XXVIII. Imprevistos

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—¿Dónde estará Zero? —preguntó Yuuki mirando entre los alumnos diurnos—. Se supone que estaría aquí...

—De seguro está bien —respondí ante la mirada triste de la ex-humana. A decir verdad no tenía idea dónde o cómo estaría Zero. Hacía ya tiempo que no hablaba con el peli plateado.

De la nada sentí cómo todos mis sentidos se agudizaban y cómo un extraño y desenfrenado escalofrío se esparcía por mi cuerpo. Me detuve a oír a dos estudiantes diurnas que hablaban en la otra punta.

—¿Estás bien? —preguntó una de las chicas—. Estás sangrando.

—No te preocupes, es sólo una pequeña lastimadura. Me corté cuando corríamos hacia aquí. —respondió la otra.

Tenía que relajarme, concentrarme en otra cosa, pero el aroma aún así siendo suave, me ponía algo incómoda. Podía sentir un leve cosquilleo proviniendo de mi garganta.

¿Cómo harían los Nobles cuando me atacaba Yuno en los dormitorios? ¿O cómo hacía Yuuki ahora mismo? Cierto, bebió la sangre de Kaname. Aunque no quería, eso me enfadaba un poco. ¿Por qué? No sé. ¿Era acaso sobre lo que Ruka me había dicho el día en el que me sanó las heridas luego de que Yuno me atacara?

Oh, por todos los sangre pura, soy un vampiro enfadado y con sed. Tengo que relajarme ahora mismo.

—¿Lena-san? —Mis oídos se dirigieron a la voz de Yuuki. Salvándome del bucle de pensamientos asfixiantes—. ¿Estás bien?

—Claro —dije, girando sobre mis pies y mirando a la castaña detrás de mí.

Yuuki me miró atentamente y con cuidado.

—Tus ojos... —murmuró.

—¿Mis ojos? —pregunté confundida.

—Cambiaron de color —volvió a murmurar.

Los Nobles parecieron oír a Yuuki y me miraron alarmados, haciendo silencio.

Mi vista se deslizó atenta y rápidamente sobre todos los estudiantes nocturnos.

—¿Cómo se calma a un sangre pura cuando tiene sed? —susurró muy, muy, muy bajo Shiki a Rima. Sin embargo lo oí perfectamente.

—No lo sé —susurró la otra, sin apartar los ojos de mi—. Ningún Noble lo ha hecho nunca...

Sin decir nada, caminé intentando mantenerme tranquila hasta la puerta y salir, pero antes de que mi mano pudiera acercarse al picaporte, Aidou se adelantó y se puso entre la puerta y yo.

—Debemos protegerte, no puedes salir, Lena-sama. —dijo intentando mantener la calma. No estaba haciendo un gran trabajo ya que pude oír perfectamente su voz temblar un poco.

¿No puedo? Definitivamente no me encontraba para discutir. Si yo no podía calmarme ahora mismo, ¿cómo protegerían a los estudiantes diurnos? Una parte de mí empezaba a latir, pidiendo de a poquito dar rienda suelta a un instinto abrazador. Una parte de mí... temía perder el control de alguna forma.

—Apártate —dije.

Aidou se mordió el labio inferior indeciso. Su rostro mostró frustración. Cierto, él es un Noble, no puede desobedecer las órdenes de un sangre pura.

Vampire Knight: Memorias de un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora