Capítulo 35

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Maratón -P/3

Dentro de todo,  no estaba tan mal, ¿ no? 

Solo,  que tal vez, un pequeño rubor subió por mis mejillas, bueno vale, pequeño pequeño no, mediano tal vez.

Sentí su cuerpo vibrar detrás de mi, lo que significaba que se estaba riendo en silencio, y ese " mediano " rubor se hizo más grande.

- Me encanta cuando te ruborizas. - Volvió a susurrar.

Mierda para.

- Me encanta cuando cierras los ojos y absorbes el momento. - Nuevamente susurro.

Joder, esto es un crimen.

Espera ¿ qué? 

Abrí los ojos, mierda los había cerrado sin darme cuenta.

Trague duro,  y el sonido seguramente llego a el,  lo oí respirar profundo.

- También cuando estas nerviosa y tragas con dificultad. - Esta vez ese susurro esta cerca,  demasiado diría yo, tanto así que sentí el roze de sus labios en mi.

No, no,  no,  para joder.

Ahí está otra vez el, "tranquila ya no es encargamos de que pierdas el control,  ¡ refuerzos! "

¿Refuerzos?  No,  no quería más hormonas en mi organismo,  me negaba.

Vale, analicemos la situación.

1 - No es un pecado estar así,  en esta situación con algien. 


2- No me impedía nadie estar con el. 


3- Y ¿ qué coño?  No estaba saliendo con Elliott,  así que no pasaba nada.

Respire ondo y ¡ pum!  Puerta abierta.

An, entro echa una verdadera furia,  rápidamente me separe de Steven y no me atreví a mirarle.

- ¡ No me lo puedo creer!  ¿ Tu te lo puedes creer?  ¿ Cómo pudo ocultarme algo así?  No hay derecho,  me niego, esto de él amor es una jodienda básicamente!  ¿ Cómo? ¿ Dime cómo? - Después de su ataque de furia y cólera,  la última pregunta la hizo con un sollozo y se tiró a la cama a llorar.

Por primera vez, mis ojos conectaron con unos azabache y con la mirada le dije que se fuera,  este asintió.

Me acerque a An y le acaricie la cabeza.

¿Qué había ocurrido? 

Ella levanto la cabeza,  sus ojos estaban rojos y llorosos,  estaba roja y lo más preocupante no hablo ni una sola vez.

Eso solo significaba una cosa.

O era un problema con su familia o con Diego.

- ¿ Qué te pasa? - Pregunté lo primero que se me vino a la cabeza.

- Yo.. No... Te juro... No puede ser verdad,  el no es como los otros,  yo... Creía... Me equivoque nuevamente... Maldito corazón estúpido... - Rompió en llanto y se abalanzó a abrazarme.

Diego,  la has cagado conmigo.

Estas en mi lista negra.

****

El suave sonido de la respiración de An,  me indicaba de que se había quedado profundamente dormida en mis piernas, que para especificar más las había usado como su almohada, nunca la había visto si.

Tan desecha, destrozada, rota, tal vez ella había salido con varios chicos, si, tal vez, y más de una vez se había decepcionado, pero llegar a este punto era y sonaba a peligro.

¿ Qué habría echo Diego?  ¿Por qué le había echo esto a An?  ¿Qué le había echo? ¿He dicho ya QUÉ LE HABIA ECHO?

Su pelo rojo estaba enredado y sus mejillas estaban pálidas, se que si vuelvo a ver sus ojos verdes,  toda alegría habrá desaparecido.

Normalmente ella nunca llora, o tal vez si, pero cuando yo no me doy cuenta, niego con la cabeza,  An y yo no nos ocultamos nada.

An y yo, nos conocimos en preescolar, ósea infantil,  yo ese día estaba enferma, sonrío al recordarlo, ese mismo año pasaríamos al colegio, en resumen era nuestro último año de infantil,  ¿me entendéis? Bien, bueno en ese día se me habían olvidado  por completo los malditos pañuelos en el coche de papa, así que bueno andaba por ahí con un resfriado impresionante, cuando toco la hora del comedor, ni ganas me entraron de probar el potaje que las cocineras habían echo,  así que me quede en la fuente del patio, un " achis " por parte mía no me sorprendió pero dos más si,  por que esos achis no eran míos,  vire mi vista,  y ahí estaba,  una niña de 5 años sgeurmanete para los seis, con pelo rojo y corto, sacando un pañuelo,  bendito pañuelo, me pillo viéndo el pañuelo y vino hacia mi,  me extendió uno y yo lo cogí encantada,  sus ojos verdes estaban tristes, y me pregunté el por qué.

- Hola, soy Iris

- Yo soy Anaballe, pero llamame An.

- ¿Por qué estas triste?

- Por que el cielo está triste y va a llorar.

Ese mismo día, comprendí que esa chica, o mejor dicho esa niña no era muy feliz, y su respuesta me dejo más intrigada.

Y aquí estamos,  más unidas que nunca.

Le acaricie la cabeza y sus ojos verdes me observaron.

Me entró los recuerdos,  la melancolía y la tristeza.

- ¿Por qué estas triste? - pregunté,  ella se quedo pensando , pero después se puso a mi altura y me abrazo.

- Porque el cielo está triste y va a llorar. - la abraze más fuerte.

Crocodile TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora