Mi insoportable hermanastro.

15.

¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?

Si mi madre no hubiera muerto todo sería distinto, muy distinto. Mas que nada porque no hubiera conocido a Ethan. Si, me gusta, pero es tan difícil todo. Y no solo por el echo de que me estoy muriendo, sino porque yo nunca voy a poder tener una vida como una chica normal. No puedo beber, no puedo experimentar lo que es darle una calada a un cigarro, no puedo correr sin tener que parar a los dos minutos, no puedo hacer ningún esfuerzo y lo peor de todo es que no podré experimentar lo que es ser madre ya que mi enfermedad es hereditaria.

Estaba sentada en mi parque favorito sentada en un banco mirando la fuente sumida en mis pensamientos pero alguien me sacó de ellos.

-Hola.- Me saludó sonriente.

-Hola.- Le devolví la sonrisa.

-No me presenté ayer, me llamo Connor, Connor Wells.- Me extendió la mano.

-Encantada Connor Wells, me llamo Nicole Miller, Nikki para los amigos.- Le devolví el gesto.

-Encantado Nikki para los amigos.- Me sonrió.

Tenía una sonrisa muy bonita.

-¿Y cómo es que te has mudado aquí?.- Se tensó. -Lo siento, no quise incomodarte.- Agaché la cabeza.

Bocazas.

-No, no te preocupes, solo problemas familiares.- Me sonrió.

-Vale.- Asentí.

-¿Q-querrías salir esta tarde conmigo?- Se notaba que estaba nervioso.

-Claro, aquí quedamos ¿te parece?.- Le di mi mas sincera sonrisa.

-¿Siempre eres así de amable con todos?.- Me encogí de hombros. 

-Bueno, hay que ser bueno y amable con todos ¿no crees?.- Asintió algo triste.

-Bueno, me tengo que ir, ¿aquí a las 17:00?.- Asentí y le despedí con la mano.

Yo me levante y también me fui a mi casa. Allí me esperaban mi padre y Emma.

-Nikki cariño ¿dónde estabas?.- 

-Hola a ustedes también.- Sonreí y me dejé caer en el sofá.

-Nikki.-

-Estaba en el parque con un amigo.-

-¿Con Fer?.- Negué.

-Es un chico nuevo que ha llegado a la ciudad, es muy amable.- Sonreí al recordarlo.

-Hija no lo conoces.- 

-Papá, no es un asesino en serio, solo es un chico.- Hice una mueca. -Me voy al jardín.-

¿Si o no? Esa era mi pregunta sobre meterme en la piscina. Me quité las deportivas, los pantalones y mi camiseta y me adentré en el agua fría. Estuve así media hora. Salí y me dirigí a toda velocidad a mi habitación. Gran fallo. Gracias al agua resbalé y di con la cabeza en el borde del escalón. Estaba mareada, me toqué la cabeza y tenía sangre.

-¡Hija! ¿qué te ha pasado?.- Me ayudó a levantarme.

-Había decidido darme un baño en la piscina y al correr a mi habitación me he resbalado.- Hice una mueca por el dolor.

-Vístete, vamos al hospital.- Negué.

-No, estoy bien, solo es un rasguño.- Asentí para auto-convencerme de que realmente estaba bien.

Subí a mi habitación y entré rápidamente al baño. Abrí el grifo y dejé el agua caer por todo mi cuerpo. La cabeza me ardía. Me enjaboné el cuerpo y salí una vez terminé. Me enrollé en una toalla y salí a mi habitación ya que no había cogido nada de ropa para ponerme.