolor. Me alegro de que él sea libre, pero yo permanezco en ésta cárcel y las rejas sin que él estén aún me oprimen más.
-Ayer vino su tía, dijo que se lo llevaba con ella. Quizás han cambiado de parecer. Estás sola.
-No, no lo estoy. Hasta que él no me lo diga no me lo creeré.
-Chica ingenua, ¿Pensabas que vuestro amor sería eterno?
Enrojezco de la rabia, sin querer le pego una bofetada. Se toca la mejilla sorprendido, mierda, sólo empeoro la situación. Miro a mi alrededor, ¿Qué puedo hacer? ¿A dónde puedo ir?
Me coge por detrás, me hace daño, pero el mayor dolor es saber que Adam se va.
-Zoe, si no te lo crees ven al despacho, él está allí junto con su tía.
-Está bien, quiero verle.
Le sigo hacia su despacho aún sin creer que se vaya. Entro en el despacho seguida de Mateo y veo a Adam, cabizbajo, con las maletas en el suelo, y una mujer mayor a quién no conozco.
-¿Puedes dejarnos un momento a solas?-Adam le dice a la mujer.
-Por supuesto.-Se levanta de la silla y se va, Mateo aún permanece allí.
-Vete.-Es lo único que le digo.
-Como quieras, será la última vez que le veas...-Me susurra al oído, y la rabia se convierte en odio, en una llama que sólo Adam podía apagar.
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Sombras a mi alrededor
Novela JuvenilRabia, Rencor. Lágrimas que no aparecen Pero que están en un interior. Miradas salvajes, nubladas por velos de sangre que cubren los ojos. Gritos y palabras hirientes. Arrepentimientos después. Puños cerrados, y sonidos ensordecedores. Alg...