Extra: Parte 5

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- Estas mareando a Presidente, puedes sentarte un rato y quedarte quieto?

- ¡Nadie me entiende!

Alec se dejo caer frustrado en el sofá. Presidente decidió que la cara de Alec sería un buen lugar donde dormir.

Estaban en el departamento que ambos compartían anteriormente.

- Creo que ni siquiera te entiendes tu mismo.

Magnus tomó a su gato y besó la nariz de Alec.

- ¿Que quieres decir?

- Estas cargando muchas cosas en tu espalda y tomas como excusa esta tonta idea de tu madre y Brennis para rabiar.

- Yo no rabio. Y se llama Brandon.- Explicó Alec.

Magnus hizo un gesto restando importancia.

- No me cambies de tema.

- ¿En qué momento esto se convirtió en algo mío?

Magnus lo miró detenidamente.

- La culpa te esta matando.

Alec se incorporó.

- ¿Cómo?

Magnus se sentó junto a él.

- Simon salvó nuestras vidas. Me salvó de las garras de mi padre, algo que tu no pudiste hacer. Y te sientes culpable por que estás feliz de que tu familia esté a salvo.- Magnus tomó un respiro-. Pero eso costó la felicidad de tu hermana.

Alec no dijo nada por un largo rato, no necesitaba hacerlo porque todo lo que dijo Magnus era cierto.

Finamente habló.

- Fue un milagro salir con vida después del enfrentamiento con Asmodeo.

- No fue un milagro. Fue por la valentía de Simon.

- Lo se. A veces me pregunto si mi felicidad lo vale-. Confesó Alec-. Jace tiene a Clary y yo te tengo a ti, pero Izzy...

- Simon está por ser un nefilim y poco a poco va a recuperar su vida. No cargues con ese peso, eres el mejor hermano que pueda tener Isabelle.

- ¿De verdad?

A Alec le brillaban los ojos.

Magnus le acarició su mejilla, el contorno de su labio inferior y su cuello.

- Por supuesto. Otro hermano ni siquiera estaría pensando en todo eso.

Alec no podía pensar con mucha claridad al sentir los dedos de Magnus tocando su piel.

- ¿A si? Y qué estaría haciendo si no?

Magnus lo atrajo más.

- Pues estaría con su novio, obviamente.

Sonrió.

- Te quiero.

- Yo también garbancito. Prometeme que no volverás a sentirte de esa forma.

Alec gruñó, cada vez estaba más pegado al brujo.

- Te lo prometo.

Alec comenzó a repartir pequeños besos en su cuello.

Magnus estaba perdiendo la concentración.

Se besaron y pronto tuvieron que separarse por falta de aire.

- La cama...

- Está muy lejos.- Dijo Alec y mordió el labio de Magnus.

- Alexander...

Jace Herondale "Días de Ensueño"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora