Capítulo 19

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Mi mente, trabaja a mil por hora en cada fracción de segundo pero la única pregunta que puedo forma es :

- ¿ Quién  eres? - me mira sin expresar nada, lo que parecen minutos son solo segundos.

- Un simple ciudadano. - dice burlonamente , de un momento a otro me deja en la acera y el camión pasa a toda velocidad, busco por cada rincón de la calle a esos ojos pero no hay nada ni nadie .

Confundida y anonadada me dirijo hacia los microfonillos y pulso el 14, subo las escaleras reproduciendo lo que ha pasado pero lo apartó a un lado en cuanto entro a la casa.

Ha cambiado un poco, el sofá sigue siendo negro, las paredes blancas, suelo de mareada, muebles blancos, y televisión nueva, ahora más grande.

- ¿ Quieres comer algo o cenar o lo que mierda sea? - me sobresalto al escuchar a An, y sonrió por su manera de hablar no ha cambiado nada.

- No, no tengo hambre.

- Mi, abue, vendrá mañana por la tarde, ven te enseño el cuarto, osea el tuyo. - An me lleva al final del pasillo y abre la puerta marrón de madera. El cuarto contiene una cama grande de matrimonio blanca, muebles marrones de madera, un escritorio, un armario blanco y dos ventanas que día unas vistas preciosas.

- ¿ Qué tal?

- Es preciosa.

- Bueno, estarás cansada, me voy a dormir, mi habitación está al lado y el servicio al lado de mi cuarto, estoy muy contenta de que estés aquí, bruja. - Me dice con cariño.

- Yo también .- susurró .

- Te extrañe .- dice abrazándome .

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Me despierto sobresaltada, me rasco las muñecas y veo que tengo marcas
Rojas, son las 4:13 de la madrugada, decido salir a la calle, me pongo un vaquero, deportivas, y una sudadera, salgo a la calle y camino al parque con la capucha en la cabeza, me siento en el banco y me quedo mirando la arena mínima del suelo hasta que algo me distrae, alzó la vista y ahí está el.

Me levanto y me siento a su lado, me sobresalto al ver que se levanta, me tiende la mano.

- Ven conmigo. - me dice serio, yo le cojo la mano y por un instante estoy en paz.

El empiza a correr y yo le sigo pero lo más raro es que llegando en menos de dos minutos a un acantilado, estamos al borde, el aire azota mi cara y mi pelo.

- Lánzate.

-¿ Qué ? ¿ Tu estas mal?

- Dame tu mano, cierra las ojos y déjate caer. - Yo dubitativa le entregó mi mano y cierro los ojos, y como si algo me empujará caigo, abro los ojos y grito, aprieto la mano de él chico de al lado y solo veo el suelo a punto de estrellar con mi cara.

Crocodile TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora