33. Seguir adelante

5.6K 538 92
                                    

(Liz)

Me pregunté ¿qué tan fuerte se haría el dolor?

No estoy segura de cómo, pero me encontré mirando un deteriorado y viejo techo sobre mi cabeza. ¿Cuanto tiempo había pasado? ¿Cómo llegué aquí?

Durante los minutos que siguieron, no entendí nada. Supongo que, de alguna manera, había encontrado el camino hasta el hostal, me había registrado y había tomado la habitación de uno de los últimos pisos.

Podía sentir el duro colchón bajo mi espalda y notaba bordes oscuros al rededor de mi visión. Mi cuerpo entero se sentía cansado, pero no parecía importar en ese momento. Al respirar podía sentir el aroma aún impregnado en el abrigo de Alan que había traído conmigo. La tela del abrigo rodeándome casi parecía protegerme.

No había podido dormir durante el tiempo que había estado aquí. No quería soñar, de hecho, no quería hacer nada, ni pensar en nada. Pensaba que tal vez manteniendo mi mente en blanco, evitaría que más lágrimas salieran.

Trague saliva, y sentí mi garganta insoportablemente seca. Apoyándome sobre mis codos, y luego mis manos, me levanté, sintiendo la pesadez de mi cuerpo aún más fuerte.

Todo a mi alrededor pareció dar vueltas, en cuanto me senté en el borde de la cama. Miré el interior de la habitación y todo dejó de moverse.

Afuera aún estaba oscuro, no sabía qué hora era exactamente, pero tal vez amanecería pronto.

Haciendo un gran esfuerzo, me levanté y caminé hacia el pequeño cuarto de baño. No me molesté en encender la luz, y miré mi reflejo ligeramente distorsionado por las manchas y grietas en el pedazo de espejo colgado en la pared.

Casi pego un salto en mi lugar, asustada de mi propio reflejo. Me acerqué al espejo y fruncí el ceño. Veía piel pálida frente a mí, era un color blanco amarillento, que contrastaba con las manchas oscuras bajo mis ojos. Mi cabello estaba enmarañado y duro en algunas partes. Incliné mi cabeza hacia un lado, y vi una leve mancha roja que se extendía por la parte baja de mi mejilla, hacia mi cuello. Sabía que no era mi sangre, y eso me ponía aún más enferma.

Deseando dejar de ver ese fantasma de mí misma, volví a la habitación y me arrastré a la cama. Me ordené a mí misma no pensar en nada y cerrar los ojos.

Tras la oscuridad de mis párpados, no pude ver nada al principio. Yo estaba bien con eso... y luego, imágenes aparecieron ante mí, una tras otra.

Vi luces de colores saliendo como reflectores de las ventanas, musica sonando y una gran fiesta. Vi profundos ojos reflejando las luces. Vi fotografías pegadas en una pared gris y triste. Vi mi propio cabello azotado por el viento, y el rugido de un motor. Vi explosiones y disparos. Y vi a Alan sonriendome, despreocupado y divertido.

Abrí los ojos de golpe. Parecía una broma cruel, justamente cuando lo he perdido todo, mis recuerdos deciden regresar.

Mis manos apretaron las mantas con fuerza, mis ojos ardieron de nuevo. Me escuché tomar aire, y luego grité. La frustración y tristeza temblaban en mi cuerpo.
¿Por qué? No podía dejar de preguntarme ¿por qué esta mierda estaba pasandome a mí?

¿Es que Dios estaba jugando conmigo? ¿Era una clase de castigo?

Hubiera sido mejor simplemente seguir sin recordar, o...

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora