Me debía llegar por la altura de los hombros. Su cabello era negro, lacio y largo hasta la cadera. Sus ojos verdes como las hojas de un árbol. Tenía que admitir que era bonita. Su pequeña nariz, sus redondos, claros y grandes ojos, sus labios parecían algodón. De mirada inocente.
Cuando Kaname me avisó de ella, advirtió que tuviese cuidado. Al principio no comprendía porqué exactamente, como era prefecta sólo tenía que hacerle una pequeña guía de como era la Academia, pero en cuanto la vi bajar del vehículo con el uniforme blanco como la nieve comprendí todo. Era nueva, es decir, tal vez le cueste acostumbrarse a convivir con humanos.
Me miró de arriba hacia abajo con una sonrisa tímida, pero algo me decía que no confiara en ella. Tal vez sea lo que veía en sus ojos, tal vez sea la manera en la que se paraba o la manera en la que inclinaba la cabeza. La verdad es que no lo sé... Tampoco deseaba ser tan juiciosa.
Me dispuse a dar la primer palabra pero ella se adelantó:
—Hola, soy Nakamura Yuno —dijo, con una pequeña reverencia— Noble.
—Bienvenida. —Sonreí, devolviendo la reverencia—. Kazouyoshi Lena, prefecta.
—Un gusto. —Sonrió.
Unos sirvientes se bajaron del auto en el que llegó y empezaron a bajar rápidamente su equipaje. Tres maletines de mano.
—Te ayudo a llevarlos dentro —le dije, acercándome para agarrar uno de los maletines. Pero los sirvientes me miraron mal, clavando los ojos rojos sobre mí. Sostuve la mirada, sin gracia ni ganas de volverme pequeña o insignificante ante ellos.
—No, gracias. Ellos se encargarán.
Evité fruncir el ceño con disconformidad.
—Lo siento, pero a partir de estas rejas —dije, señalando las rejas a nuestras espaldas—, no pueden pasar más vampiros que aquellos que estudien o trabajen aquí.
—Oh, pero ellos no harán nada... Están entrenados.
¿Entrenados..? Hablaba de ellos como sus mascotas.
—No pueden —afirmé.
No sé si le agradó o no mi resistencia, tampoco sé si le dió importancia o no. La joven miró a sus «siervos» y asintió con la cabeza. Recogió sus maletas con una elegancia y ligereza impecable y me miró lista para llevarlas dentro.
—Entonces... te enseñaré La Academia Cross —dije dando un paso hacia atrás, haciéndole entender que me debía seguir.
Me ofrecí a llevarle una de las maletas, lo cual aceptó.
Luego de un buen rato caminando y explicándole las normas (que era obligación saberlas de antemano), llegamos a las rejas de Los Dormitorios del Sol. Estaba claro que no entraríamos, la llevaría allí para que ella pudiese verla y que sepa que no podía entrar.
Yuno caminaba a mi lado y observaba todo atentamente, aunque no lucía muy sorprendida, era como si viviera en un lugar mucho más lujoso y todo a su alrededor fuere igual o menor a su hogar, o que ya hubiese estado aquí y conociese cada rincón.
Durante el largo camino desde la entrada hacía Los Dormitorios del Sol, le hablé sobre La Clase Diurna y Nocturna. Que como ya debía imaginar, el uniforme claro lo usábamos La Clase Nocturna y el Oscuro la Diurna.
—¿Por qué? —preguntó.
—¿Por qué... qué exactamente? —pregunté confundida.
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Vampire Knight: Memorias de un vampiro
FanfictionLos misterios se resuelven, siempre fue así. Aunque está claro, hay algunos que muchas veces no se llegan a descifrar. Es en ese entonces cuando caen en un abismo sin fin y se pierden hasta ser olvidados. Por otro lado, la curiosidad... La curiosida...