Maratón -P/5- ¡ Ponte este! No, espera, ¡ este! - Me deje caer en el sofá exhausta, An estaba jugando, nuevamente, a las princesas.
An iba, de rechupete, por así decirlo, llevaba un vestido blanco que se le pegaba, no excesivamente, al cuerpo, estaba más alto de la rodilla y llevaba descubierta la espalda, unos tacones de vértigo blancos y su melena roja estaba rebelde, no lleva mucho maquillaje pero se relataba el rojo pasión en sus labios.
- Decidió, este. - Vi un vestido negro oscuro, corto y ceñido.
Negué.
Asientio.
Volví a negar.
Volvió a asentir.
Negué, rotundamente no me pondría ese vestido.
***
- Venga, va, no estas mal, estas para arrasar. - An me guiño un ojo y se adentro al bar.
Suspire.
Al final mi " me negué rotundamente " no sirvió para nada.
Llevaba ese vestido negro, se me pegaba, y está vez si excesivamente, al cuerpo, llevaba la parte del escote holgada y me daba la sensación de que al caminar se me veía una teta, llamarme vulgar, pero vamos, todas las chicas tenemos tetas, ¿ eh o no?
Volviendo a mi inadecuado vestuario, llevaba unos tacones de vértigo, ¡ vértigo! Estoy por caerme al caminar, lo juro y lo rejuro.
Llevaba el pelo al lado y un suave brillo en los labios.
Camine, esta vez sin caerme, hacia el bar.
Esta petado.
P-e-t-a-d-o
Chicos besuqueandose con chicos, chicas, viejos... Iuuuu!
Vi a An en la barra hablando con un chico.
Sonreí.
Espero que este no sea un hijo de puta.
Me encamine hacia ella y me senté a su lado de la barra.
- Una negrita con coca-cola. - Le dije al camarero, este asientio con una sonrisa.
No lo vi mucho dado que extrañamente el chico que hablaba con An se me hacia demasiado conocido.
- Me llamo Henry Ford, y tu eres...? - Él chico era alto, parecía de unos ¿23? No estoy muy segura.
Me estremeci al ver su piercing.... ¿ Puede ser? No, estoy volviéndome más loca.
- An, me voy a la pista. - Le digo, unos ojos marrones me observaron.
No podía ser...
Su ceño fruncido me lo confirmo y me escape en cuanto pude.
Gente y más gente.
Preguntas y más preguntas.
Sensación.
Esa es la palabra.
Había algo que iba mal.
Realmente mal.
Era... Como... Si esto ya lo hubiera vivido pero no.
¿ Me entendéis?
Corre
Me di la vuelta, negué con la cabeza, me sentía realmente mal, algo iba mal, necesitaba correr, algo o alguien estaba mal, todo se volvió negro.
Negro para mi.
Mire mi copa, no había bebido ni un trago.
Espera... ¿ Y mi venda?
Mi vestido... No, no, no.
¿ Jeans justos y camisa manga larga?
Algo iba mal.
Se que lo he repetido pero yo no llevaba este vestuario.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo al recordar.
¡ Para el maldito coche! ¡ Que lo pares!
Te quiero mapache.
Me cogí la cabeza, me empezaba a doler, quise gritar.
Aire.
Necesitaba aire.
Salí lo más rápido posible de ahí y respire profundo.
No debiste hacer eso.
Que hay obeso
Unas lágrimas calleron.
No, ¡¿ Que estaba pasando!?
Camine, me importaba mierda los tacones.
Frene en seco.
No habían tacones.
No había vestido.
No había nadie.
Convers negras.
Eso es lo que había.
Y entonces volví a caminar.
Corrí.
Pare.
Y me asuste.
- La casa de los Parker. - Susurre.
- ¡ Tomas! - Me giré.
- ¿ Donde está mi hermana? ¿ Esta adentro? Ahora vuelo. - Su voz me paralizó.
Era el.
Estaba ahí.
-¿ Tomas? - Pregunté y corrí hacia el.
Sus ojos me miraron pero interrogativos.
-¿ Iris? - Gritó, pero no a mi.
Se adentro a la casa.
Su coche.
El coche.
Estaba intacto.
Oi murmullos, oí y sentí.
Lo vi todo.
Y fue peor.
El sonido del coche de mi hermano arrancando.
Viendo como giraba.
Camine más deprisa.
Eran como imágenes tomadas al instante.
Me vi a mi gritándole que parará.
A el girando.
Al coche girar.
Me derrumbe.
Cai en llanto.
- Te quiero mapache.
Cai al suelo.
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Crocodile Tears
Roman pour AdolescentsEscribir en palabras grandes DEPRESIÓN, sumarle PSICÓTICA. Papa, ¿ no lo ves? Yo no lo mate.