XXIX. El poder

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Caí de rodillas al suelo y llevé las manos a mi gran herida.

Vamos Kazouyoshi, puedes aguantar, pensé.

Yuno me miró con una sonrisa y lamió lentamente la sangre que tenía en su mano mientras yo trataba de... Bueno, vivir.

—¿Realmente creíste que me matarías? —preguntó—. ¿A mí?

Tosí y acompañado de esto vino la sangre, en otras palabras, tosí sangre.

Maldita sea, tenía que aguantar.

¡Imagina que te mordió un vampiro y perdiste mucha sangre, ya haz pasado por esta, tú puedes!, intentaba alentarme mentalmente, más me resultaba difícil.

—Ya que te queda sólo unos cuantos minutos —dijo—, te explicaré lo que de seguro no entendiste con tu... especial capacidad, ¿vale?

La quiero muerta.

—De seguro te haz preguntado más de una vez «¿Pero yo no era la primer Amulus V'Tore?». Pues no, tú eres la sexta guerrera. ¿Sabes por qué todos creían que eras la primera? —preguntó, mientras caminaba de un lado a otro—. Creían que eras la primera porque la habilidad de Rosemary era «La Sangre de La Rosa». Su habilidad hacía que tu sangre se remplazara con la de ella, y luego Rosemary se volvía una parte de ti. Por eso obtuviste su marca mientras eras humana.

Yuno se detuvo y me miró.

—Estás cada vez más pálida —dijo—. ¿Quieres esperar un rato o voy muy rápido para ti?

La miré, y en cuanto me propuse a decir algo, volví a toser sangre.

Yuno rió.

—Se creía muy especial por ser la primera —continuó—, tenía la peor habilidad y escudo de los seis. Claro que para ti no era tan malo puesto que eras una humana idiota que vivía con vampiros.

Nakamuro Yuno se detuvo a observar el cielo con aire pensativo.

Sentí una ola de adrenalina recorrer toda mi columna seguido de un intenso frío y calor al mismo tiempo. ¿Qué me sucedía? Desde que me había convertido en vampiro no sentía el frío...

—Aunque debo admitir que tuve mucha suerte gracias a Rosemary... —continuó—. Como ella seguía dentro de ti, no podía transformarte en sangre pura. Bueno, ni mi preciado Kaname ni yo podríamos haberte transformado. Lástima, y eso que te mordí incontables veces. —Suspiró—. Verás, como Rosemary tenía este poder del «escudo», no sólo era un escudo para que no te mordieran, sino que evitaba que cualquier sangre pura te... convirtiera.

Volví a toser sangre y mis piernas temblaron amenazando con dejarme caer. Cuando noté que me estaba cayendo hacia adelante, detuve mi caída con ambas manos. El impacto me ensordeció unos segundos, pero la risa de Yuno me mantuvo concentrada.

Me sentía más débil que nunca.

Yuno se miró los zapatos y los limpió con el dedo al ver una gota de sangre. Se lo llevó  a la boca y saboreó ésa pequeña gotita.

—Por otro lado, mi talento es el mejor de todos —dijo la enana—. Soy la quinta, la confusión, o en otras palabras el engaño.

Vampire Knight: Memorias de un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora