Epílogo

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20 años después:

Me levanté lentamente y me sacudí las rodillas que me las había manchado de tierra. Volví a mirar por ultima vez la foto y lanzando un beso al aire salí del lugar junto a mi hermano y mis primos. Caminamos hasta el coche y me monté seguida de los demás. Arranqué y nos dirigimos a casa. Donde ya todos nos debían estar esperando. Aparqué y bajamos. En la puerta se encontraban mis padres junto a nuestros tíos.

-Hola chicos.- Saludó mi padre mientras me besaba la sien y saludaba a Chase con un abrazo. -¿Todo bien?- Nos miró a ambos.

-Todo bien papá.- Sonrió Chase y yo me limité a asentir.

-Un abrazo a los tíos.- Reí divertida. Estos hombres eran lo mejor de mi vida.

Me acerqué a ellos y los abracé con fuerza. Los quería muchísimo. Ellos me han ayudado muchísimo. Siempre estaban cuando mas lo necesitaba y daban consejos realmente sabios. Los demás tíos salieron y nos saludaron a todos con unos besos.

Me quedé un rato al margen. Mirando a mi familia. Una familia peculiar. La mejor familia para mi. No podía ser mas feliz con ellos. Ellos eran mi vida y no los cambiaba por nada del mundo. La verja del patio me sacó de mis pensamientos. Miré y se trataba de Camile. Mi mejor amiga. Me acerqué a ella confusa y cuando estuve a su altura me asusté.

-¿Qué te ha pasado?- Le pregunté preocupada. Tenía la cara roja, los labios hinchados, los ojos irritados y llorosos y el pelo despeinado. Camile me miró y negó volviendo a llorar.

Miré a mis padres quienes miraban la escena confundidos y tristes. Camile era una mas de la familia. Era como la hermana que nunca tuve. Les señalé con la cabeza que la llevaría arriba y asintieron. Subí las escaleras abrazada a ella y cuando llegamos a mi habitación me tumbé en la cama con ella y su cabeza apoyada en mis piernas.  Le acaricié el pelo hasta que se tranquilizó. Una vez mas tranquila me miró.

-¿Qué ha ocurrido?.- Pregunté con cautela. No quería que se pusiera otra vez mal.

-Caleb, me cortó.- Ahogó un sollozo con su mano. -Me dijo que no podía estar con una niña que temía entregarle su virginidad a su novio. Que era una ingenua y que no valía nada.- La miré y negué.

-¿Y te creíste todo eso?- No dijo nada, pero al agachar su cabeza me confirmó que así fue. Se lo creyó. -Vamos Camile, nos eres ninguna niña, mucho menos ingenua. Y vales mucho, que nadie te haga pensar lo contrario.- Negué con la cabeza. -¿Te has visto? Muchas querrían ser como tu, tener la alegría que siempre desprendes. Esa vitalidad que a todos nos lleva de vida. Eres especial y algún día llegara el chico que sepa verlo.-

-Gracias Hope, no se que haría sin ti.-

-Pues no harías nada.- Dije divertida y reímos. Logré que se riera y eso me alegró. -Vamos abajo.- Le dije y le agarré la mano para tirar de ella.

(...)

-No quiero entrar.- Dijo mientras mordía su labio inferior.

-Todo va a estar bien Camile.- La animé mientras frotaba su hombro dándole ánimos. -Al menos lo estará si no se acerca a ti, como lo haga le corto las bolas.- Mi amiga me miró y negó riendo nerviosa. -Vamos.-

Caminamos dentro del centro y caminamos hasta nuestro salón. Una vez dentro nos sentamos juntas como siempre y aún no había llegado nadie. La puerta se abrió y dejó ver al idiota mas grande. Caleb junto a uno de los descerebrados de sus amigos. Miré a mi amiga quien miraba la ventana. Sabía que lo había visto y no quería mirarlo.

-Las niñas van al colegio.- Dijo riéndose.

-Y los monos al zoo y nadie te dice nada.- Le miré a los ojos y frunció el ceño.

Mi insoportable hermanastro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora