Yuuki tenía una sonrisa de oreja a oreja en su pequeño rostro y sus bracitos me levantaron del suelo mientras me exprimía contra su torso.
—Yo... Yo también te quiero mucho, Yuuki —dije, tratando de respirar. Sentía el aire dejar de pasar por mis pulmones—. Estoy muy feliz..., pero bájame o moriré asfixiada. —Sus brazos se aflojaron dejándome respirar.
—Oh, lo siento —Me bajó y volvió a sonreír. Si no moría por vampiros en La Clase Nocturna, moría gracias a Yuuki.
Me acomodé la ropa y agarré el pequeño bolso que arrastraba desde Los Dormitorios de La Luna. En él traía las pocas cosas que había podido rescatar en unos pocos segundos. Por alguna razón los vampiros me apuraron a irme de los cuartos nocturnos.
No había dormido. Desde el ataque fui llevada rápidamente a la enfermería de la academia. Me atendió la doctora (ya al tanto claramente de los vampiros), una mujer seria y atenta (y, sin duda, cazadora de vampiros también). Lo noté porque de su cuello colgaba un amuleto contra vampiros.
Ya vendada y con analgésicos para los dolores encima, fui escoltada hasta la academia por Seiren, quien me había dejado el bolso que ahora cargaba con algunas cosas.—Yuuki, ¿por casualidad sabes cuál será mi habitación? —pregunté. Tenía sueño, ya no estaba acostumbrada a estar despierta a estas horas de la mañana. Ahora mismo debería ponerme el pijama y meterme entre las sábanas suaves.
—Es raro, pero el director no me lo dijo. Preguntémosle ahora mismo.
Yuuki me tomó del brazo izquierdo y me arrastró por todos los pasillos de la academia posibles. Izquierda. Derecha. Izquierda. Izquierda. Derecha. Los estudiantes de La Clase Diurna me miraban sin apartar la vista de mí. Las frases del día eran: «¡no puedo creerlo!», «¡es Lena-senpai!», «¡Kazouyoshi-sama!».
La verdad que nunca entendería porque se emocionaban tanto ante La Clase Nocturna. Eran dentro de todo normales (si es que llamamos normal a que beban sangre, tengan habilidades, largos colmillos, les moleste el Sol en los ojos y la piel, se tele transporten, corran rápido y tengan mejor olfato y vista). Sin embargo, creo que podía comprender su entusiasmo ante ellos. Los rodeaba un aura misteriosa y su belleza era única, enigmática. Los diurnos eran más expansivos pues eran humanos, ellos vivían ante el Sol, ante la... vida. Pero los vampiros eran oscuros y misteriosos, como la noche. Recatados y distantes. Eso, a los humanos, los atraía. El misterio siempre llama la atención a aquellas almas curiosas.
Desde mi llegada nunca había tenido la necesidad de ir a la dirección de Kaien, por tal, no tenía idea dónde se encontraba. Así que me dejé llevar entre pasillo y escaleras por Yuuki.
Cuanto más pasábamos frente a las aulas, más cabezas se asomaban por las puertas para ver a la estudiante nocturna que caminaba con la prefecta diurna por los pasillos. Todo iba bien, hasta que en un punto, eran muchos los ojos curiosos que estaban sobre nosotras dos. Fue en ese momento cuando noté que era el horario de clase y algunos de los estudiantes se escabullían de las mismas.
No les presté mucha atención, ¿quién no se habrá salteado una clase sin permiso alguna vez?
Pero sentía algo que antes no había sentido al llegar a la academia. Incomodidad. Me sorprendió darme cuenta que con los vampiros no me encontraba incómoda por ser nueva, sino temerosa de que me mordieran. De todas formas mi estadía con los estudiantes diurnos sería temporal, aún así sospechaba que no los vería mucho ya que mis horarios de clase serían los mismos de siempre. Lo único diferente, tal vez, la seguridad y el dormitorio. Por ende, aquel sentimiento de incomodidad, estaba segura de que pronto desaparecería.
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Vampire Knight: Memorias de un vampiro
FanfictionLos misterios se resuelven, siempre fue así. Aunque está claro, hay algunos que muchas veces no se llegan a descifrar. Es en ese entonces cuando caen en un abismo sin fin y se pierden hasta ser olvidados. Por otro lado, la curiosidad... La curiosida...