Mi insoportable hermanastro.

18.

Los días pasaron realmente rápidos. Mañana ya era el día que tanto esperábamos los chicos y yo con tantas ansias. Nos iríamos a París, aun no lo podía creer. Era viernes, me levanté de la cama perezosa y fui a darme una ducha, una vez terminé y me vestí con unos pitillos negros, blusa rosa chicle y vans blancas. Me recogí el pelo en una cola alta, me eché un poco de rímel y bajé a desayunar. Cuando llegué a la cocina estaban todos, literalmente todos. Clara, Christian, Emily, Javi, Thomas, Fer, Ethan, mi padre, Emma y Rose.

-Buenas.- Saludé con la mano mientras me servía un vaso de leche.

-Buenos días.- Saludaron todos a la vez.

-¿Preparada para una mañana de compras?.- Me preguntó entusiasmada Clara.

Me encogí de hombros. -No tengo nada mejor que hacer.-

-Dios, eres todo un caso.-

Se levantó de la mesa,demasiado contenta para mi gusto, no me gustaba ir de compras, además de que no me gustaba gastar dinero, no me gustaba como me quedaba nada, así que terminaba saliendo con las manos vacías y mis amigas con bolsas de cada tienda a las que entran, se dirigió a mi y me abrazó por los hombros.

-Te lo pasarás genial, y lo sabes.- Me guiño un ojo.

-Eso lo dices tu.- Rodé los ojos y me levanté para salir con las chicas al centro comercial.

Clara, Emily y yo cogimos un taxi y nos fuimos al centro comercial. Cuando llegamos se volvieron locas, rodé los ojos y me limité a verlas, me cogieron del brazo y comenzamos a caminar y a entrar en todas las tiendas posibles. Una vez se cansaron decidimos ir a una heladería, me puse en la cola a esperar para tomar el pedido mientras que las chicas cogieron una mesa para sentarnos. Mi turno llegó y pedí tres helados. El chico me miró.

-¿Nikki?.- Asentí confundida.

-¿Te conozco?.-

-No puedo creer que te hayas olvidado de mi, soy Dylan, el primo hermano de tu madre, jugábamos de pequeños en la casa de la abuela.-

Oh Dios, ¿cómo me he podido olvidar de él?

-No pareces tu, has.. cambiado.- Le sonreí. Este se acercó y me abrazó.

-Tu también has cambiado, has crecido, estas muy guapa.- Me sonrojé.

-Gracias.- Le sonreí. -¿Estás viviendo aquí?.-

-Si, vivo con mis padres, mi hermano y mi hermanastra.-

-¿Hermanastra?.-

-Larga historia, ya te la contaré mas tranquilos, tengo que volver a trabajar, nos veremos.- Me extendió un papel con su número de teléfono y me fui con mis amigas.

Llegué a la mesa, les di sus helados y me senté con ellas, quienes no me quitaban ojo de encima.

-¿Quién era ese chico?.-

-Un primo hermano de mi madre, si lo se, demasiado joven, pero es así.- Me encogí de hombros. -No sabía que había vuelto.-

-Pues está muy bueno.- Saltó Emily.

-Por dios, es como un hermano, de enanos siempre jugábamos en casa de mi abuela, no lo veo de esa forma.-

Estuvimos hablando demasiado tiempo, así que decidimos que ya era hora de irse a casa. Esta vez yo si me compré cosas, demasiadas para mi gusto, pero según las chicas no era nada, para mi era demasiado. Llegamos a casa y los chicos no estaban, solo mi padre, Emma y Rose.

-Hola.- Saludamos las tres.

-¿Dónde están todos?.- Pregunté.

-Han salido.- Asentí.