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Maratón - P/ 1.
Tragué saliva, sin saber que hacer, me senté en la cama sin salir de ella, mire directamente al señor que tenia en frente, tenia una expresión divertida en el rostro, que yo no entendía.
¿Qué hacia en mi habitación? ¿Quién era? ¿Qué quería?
Las preguntas sonaban huecas en mi cabeza, una detrás de otra, parecía que habían pasado horas, pero solo habían pasado segundos.
Impaciente, hice gestos de ¿ qué quieres? Por suerte lo capto a tiempo.
- ¿ Qué ? Ah si ,tranquila , no te haré nada , solo por unos cuantos meses .- sonrío torciendo la sonrisa , yo fruncí el ceño , confundida .
- ¿ Te comió la lengua el gato ?
Se estaba riendo de mi.
Cobarde, resonaba en mi cabeza, si llevara en su mano esa estúpida navaja ya me habría enfrentado a el.
-¿Sabes? No se por que mi hijo te protege, solo eres una cría con una depresión psicótica, si te soy sincero, si eres guapa, pero del montón, no destacas lo suficiente para...
¿ Qué? ¿ De que hijo me habla? A mi nadie me protege, ¿ de que habla? Llevaba un sombrero gris, y un traje gris, sus ojos eran demasiado grandes para su cara, aterrorizaba.
- Lo suficiente para que vengas hasta mi, ¿no crees?- refuté.
- ¿No te enseñaron que a las personas adultas se les habla con respeto, maleducada?
- Eso a mi me resbala.- dije altiva. - Además, ¿no lo sabes hacer mejor?¡Vamos! Has logrado meterte en mi habitación, ¿solo para esto?. -refute alzando la barbilla. Aplano los labios y emitió una risa socarrona.
- ¡ Vaya! Si sabes hablar, bravo. - Se puso a aplaudir, después me miró con furia, me estremecí. - No todo el tiempo estarás acompañada, mi hijo no te cuidará todos los segundos, minutos, horas , meses y años, algún día te dejará sola por descuido y ahí estaré yo, tu elegiste esto, ¿ no? Y le aplicaste ese futuro a ese engendro. - Dijo riéndose.
¿ De que habla?
- No se quien es tu hijo, déjame en paz.- mi voz era tan baja pero tan fuerte a la vez que el dejo de caminar.
- No me vas a engañar, el juego ha empezado.- prometió.
Vi como se acercaba a mi, agarro mi barbilla con fuerza y me dio un beso forzado en la mejilla, paso la mano donde estaba la navajo por la altura de mi cuello, creía que me mataría, pero todo fue tan rápido, el empezó a alejarse, sentí un escocer en mi muñeca, alterada observe como salia sangre de esta, sonreí quedando sin respiración.
- Cobarde. - dije lo suficientemente alto para que parara, dio media vuelta y a grandes zancadas vino hasta mi, sabia que lo estaba provocando, y cayo.
Un golpe en seco sonó, y se que fue su mano contra mi cara, mi rostro cayo en la cama, empece a reír mientras veía las sabanas tintarse de rojo.
Me dije a mi misma que descansara, que me despertaría. Y todo se nublo.
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Me pesaban los ojos, no quería abrirlos, pero aún así los abrí, pestañee varias veces intentando descifrar donde taba, aliviada vi que era mi habitación de hotel, tal vez todo había sido un mal sueño, pero cuando baje la vista a mi muñeca la opresión volvió a instalarse en mi pecho, se encontraba una venda en esta.
Confundida, levante mi cabeza y vi que había estado recostada sobre el, sus ojos negros se cruzaron con los míos y una sonrisa preocupada se instalo en el, el chico misterioso, de repente me rodeo con sus brazos dándome una abrazo de lo más reconfortante.
- ¿ Estas bien? -pregunto, note en su pregunte angustia y preocupación, pero vams, era normal, ¿cómo sabía que estaba en mal estado?
Asentí, pero note como se formaba un nudo en mi garganta y mis lágrimas me traicionaban.
El soltó un suspiro y no dudo en abrazarme de nuevo.
No se cuanto paso, pero mi pregunta me estaba matando.
- ¿ Es tu padre? - Él me miró asombrado, vi como la frialdad y furia pasaron por sus ojos, se levanto de la cama, dejando el sitio vacío, no me miro, no hablo, no respondió.
Silencio, y más silencio.
- ¿ Cómo sabes eso? - Su voz hizo que me sobresaltara, sus ojos me miraban.
- El me lo dijo. - afirme mirando a la sábana.
- El puede ser mi padre, quien me crió pero te lo juro yo no soy igual que el.- me miró, pude ver la suplica en sus ojos, respire hondo y me acerque a el abrazándolo, sentí como aspiraba ¿ mi aroma ? Tal vez, pero sabía que el, ahora, necesitaba mi abrazo.
- Iris. - Una voz gruesa y fuerte y además bastante conocida, me sobresalto, me separe de él y sus ojos azules me miraban interrogatorios.
- ¿ Qué pasa? - pregunte curiosa, el levanto la ceja , como diciendo " ¿ qué que pasa? ¿ De verdad? ", al ver que no decía nada, respiro fuerte.
- Pues venia a verte para invitarte al ver un partido de fútbol por lo de tu hermano, ya que hoy jugaba vuestro equipo favorito, pero al parecer estas acompañada, ¿ o me equivoco? - su tono me enfado, no estaba disimulando ni siendo discreto, estaba enfadado.
¿ Celos? Tal vez, me mordí el labio por contener la risa.
- No, no te equivocas. - declaré viendo al chico misterioso, el me miró desconcertado, yo le sonreí, y el sonrío no muy convencido, yo vi de nuevo a Elliott y el nos miraba con los ojos abiertos, yo quise morirme de la risa.
Se puso firme, haciéndose un poco más alto, y camino hacia el chico misterioso, le extendió la mano.
- El novio de Iris, encantado, ¿ Tu eres? - Esperar, volver la cinta pa ' tras, ¿ he oído bien? ¿ Novio? ¿ Desde cuando? Quise gritarle pero la voz del Chico Misterioso me freno de inmediato.
- Me llamo Steven, Steven Spielberg.
Vaya, que nombre tan curioso.
Y bonito.
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Crocodile Tears
Teen FictionEscribir en palabras grandes DEPRESIÓN, sumarle PSICÓTICA. Papa, ¿ no lo ves? Yo no lo mate.