—Déjame ayudarte —murmuró con inquietud.
Se acercó a mí y me tomó en sus brazos. Lo único que podía pensar era sobre todo el dolor que sentía.
—Hay... mucha sangre —volvió a murmurar Ruka. Podía oír su respiración irregular, pero a pesar de ello continuó cargándome.
Subió las escaleras hasta mi habitación y me dejó sentada en la silla del tocador. Fue al baño y trajo mi botiquín. Supe que sería necesario aquí en la academia... rodeada de vampiros.
Desinfectó muy lenta y cuidadosamente mis heridas, y vendo mi pierna y cuello. Sus heladas manos se habían llenado de sangre, pero aunque lucía muy intranquila por ello, las lavó con paciencia.
—Ruka —dije, casi en un susurro. La pregunta que estaba por hacerle la tenía rondando en mi cabeza desde hace ya mucho tiempo—, ¿por qué me ayudas? Creí que no te agradaba.
La vampiro sólo me miró y esbozó una leve sonrisa. Luego de acomodar todo lo usado en su lugar y lavarse nuevamente las manos, suspiró y se sentó en la cama.
—Estaba celosa —dijo. Bajó la mirada por unos segundos y luego me miró—. Estaba celosa de que Kaname y tú... congeniarán tan bien. Cómo si tuviesen un gran imán que los atrajera intensamente a pesar de que él... Bueno, él no te vea tan seguido como a mi. Pero comprendí que ya no siento lo mismo por él. Me di cuenta de ello hace tiempo, sólo que me costaba entenderlo.
Abrí la boca para decir algo pero ella continuó.
—Mis celos habían aumentado cuando Kaname estuvo por morderte en su habitación, el día que nos castigó. —Rió levemente—. Verás... para un vampiro, beber la sangre de la persona que ama es... todo. Al ser inmortales, debemos aferrarnos a algo y... nosotros nos aferramos al amor.
—Lo siento, Ruka. —murmuré.
—No, no te disculpes. Después de todo eres humana y... tal vez sea algo bobo para ti eso de «aferrarse al amor». Pero me hiciste ver que Kaname y yo no podríamos ser algo.
La miré. Realmente lucía sincera y satisfecha consigo misma. Como cuando logras superar algo, cosa que había hecho, a decir verdad.
Lamentaba mucho el que su amor no haya podido ser correspondido, pero viendo la forma en que Kain le miraba... Estaba segura de que habría alguien rápidamente al que aferrarse. A pesar de que Ruka, como todos los demás aquí (exceptuando a Kaname, claro) eran Nobles y no vivían eternamente, vivir más de dos mil años sin alguien debía ser... horrible. Solitario.
Mirando a la vampiro de cabello ceniza recordé entonces una cita del segundo diario de Guerrero Amulus V'Tore: «No todos los vampiros tienen un propósito al que aferrarse para vivir. Al ser sangre pura se tiene la posibilidad de vivir eternamente. ¿Pero qué es vivir eternamente sin poseer un propósito?»
—¿Recuerdas el día en el que me viste a los ojos cuando hacías de prefecta? —preguntó—. Estabas en el balcón y te habías detenido a ver a Kaname.
—Si —dije. Era el supuesto día en que Kaname me había besado el cuello—. Lo recuerdo, ¿por qué preg...?
—El abrazo de tu amigo el lobo —interrumpió—, que el otro prefecto bebiese de ti, que Ichijou te cargara hasta los dormitorios y que Kaname te besara... Bueno, cuando me viste a los ojos creé una ilusión para ti. Y era esa.
Ahora encajaba todo. ¡Sabía que no estaba loca!
¿Pero como conoce a John?
—Aunque fue extraño —dijo—. Se me había dificultado demasiado meterme en tu cabeza...
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Vampire Knight: Memorias de un vampiro
FanfictionLos misterios se resuelven, siempre fue así. Aunque está claro, hay algunos que muchas veces no se llegan a descifrar. Es en ese entonces cuando caen en un abismo sin fin y se pierden hasta ser olvidados. Por otro lado, la curiosidad... La curiosida...