VII. Los Estudiantes del Sol

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Otro día de colegio. Otro día en el que Zero me viera caminar con una mirada asesina. Otro día más en el cual las estudiantes de La Clase Diurna me observarían caminar cerca de Kaname y tironear de Aidou para que éste no muriera.

Estaba agotada, no quería volver a cruzar esa reja nunca más.

Nunca.

Así que decidí tirarme en la cama y quedarme allí. Si alguien preguntaba, diría que me sentía mal. No quería volver a escuchar susurros cada vez que pasaba frente a La Clase Diurna. ¡No! ¡No me moveré de aquí!

—Lena-chan, ¿estás lista? —Aidou entró en la habitación. Me observó confundido al verme en la cama—. ¿Por qué estas acostada allí?

—No quiero ir, me siento mal —murmuré, poniéndome boca abajo sobre la cama.

—Mentirosa, ¡estabas perfecta ayer por la noche! —exclamó Aidou. Me agarró abruptamente de los tobillos y comenzó a tirar de ellos. Me aferré con todas mis fuerzas a la cama.

—¡La gente puede empeorar de la mañana a la noche! —exclamé—. ¡Tú no te enfermas porque eres vampiro!

—¡Tienes que ir!

—¡No!

—¡¿Desde cuando eres tan fuerte?! —comenzó a tirar con más fuerza—. ¡Suéltate!

—¡Nunca!

—¡Bien! —exclamó soltándome abruptamente, caí de cara al colchón— ¡Llamaré a Ichijou!

—¡Bien, llama a tu novio! —Aidou salió y cerró de un portazo.

Al rato, la puerta se abrió, dejando entrar a Aidou, Ichijou y Kaname. Al verlos me agarré de vuelta con fuerza a la cama preparándome para viniera lo que viniera.

—Lena-chan debemos irnos, ¿por qué no vienes? —preguntó Ichijou.

—¡Aprende Aidou, él es amable! —dije mirando a Aidou. Volví la vista a Ichijou—. Me siento mal.

—¡Pero si te sientes de lo mejor! —gritó Aidou.

—¡Cállate, Aidou!

—Ichijou, Aidou, bajen —dijo Kaname.

—¡Pero ella...! —se quejó Aidou.

—Aidou.

—Si, Kaname-sama.

Ambos vampiros salieron por la puerta dejándonos a Kaname y a mí solos. Kaname me miró y se sentó en un pequeño sofá cerca de mi ventana.

—¿Qué haces? —pregunté confundida.

Las rejas estaban por abrir y él no podía faltar, no sería indicado que él faltara. Es el presidente de la clase, y bueno, Kaname Kuran.

—Me quedaré aquí contigo —dijo, con total normalidad.

—P-Pero, Kaname, no sería indicado que tú...

—Sí tu te quedas yo también, Lena.

Mis mejillas subieron unos tonos de color. Me estaba poniendo nerviosa. Era tan fácil para este hombre desequilibrarme con unas palabras.

—Kaname, en serio no sería...

—También me siento mal —Me miró fijo—, ¿por qué no faltar entonces?

Sonreí irónica. Esto no podía estar pasando. Kaname diciendo que se sentía mal, me daba tanta gracia.

—¿Por qué no quieres ir, Lena? —preguntó.

Vampire Knight: Memorias de un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora