XX. El trueque

2.5K 205 11
                                    

—¡Vamos Zero, yo sé que eres cazador! —Insistí por décima vez, arrodillada en el suelo (si, arrodillada)—. ¡Llévame a esa biblioteca!

—No. —contestó secamente. Pasó por mi lado sin siquiera mirarme.

—¿Eres siempre tan cortante? —murmuré mientras me levantaba y lo seguía.

—No.

Pff, claro, pensé.

—¿Por favor? —pregunté. Lo seguí por el pasillo de los dormitorios de los chicos. Me arrepentiría de esto luego.

—Vete. Las chicas no pueden estar aquí —dijo—. Si el presidente de la clase llegara a...

—Si el presidente de la clase llegara a verme —interrumpí—, pondría ojos de cachorro y diría que Ruka-sama quiere una cita con él.

—¡Vete! —exclamó—. ¡Ahora!

—¿Por favor? —pregunté, nuevamente.

—No.

—Por favor.

—¡Cállate de una vez! —Abrió la puerta de su habitación. La estuvo por cerrar de un portazo pero puse mi pie.

Creo que lo quebró.

Me miró fastidiado. En cualquier momento le explotaría esa vena que tenía en la frente.

—¿Por favor? —Sonreí inocente.

Empujó mi pie con el suyo y cerró la puerta en mi cara. Creo que eso era un «No».

—Mierda —murmuré, recargando la frente en la puerta.

Necesito ir allí. Tienen archivados libros, diarios, armas, incluso cosas que debieron dejar de existir hace diez mil años. Sería asombroso ir a un lugar como ese. Agradecía a Kaien por haber hablado demasiado con mis padres sobre los lugares a los cuales podían ir o cosas que hacían los cazadores. La verdad es que no sabía porque le contaba ello, es decir, no debería. De pequeña siempre creía que lo contaba más para que yo lo escuchara.

—¡Me quedaré aquí todo el día si es necesario! —exclamé, para que Zero escuchase bien.

Como no hubo respuesta bufé.

—¡Incluso no dejaré de hablar desde ahora!

La puerta se abrió de golpe y por poco no me golpeo con Zero. Levanté la mirada lo más rápido que pude sonriendo.

—No te llevaré, entiéndelo de una vez. —dijo.

Se propuso a cerrar la puerta una vez más pero la detuve con la mano. Me miró fastidiado.

—¡Te lo pido, Zero! —rogué, casi gritando.

Escuché algunas puertas del pasillo abrirse. Al parecer las chicas... no pasaban seguido por aquí, ahora que recuerdo.

—Estuviste ayer cuando leí el diario, —Levanté la voz inconscientemente—, no puedes negar que quieres saber más sobre lo que escribió ese... —Suspiré y baje la voz— vampiro.

—No me interesa.

Cerró la puerta nuevamente, dejándome con todos los chicos fuera de sus habitaciones mirándome. Fantástico.

Recargué la espalda en la puerta y suspiré frustrada. Sería imposible convencerlo.

—¡Es Kazouyoshi! —exclamó un chico.

Oh, diablos. Ya comienza el desorden.

—¿Qué hace por aquí? —preguntó otro.

Vampire Knight: Memorias de un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora