Nebe estaba a mi lado, sentada en el trono. Nuestros cuerpos entraban perfectamente en el y nos sentíamos tan bién que ahora no quería irme de aquí.
Pero unas figuras abajo de las escaleras me hicieron acordar de la familia que tenía en el otro mundo. Me levanté lentamente y sin mucho esfuerzo ya estaba enfrente de Dante y Vergil.
Sus miradas eran complacientes y tranquilas.
-Bueno, ya eres la Reina.-Dante se cruzó de brazos y yo le sonreí. Luego mi hermana apareció a mi lado derecho.
-Es hora de volver.
-¿Volver?.-Nebe me miraba extraña y poco convencida.
-Si, tengo una familia. Podríamos vivir juntas, mis padres podrían adoptarte y podrías conocer a tu hijo.
-Si pero este mundo nos necesita.-tome sus manos y la tranquilice con un beso en la frente.
-Podemos hacerlo.-ella suspiro algo incómoda y luego acepto.
-Esta bien, pero quiero una habitación pegada a la tuya. Ya sabes, las pesadillas.-la abracé y luego ví atrás de Vergil a Scart. El viejo amigo de papá.
-Scart, veniste rápido.-pase por a lado del grupo. El anciano demonio era un león fuerte y con pelaje rubio desgastado. Me miró con el único ojo sano que tenía. Las cicatrices en su cuerpo mostraban las batallas que libero en todos estos años.
-Mi señora.-se arrodilló y luego se levantó. Lo abracé y me reí, su pelaje me hacía cosquillas.-Escuche el gran ruido, por un momento pensé en su padre pero ahora veo que no. Vine aquí a ofrecer mis servicios como guardian real. Mi ejército la servirá en ahora en adelante.
-No tiene que decirlo, se muy bien que siempre fuiste fiel a mi padre.-él me mostró unos de sus colmillos y lo lleve al centro del salón real.
-Le traje a Panthea.-mi gran León albino apareció detrás de él y corrió con sus grandes patas hasta a mí. Casi hace que me caiga por su peso pero lo dejé pasar. Cuánto extrañe a mi pequeño gatito.
-Oh el pequeño Panthea.-el lamía mi rostro y Nebe lo atacó a besos, el se retorcía de cariño.-Scart, ellos son los hijos de Sparda, ayudaron a qué nosotras podamos asumir el trono.-el demonio se dió la vuelta y hizo una reverencia.
-Es un placer, su padre era un gran amigo mío. Digamos que le ayude un poco en el arte de la lucha.-Dante se rió y Vergil se acercó a él.
-Él placer es nuestro.
-Él mío igual.-lo hermanos estrellaron sus manos con Scart y supuse que ya era hora.
-Bueno, Scart tengo una tarea para ti.-el se puso en pose firme y me miraba atentamente esperando su orden.-Tengo que volver al mundo humano porque hay otros de la sangre real de mi padre ahí. Son mi familia, por las noches volveremos pero necesito que vigilen el reino. Cualquier incidente puede comunicarme y luego daré mi veredicto. Confío en usted y su legión.
-Si mi Reina.
-Bien.- me acerque y lo volví a abrazar.
Me separé y Nebe hizo lo mismo. Luego de la despedida hice un portal al mundo humano. Una gran mancha azul marino se formó en frente nuestro y pude escuchar unos pájaros cantar. Mire atrás y Scart me sonrió con sus colmillos afilados. Todos entramos.
El atardecer nos dió la bienvenida, el aire era ligero y fresco. Mis pulmones se llenaron de ese aire y me sentía como nueva. El mundo humano, al fin.
Mi ropa cambió, la camiseta blanca sucia, chaqueta verde militar, jeans azules oscuros y las botas militar que Ati me había dado aparecieron otra vez. Acaricié mi muslo recordando el rostro de Ati y de su mujer Sara. Mi tío, al que le debemos más que la vida.
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Destiny soul
Fanfiction¿Quien dijo que poseer un don era fantástico? La familia Williams Gold, marqueses de alta sociedad. Tiene a la menor de ellos con un don bastante especial, ve espíritus. Su familia no creo en esas cosas haciendo así su vida un poco más complicada. E...