30.-Y dime... ¿Ya le entregaste tu flor?

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―Espera, vuelve a repetir lo último ―dijo Chloe reclinándose sobre su asiento para escuchar más atentamente a Lindy.

Estamos en lo que se podría llamar una emergencia. Y realmente era una emergencia.

Antes de que se asusten o piensen mal, no es nada relacionado conmigo y Adam. Es decir, recién vamos un día y si ya hubiera un problema sería un tanto triste. Esta emergencia era por Lindy quien me llamo muy temprano en la mañana para venir a su departmaneto.

―¡Que me pidió matrimonio! ―grito Lindy alterada y dejándose caer sobre su asiento, cubriendo su rostro con una mano.

―Necesitó que vuelvas a contar todo otra vez ―dije agarrando mi cabeza y tratando de procesar todo lo que Lindy nos contaba. Era demasiado para asimilar.

―Me llevo a un bellísimo restaurante al aire libre, la comida era deliciosa, el ambiente era espectacular y todo estaba a bien hasta que Evan se arrodillo y pensé que se le había caído el tenedor pero de pronto saco una cajita y pensé que me regalaría unos aretes o un dije pero era un jodido anillo y...y... y ―Lindy se quedó trabada por un momento viendo al vacío ―me pregunto si me casaría con él.

―Eso sí que no me la esperaba ―mire a Chloe sorprendida ―¿Qué hiciste luego?

―¡¿Tu qué crees?! ¡Salí corriendo de ahí más rápido que el correcaminos! ―espeto Lindy gritando aún más.

―Tranquila que creo que todo el edifico ya te escucho ―Chloe se acercó a Lindy pero Lindy la miro mal, se paró de su silla y lanzo un grito. Chloe se asustó pero no dijo nada más.

Moraleja: Decir a una persona tranquila cuando obviamente no está tranquila, es una pésima idea.

―Y no solo eso ―dijo Lindy comenzando a caminar de un extremo a otro de la habitación.

―¿Qué más paso? ―pregunto Chloe viéndose aun asustada.

―Tiene una hija ―respondió Lindy aun caminando de un extremo a otro ―tiene ocho años y no sabía nada de ella porque vive con su madre en Suecia.

―¿Y recién te lo dice ahora? ―pregunte sintiéndome muy aturdida por toda esta situación, no podía ni imaginarme como se sentía Lindy.

Lindy volvió a sentarse y dejo salir un suspiro, Chloe se paró a su lado y la abrazo.

―No estoy lista para tal cosa ―comenzó Lindy ―Evan, quiere algo diferente a lo que yo quiero.

―¿Qué es lo qué quieres hacer? ―pregunto Chloe.

―Terminar antes de que vaya aún más lejos ―respondió en un hilo de voz.

Chloe y yo nos quedamos calladas y el silencio inmediatamente inundo la habitación, de pronto unos sollozos provinieron de parte de Lindy. Ver a Lindy llorar era como ver a un panda con verde y morado montado en un triciclo. Ella tenía una personalidad un tanto fría, parecía que muy pocas cosas captaban su atención y usualmente no se deja guiar por sus emociones.

Hace ya un tiempo, cuando Lindy fue transferida a nuestro colegio, no fue solo por el cambio de trabajo de su padre... Cuando Lindy tenía como unos quince a dieciséis años, salió con un imbécil ―por no decir otra cosa― que era amigo de su padre.

No duraron mucho, fue a lo sumo unas dos semanas, tiempo suficiente para convertir el corazón de Lindy en un trozo de hielo.

Ella nunca quiso contarnos todo lo que paso en esas dos semanas, solo dijo que sus padres se enojaron y para alejarla de él, se mudaron.

Stupid Love LetterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora