Se oían golpes, algunas gargantas sedientas, palabras y murmullos difíciles de comprender. Cada golpe se escuchaba más y más cerca de la puerta de la habitación. Un rasguño contra la pared. La madera quebrándose. Las piedras siendo golpeada. Rejas siendo empujadas. Vidrios siendo quebrados.
—Lograron entrar —susurró Ichijou.
Se los veía preparados. Aidou, Ruka y Kain a mi derecha. Ichijou, Rima y Shiki a mi izquierda. Todos estaban en posición de ataque mientras agudizaban sus sentidos. Por mi lado, tenía la daga en mano. Isis, hace tiempo que no la utilizaba. Miré a mis amigos curiosa. Parecían, no sé, acostumbrados. Como si esto ya fuese algo habitual en sus vidas. Se veían tan concentrados en sus sentidos que me sorprendieron. Traté de escuchar con más claridad, claro que no oía como ellos. Mis sentidos no estaban entrenados, ni eran los de un vampiro.
Me latía el corazón a mil por hora y mis piernas flaqueaban nerviosas. La respiración me había aumentado y mi vista me jugaba una mala pasada. Gracias, Aidou. Gracias por beber mi sangre y provocar que vengan vampiros a atacarme para que luego no me pudiera defender. Claro que los demás estaban aquí para defenderme también, pero no puedo dejar a ellos solos. Ahora eran mis amigos y estaba muy feliz por ello. Pero tenía que luchar por mí; por mí sangre, ella eran la que esos monstruos querían.
Ichijou tenía una katana en mano (¿de donde la había sacado? Mejor no preguntar). La mano de Aidou comenzó a esparcir un aire frío. Ruka tenía la vista fija en la puerta para atacar con su habilidad, la cual aún desconocía. La mano de Rima desprendió un brillo azul como el de sus ojos, casi eléctrica. Shiki, por otro lado, pincho la punta de su dedo con uno de sus colmillos, y la sangre que salió de allí sé transformó en un látigo. De la mano de Kain brotó fuego.
Llevé mi vista hacia Isis. Todos con una habilidad poderosa y yo con una daga. Aunque no fuese una mal daga, aclaremos, es una daga poderosa, según Kaname me ha dicho, pero comparado a los demás... Me encantaría tener una habilidad como ellos. De todas formas, para ser humana y convivir con vampiros, un arma anti-vampiros no era un chiste. Así que miré a mí alrededor estudiando mi entorno y tratando de comprender mis posibilidades de movimiento. Tengo espacio para esquivar y atacar, y con ello era suficiente.
Alcé la daga frente a mi rostro de manera horizontal, equilibré mi peso en ambas piernas y doblé levemente las rodillas, no comprendía exactamente porqué o cómo, pero me dejé guiar por un instinto, un susurro latente que se esparcía suavemente desde la daga, y llegaba a mis oídos.
Entonces la puerta crujió y se abrió. Un vampiro dió un paso dentro de mi pieza sonriendo horriblemente. Tenía unas garras largas y los ojos rojos se asomaban entre su cabello des prolijo y mal cuidado.
Rima se adelantó y, con un movimiento de su brazo acompañado de su mano, aquel brillo eléctrico suyo terminó en el pecho del vampiro provocando que éste terminase contra la pared del pasillo. El vampiro se esfumó y, a cambio, quedaron cenizas.
Más vampiros se asomaron por la puerta, eran cuatro. Comenzaron a extenderse a cuatro patas por la habitación. Sin durar mucho tiempo allí los monstruos comenzaron a atacarse entre sí mismos. ¿Qué les sucedía? ¿Por qué se atacaban entre ellos?
Las cenizas de los cuatro vampiros llegaron hasta mis pies.
—Bien echo, Ruka —dijo Kain. Ruka lo miró y le dedicó una pequeña sonrisa. ¿Había sido Ruka? ¿Qué habilidad era esa? ¿Controlar mentes? ¿Alucinaciones? Me gustaba.
Se oyeron más ruidos provenientes del pasillo. Hasta que de pronto comenzaron a entrar más de esos monstruos al dormitorio. Se esparcían sobre mi cama, muebles, sillones, e inclusive arriba del placard. Lo único libre era la ventana. Los vampiros comenzaron a atacar. Había fuego, hielo, rayos de electricidad, latigazos y cortes alrededor nuestro. Yo no sabía qué hacer exactamente, cómo reaccionar. Mi habitación era un desastre.
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Vampire Knight: Memorias de un vampiro
FanfictionLos misterios se resuelven, siempre fue así. Aunque está claro, hay algunos que muchas veces no se llegan a descifrar. Es en ese entonces cuando caen en un abismo sin fin y se pierden hasta ser olvidados. Por otro lado, la curiosidad... La curiosida...