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water


Luego de la llegada de todos, lo primero que hicimos fue tomar algo de alcohol, mientras comiamos algunas comidas chatarra, hablamos de temas banales, pusimos buena música con la consola de Tomás, quien también trajo luces y maquina de espuma, muchas fotos, el famoso verdad o reto, luego recorrimos las calles del barrio en pijama y todo, hicimos descontrol algo sano por las calles, no fue nada tan fuera de ley, Tomás y Estefania hicieron bromas telefónicas. Tranquilo por ahora, y juro que es una de las veces las cuales nos divertimos tanto.
Estaba sacando algo de timidez, y era lo que importaba.
Tomo un sorbo de mi licuado, hecho por Tobías.

- Hey Stacy-. Exclama Joaquín tocando mi hombro. - ¿Te gusta nadar?-. Sonríe. Asiento.

- De hecho tome clases-. Sonrío. El sonríe algo maléfico.

- ¡AHORA!-. exclama riendo.

¿Qué?

Siento como me toman por los brazos y piernas.

- Bajenme-. Comienzo a gritar. Observo a todos riendo y observando la imagen, mientras capturaban con sus celulares el momento. Tobías y Tomás tomaban mis brazos, Carlos y Sean mis pies. Comencé a carcajear.

- Bajenme -. Exclamé riendo. Llegamos al jardín trasero. - Ni se les ocurra idiotas-. Mis cabellos dificultaba mi vista y me preocupaba en que punto podia estar, aunque aún así no podía parar de carcajear.

- Tarde -. Exclamó Joaquín.

A los pocos segundos sentí mi cuerpo en una superficie mas pesada y acuosa. Sentí las burbujas chocar en cada centimetro de mi cuerpo y al no saber hacia donde fui dirigida, no tuve tiempo de tomar aire y mi cuerpo sólo atinó a tratar de respirar por la boca, aunque solo logré tragar agua. Saco mi cabeza de inmediato y observé a todos en la escena estar sacando fotografías.
Comencé a toser ya que había tragado agua de golpe y a reír al mismo tiempo.

- Son unos idiotas-. Exclamé entrecortado, ya que aún sentía líquido en mi garganta.

- Te vez mas sexy ahora-. Exclama Joaquín. Yo ruedo los ojos y todos ríen.

- Dejen de filmar-. Exclamo a medio reír y toser.

- No se les ocurra cortar la cámara-. Exclama Estefania mientras los apunta y mueve sin control alguno la botella en su mano. Enmarco una ceja ofendida. Joaquín corre y quita su remera y shorts quedando sólo en boxers, gritando desaforado, sin control alguno.

- ¿Qué haces?-. Exclamo nadando hasta la orilla.

- Ir hacia ti-. Exclama riendo. De repente miles de partículas acuosas se dispersan en el aire, debido a que se lanzo al agua cerca mio. - Del agua no sales -. Ríe llegando a mi lado y tomando mi cintura.

- ¿Qué?-. Exclamo riendo. Él ríe y choca sus labios con los mios, sin darme tiempo a nada por la sorpresa. Escucho a todos gritar y filmar de cerca. Río en medio del beso al igual que él, y rodeo con mis piernas su torso, haciéndolo más intenso, todos aumentan sus gritos.

- Debemos salir-. Río alejándome. Deposita un pequeño beso.

- Vamos -. Tomo mi cintura y nos acerco a la escalera de cerámica para salir.

- Podrías bajarme ya -. Propongo tiernamente, sarcástica. Él niega.

- Estoy bien así-. Se encoje de hombros.

- Llegaron más chicos-. Se acerca Sean a mencionar.

- ¿Qué?-. Exclamo algo molesta. - Ya somos muchos-. Hago una mueca.

- Tranquila, sólo tienes que acercarte hasta la puerta y decirles que no-. Rueda los ojos. Yo asiento.

- Llevarme-. Índico en modo de autoridad.

- Si señorita-. Utiliza una voz más grave de lo normal Joaquín. Pasamos la puerta del patio trasero y observamos como Flor, Manuel, Nicolas, Ariadna y Delfina pasan por la puerta de casa, todos observándonos a nosotros dos, por lo que Joaquín me suelta de golpe. Camino por mi cuenta hasta ellos y sonrío algo hipócrita.

- ¿Cómo están?-. Los saludo a todos, uno por uno.

- Lo siento, ya hay demasiada gente aquí-. Muerdo mi labio inferior.

- Nos invitó Carlos-. Se cruza de brazos Florencia. Suspire observando a cada uno. Sinceramente el único que mejor me caía era Nicolás.

- Pasen chicos, yo hablo con ella-. Sonrió Manuel tomando mi codo y guiándonos hacia la cocina, sin dejarme mucha opción.

- ¿Qué haces con Joaquín?-. Me suelta empujando mi cuerpo contra la pared. Yo gimo.

- Divertirme, al igual que él-. Me cruzo de brazos.

-  No puedo resistir-. Muerde su labio. Trago en seco. - Sin embargo, no voy a hacer nada al menos que no quieras-. Sonríe y me observa a los ojos, sintiéndome incómoda.

- Los dejaré quedarse, pero no molestes-. Susurro contra su piel. Él asiente. Mantiene su mirada clavada en mi y se aleja lentamente. Dejando palabras en el aire, tensión entre nosotros, sabía que no había paz, el era un huracán en persona.

- Necesito ayuda con las bebidas-. Habla Joaquín desde la puerta de la cocina. Sabía que el entendía lo que pasaba y lo agradezco. Aún no me moví del lugar, estaba algo estática.
Manuel se retiró, no sin antes darle un pequeño empujón a Joaquín y una muy mala mirada.

Tomo mi rostro cansada.

- Tranquila-. Me abraza. - Sólo es algo controlador-.

- Siento que se arruinó la noche-. Bufo y camino hacia las escaleras. Él me sigue.

- Aún no terminó-. Toma mi mano y juega con mis dedos. Llegamos a mi habitación y entro mi baño, él se queda en mi habitación. Tomo una pila de toallas para los de abajo y salgo.

- Tengo toallas-. Informo dejándolas a un lado de la cama.

- Relájate-. Ríe tomando mi rostro. -Están todos divirtiéndose, y tú no-. Susurra.

- No me puedo relajar-. Cierro los ojos.

- De eso yo me encargo-. Habla contra mis labios. Lentamente me dirige hacia mi cama y me recuesta en ella. - No haremos nada indebido, lo prometo-. Susurra en mi oído. Yo asiento. Me siento sobre el colchón de espaldas a él y corre con delicadeza mi cabello a un lado, depositando algunos besos en la zona libre, dándome pequeños escalofríos. Baja una tira de la seda, haciéndome suspirar. Comienza a hacer masajes en mi cuello.

 - Recuestate-. Susurra en mi oído y asiento.

Comienza tocar mi espalda y dar pequeños masajes, haciendo que me retuerza en el lugar, era muy cosquillosa. Me doy la vuelta y él queda aún sentado en mis piernas, sonrie y me da un pequeño beso en la nariz.


(...)

Era digno de postal.
Todos estábamos en techo del edificio donde vive Lautaro.

Algunos ya dormidos, Estefania en el pecho de Tomas por ejemplo.

Nuestros pies colgaban en el cemento, un paso en falso sería como caer al vacío. Todos sentados en el borde o acostados más al centro, yo me encontraba al borde, con mi cabeza recostada en el hombro de Joaquín.

- Amo las puestas de sol-. Susurra.

- Solo callate y observa-. Susurro divertida. Él sonríe.

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FriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora