Mision 1: Esto es...

135 6 0
                                    

El sonido de la campanada hace que regrese al mundo real, un mundo que me gustaría no estar. Mis amigas Ariel y Sam ya estaban caminado, yo me puse atrás, era recreo y nosotras no dirigimos a nuestro sitio de siempre. Ellas reían como siempre, de todo que se cruzaban. Yo sumergía en mis pensamientos, no me di cuenta que ya llegamos al patio y ellas ya estaban sentadas en una banca.

-¿Te sucede algo?- era Sam, yo me siento en medio de ellas, suspiré cansada.

-Nada tan solo pienso.- ella puso los ojos en blanco.

-Cuando no.- ella movió su cabello castaño claro para un costado para mirarme mejor la cara.

-Yo muchas veces me pregunto si te gustas quemar las neuronas o es tan solo una especie de pantalla en blanco en tu mente.- ellas se empezaron a reír y yo también.

-Ja ja ja muy graciosa. No tan solo pensaba de como me sentía.- Ariel me mira con sus ojos color verde.

-¿Y como te sentís?- dijo ella atándose su melena pelirroja.

-Siento que todo esto lo que soy y lo que seré no me pertenece, sino mas bien lo que otros quieren. Mas bien mi familia, siento que estoy hecha para otra cosa. Soy desagradecida pero esto, mi vida en general es aburrida.-yo suspiro y me hago para apoyar la espalda contra el resplando de la banca.

-No te sabría decir, jamas me sentí a si.- dijo Sam.

-Bien por vos.-dije yo ya un poco mas liviana. La campana toco, nos avisaba que era hora de volver a clase.

-Vamos, sino volvemos antes que la profesora de matemática, nos va a meter los número por donde no nos llega la luz.- dijo Ariel, las tres nos reímos y nos preparamos para caminar.

-Yo tengo que ir a la biblioteca, hay un libro que llegó y lo quiere leer.

-Esta bien, saltar matemática es cool.-

-Idiotas, nos vemos.-ella se fueron por su lado y yo por el mío. Seguí caminando atravesando el extenso césped, ¿Por qué hicieron a la biblioteca al otro lado del campus?.

Respire profundo, mi humor no estaba en condiciones hoy pero el cálido sol y la naturaleza refrescaban todo aquello que ahora odio. Al llegar a la entrada no había nadie adentro y lo supuse, la mayoría de los chicos tiene sus clases a esta hora. Me acerque al mostrador y la señora Winter no estaba pero mi espanto apareció cuando escuché un ruido sordo que hizo temblar todo el lugar. Rápidamente fui hacia ese sitio y ví a la Señora Winter casi trepada en unos estantes.

-¿Señora Winter qué hace?-la mujer de edad un poco avanzada me ve y sonríe como si fuera el regalo más apreciado del mundo.

-¡Isabel!-exclamo de tanto entusiasmo que casi se cae de las escaleras a la que estaba subida.

-Señora Winter tenga cuidado, si se lesiona no tendré a nadie a quien pedir libros y encima que me cubra en mis faltas de clases.

-¡Ay niña! No sabes las veces que me eh caído de este sitio y mis huesos aún siguen de piedra.-ella baja rápidamente y me envuelve en sus brazos. Yo sonrió y me río de su pelo, un moño despeinado atado con una lápiz negro.

-Pareces un nido de pajaro.

-Yo también te extrañe querida.-ruega los ojos, nos separamos del abrazo y empezamos a juntar los libros que se cayeron.

-Señora Winter, debería contactar a alguien para que la ayude, como por ejemplo yo.-me señale con los brazos estendido y sonriéndole como una niña pequeña.

-No hace falta querida, el consejo estudiantil me ayuda pero sabes estas son horas de clase y los alumnos están en sus "AULAS". No sé si entendiste.-yo bufo y me cruzo de brazos.

Destiny soulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora