XXII. Amor y odio, odio y amor

3K 205 27
                                    

—¿Hikari? —pregunté al joven que yacía frente a mí.

No dejaba de sonreír de manera tierna desde que había llegado al lago. Sus dientes blancos como el mismo color, dejaban entrever unos colmillos.

Otro vampiro, pensé.

—¡Ah! —exclamó, agrandado su sonrisa—. ¡Ya viste a mis amigos!

Tocó sus colmillos de manera infantil y despreocupada con ambos dedos índices, como si sólo se trataran de un accesorio.

—Sólo los utilizo para vaciar a los humanos de su sangre y convertirlos en vampiros sedientos —dijo rápidamente—. Si antes no los mato, claro.

Aunque ya con eso supe que era un sangre pura, lo miré espantada. Si lo decía todo así era super escalofriante. Incluso traumático.

—Es broma —Rió—. Suelo beber de algún animal de bosque. Pero cada tres años de un humano.

—No se si eso entre ustedes los vampiros sea algo bueno... o malo —murmuré.

Comencé a retroceder de a poco, sin que se notara mucho. No por miedo a él, sino porque no lo conocía y no tenía idea de sus intenciones.

—No te haré, ni haría, daño —dijo moviendo las manos en el aire en cuanto notó mi forma de retroceder—. Tranquila.

—Yo... Sólo debo irme —dije.

No me quedaría a hablar con un desconocido por la noche estando a solas. Menos aún si el desconocido llevaba colmillos y le gustaba el plato «Humana a la carbonara».

—¿Por qué no...? —preguntó, mirando como mis pies se daban la vuelta para irse de allí—. ¿Por qué no me cuentas un poco de ti?

Me detuve en el lugar y lo miré.

—¿Eh?

—Si —aseguró con una sonrisa que invitaba a quedarse—. Cuéntame de ti... De tu vida como humana.

Recalculé dos veces lo que estaba sucediendo. ¿En verdad este vampiro quería saber sobre mí? ¿Qué está sucediendo?

—Hablo enserio... —murmuró.

—Yo... —Sonreí un tanto incómoda—. Yo en verdad debo irme y...

Hikari se sentó en el pasto con las piernas cruzadas y me miró con curiosidad.

—Por favor, quédate —dijo—. En verdad no voy a hacerte nada, sólo quiero saber...

¿De mí?

Algo en el vampiro me decía que me quedara, que no me haría daño, que estuviese tranquila con él. Pero al mismo tiempo, algo más me decía que no confiara en él. Que no lo hiciese porque es un vampiro.

Lo miré con atención. Hikari tiene... mis mismos ojos, mis mismos rasgos. Eso no es... normal. Y ha mencionado a Rosemary. Nadie más que yo sabe sobre ella (exceptuando esa loca del arco y flecha que entró en mi habitación, que resultó no ser una loca al fin y al cabo cuando confirmé que si habían otros que me llamaron «Guardiana». ¿O todos estaban locos?).

—Haces todo difícil —murmuró, trayéndome de nuevo a la realidad. Apoyó la espalda contra el pasto y acomodó sus manos detrás de la cabeza.

—Bien —dije luego de dirigirle una rápida mirada. Si sabía de Rosemary necesitaba hablar con él, pero me arriesgaba a que fuese otro de los V'Tore al mismo tiempo—. ¿Qué quieres saber?

—Tu primer recuerdo.

—¿Y por qué querrías saber eso?

—Simple curiosidad —Sonrió.

Vampire Knight: Memorias de un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora