2. Justicia

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(Kevin)

Le puse el seguro a la puerta de mi habitación.

Todo estaba a oscuras. Encendí la vieja lámpara sobre el escritorio improvisado que había armado hace unos días. El foco parpadeó una vez y se encendió completamente, iluminando cada pedazo de papel mezclado y esparcido en toda la mesa. No me molesté en sentarme, apoyé ambas manos sobre la madera y miré hacia abajo.

Tomé el primer y el último pedazo de periódico que tenía. Dos fechas distintas. Dos personas distintas. Pero un mismo final: morir. Y, posiblemente, el mismo asesino.

El primero, había sido un hombre de mediana edad llamado "Daniel Flickman". Reconocí la fecha de su muerte, porque en el mismo día fue la fiesta de bienvenida en casa de Jared Jones. Lo recordé.

Aquel día estaba bastante borracho, aunque no tanto como para olvidarlo. No estaba seguro si su teléfono había sonado o no, pero Alan lo sacó de su bolsillo y miró la pantalla.

De acuerdo habló luego de volver a guardar su celular, miró a la chica nueva sentada a mi izquierda creo que debería llevarte con Val.

¿Por qué? Liz pareció desanimada.

Debo irme.

Liz no tenía idea de a dónde se iba Alan esa noche, pero yo sí. Probablemente iba a encontrarse con Daniel Flickman, porque eso es lo que él hacía, buscar ciertas personas y, a veces, las mataba. ¿La razón de la muerte de Daniel? Probablemente ese tipo se había metido donde nunca debió, con Jim Stephen Grant.

La segunda víctima había sido una hermosa chica de 17 años, Val... Valeria Jones. ¿El día de su muerte? En pocos días se cumplirá un año. Y lo recuerdo perfectamente.

Estaba caminando por los pasillos del largo túnel. No estaba seguro de lo que estaba haciendo o de por qué había aceptado. Pero durante esos últimos días estuve pensando mucho en lo que Jim me proponía... definitivamente el dinero cambia a las personas.

Cuando llegué a la puerta de entrada, me cuestioné si estaba haciendo lo correcto, y llegué a una conclusión: por supuesto que no estaba haciendo lo correcto. Aún sabiendo eso, no me detuve. Entré y no encontré a Jim, en su lugar estaba aquel imbécil del que ya tenía suficiente, Dan.

¿Qué sucede? dijo ¿sorprendido?

Creo que la palabra correcta es: fastidiado.

Él sonrió.

¡Vamos! No vas a guardarme mucho más rencor por lo de Val, ¿o sí? Después de todo, ella volvió contigo, ¿no?

No es la única razón.

Dan enarcó una ceja, pero no parecía sorprendido para nada.

¿Cuál es la otra razón?

No te interesa empecé a caminar hacia adentro, pero el tipo se interpuso en mi camino.

Por supuesto que sí volvió a hablar . Estamos hablando de mí.

No confío en ti y lo sabes.

Asintió.

Sí, pero, en todo caso, no confías en ninguno de nosotros.

Asentí.

Eso es cierto.

Entonces, ¿por qué estás aquí?

Me callé, y me enojé porque Dan había logrado callarme la boca. Él empezó a sonreír, y entonces quise romperle la cara. Sabía que esos pensamientos estaban mal, pero imaginarme rompiéndole la cara a Dan, enviaba una gran cantidad de emoción a mi sangre... supongo que yo no era muy distinto a ellos.

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora