(Liz)
Hoy soñé con un nombre. Estoy casi segura de eso, pero recordarlo (ahora que estaba despierta y con los cinco sentidos funcionando) no era muy fácil.
Al despertar, aquel nombre se había esfumado tan rápido como polvo en el viento. Todo fue tan repentino que llegué a considerar que aquello que yo llamaba "sueño", en realidad, había sido un recuerdo.
Mientras me dirigía hacia la cocina (específicamente hacia el refrigerador) intenté repasar el sueño en mi cabeza, con la esperanza de recordar aquel nombre. Pero lo único que sabía con certeza era que yo había estado caminando al borde de una gran piscina, con la luz tenue de farolas alumbrando el agua, y ésta brillando en movimientos lentos, un chico a mi lado, y una conversación melancólica. Sé que, en aquel momento, había repetido su nombre un par de veces en mi cabeza, a pesar de que ahora no lo recordaba.
-Buenos días -alguien dijo detrás de mí. Yo volteé hacia él con un vaso de jugo, sin saber muy bien cuándo lo había tomado. Aiden me miraba algo inseguro, no le culpo, él había arruinado mi mentira piadosa. Bufé, a pesar de que ya no estaba enojada. Él rodó los ojos y terminó de entrar a la habitación -¿Debería pedir disculpas de nuevo?
-Sí, deberías -en realidad no debía, pero yo quería molestarlo.
-Lo siento, pero ¿Cómo iba a saber que le habías mentido a tu madre? Nunca mentías.
-Sí, lo hacía... a veces.
-Claro que no. Cada vez que intentabas decir una mentira, terminabas llorando y diciendo que eras una niña mentirosa.
Rodé los ojos y tomé de mi jugo.
-Eso fue cuando tenía cinco y tú me obligabas a mentir.
Aiden rió, sirviéndose un poco de jugo también.
-Sí, eras muy fácil de manipular.
Sintiéndome un poco ofendida, le di un ligero puñetazo en el brazo. Normalmente, él me devolvería el golpe, pero ahora Aiden se frotó el brazo y casi estoy segura de que lo escuché quejarse en silencio. Me pregunté si le había golpeado con demasiada fuerza.
-¿Estás bien? -dije cuando él no respondió.
-¡Sí! -sonrió -No me hagas caso. Por cierto, ¿qué tal la cita con Ben?
La cita con Ben. No lo había recordado hasta hace un segundo. Mi mente había estado demasiado tiempo pensando en el sueño que había tenido, en el nombre que no podía recordar, y en el chico de la ventana con quien había mantenido una conversación hasta muy tarde anoche.
Jonathan. Era extraño pensar en que anoche había hecho un amigo simplemente hablando a través de la ventana de mi habitación. Pero, aún así, no sentía esa sensación extraña al conocer a alguien nuevo, preguntándome sobre qué debería hablar, o que no debería decir.
-Bien, supongo -respondí a la pregunta de Aiden. Sacando el hecho de que fuimos acorralados por una banda de hombres malos -, y era una cita de amigos.
-¿Eso significa que no te acostaste con él?
Casi me ahogué con el jugo que estaba tragando, y cuando pude recomponerme, le miré mal.
-¿Qué crees que soy? ¿Una puta?
Aiden levantó ambas manos, encogiéndose de hombros.
-Tranquila, no te alteres -dijo tomando distancia, como si yo fuera a atacarlo en cualquier momento -. Pero ya sabes cómo son las mujeres, siempre pensando en sexo.
ESTÁS LEYENDO
Olvídame
AksiYa nada será igual. Respira hondo, cierra los ojos, e intenta recordar. En ésta segunda parte: la clandestina vida de Alan saldrá a la luz. Mentiras y secretos guardados celosamente bajo llave, pondrán a prueba la confianza de Liz. Los amigos podrí...