Capítulo 25

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No puedo creer que esté enfrente al teléfono llamando a casa. Uno, dos, tres... Voy contando los segundos que pasan hasta que me cojan la llamada. Tal vez no respondan, tal vez ya sea demasiado tarde, pero debo intentarlo. Sé que no es verdaderamente tarde, jamás lo será para llamar a casa. No deja de ser mi casa, de ser mi hogar, mi familia. Y la familia es lo único que no puedes escoger, sin embargo, ellos me quieren, lo sé, y yo les he tratado muy mal. La sorpresa será si hablan conmigo de nuevo.

-¿Dígame?-Responde mi madre con la voz indecisa, y es que ¿Porqué la llamarían del internado? Puedo imaginar su cara de sorpresa al saber que al otro lado del auricular está su hija.

-Soy yo, mamá.-Le digo en voz baja, una voz que apenas reconozco.

-¡Zoe!-Exclama de repente y se queda cortada, sin saber bien qué decir. Hace tanto tiempo que no hablo con ella que hasta me tiembla el pulso.

-¿Estás bien?-Se apresura a decir cuando recobra el aliento.

-Estoy bien.-Odio mis respuestas cortas, como si no tuviera palabras, como si no fuera suficientemente fuerte para hablar.-Los primeros días fueron duros, no te creerías la de cosas que han pasado...-Al otro lado de la línea solo escucho una respiración.

-¿Estás ahí?-Pregunto cuando tengo dudas de que aún me siga escuchando.

-Lo siento, Zoe. Es que estoy realmente sorprendida por tu llamada.

-Yo también lo estoy.-digo en un susurro que sólo yo escucho.

-¿Qué decías?

-Nada, que me ha costado adaptarme al internado, pero estoy mejor.

-¿Te tratan bien?-Pregunta con un ligero temblor en su voz. Si ella supiera...

-Sí, todo va bien.-Supongo que la rigidez en mis palabras no hace más que alarmarla, que tener dudas respecto a lo que digo, rápidamente digo algo más.-Estoy en una habitación sola, al principio tenía compañía, pero luego me trasladaron a una habitación individual.

-¿Has conocido a alguien?-Dice en un intento de hacer que la conversación no sea tan fría. Le comprendo.

-Sí, pero bueno, digamos que todo es bastante complicado de explicar.

-¿Porqué?-Me pregunta, nuevamente sospecha en sus respuestas.

-Digamos que me enamoré muy rápido de un chico, pero... Su tía apareció y se lo llevó.

-¿Desde cuando tú te has enamorado?-Pregunta incrédula, como si lo que escuchara no fuera real, y es que a veces, hasta me extraño a mí misma sobre cómo todo ha podido suceder. Los primeros días en los que llegué aquí, me molestaba por todos los comentarios, a la mínima estaba herida, y no disimulaba, no hacía nada por evitar controlarme a mí misma. Con el paso de los días, y supongo también de los castigos, todo ha sido diferente.

-Sé que cuesta de asimilar, porque jamás he mostrado mis sentimientos, y tú lo sabes más bien que nadie. Pero aún así, digamos que he cambiado, un poco.-Respondo tartamudeando, un poco insegura de mí misma.

-¿Eres tú, Zoe?-Pregunta tal vez sorprendida porque no le haya gritado.

-Sí, soy yo, pero soy otra persona. Me han hecho cambiar, a base de castigos, disciplina, horarios y tener a vigilantes tras la puerta de cada habitación.

-¿Hay vigilantes?-Pregunta alarmada.

-¿No te informaste suficiente?-Pregunto con un poco de rabia que se acumula en mi garganta y lucha por gritarle, pero ésta vez no lo haré.

Sombras a mi alrededorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora