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Pasaron varias horas de viaje sin descanso y los dos estaban fatigados, sin embargo, ninguno quería ser el primero en quejarse del hambre o el sueño

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Pasaron varias horas de viaje sin descanso y los dos estaban fatigados, sin embargo, ninguno quería ser el primero en quejarse del hambre o el sueño. Su orgullo les impedía expresar una necesidad tan básica frente al otro sin sentir que acababan de "perder algo".

En cambio, decidieron volcar su frustración en la búsqueda de un lugar decente para dormir. Aquella cuestión, a pesar de parecer un trabajo fácil, resultó ser mucho más complicado de lo que aparentaba, pues se dieron cuenta que tenían ideas distintas del significado de la palabra "decente".

—¿Para qué das tantas vueltas? —exclamó Julian pasándose las manos por el cuello. Dormir en la camioneta nunca fue una de sus ideas favoritas para descansar y menos con el cansancio que llevaba encima, lo único que quería era acostarse en un colchón y quedarse profundamente dormido—. ¡¡Ahí hay un hotel de paso!! Solo tenemos que pagar una cama, nos dormimos, despertamos y listo, problema solucionado.

Poner a Julian más irritable de lo normal era fácil, solo debías dejarlo sin comer varias horas ¡Y listo! Se transformaba en un ogro asesino. Por su parte, Romeo estaba bastante compuesto pesar de no haber probado bocado en todo el día. Él no solía quejarse demasiado por los malestares físicos, no era la primera vez que tenía que ayunar por culpa de un viaje largo y un camino despoblado, aun así, estaba odiando mucho a su hermano en esos instantes. Que pudiera pasar un día sin comer y no quejarse, tampoco quería decir que quisiera hacerlo.

¿Quién pensó que era buena idea fugarse por un camino como ese?

—¡No seas tacaño! ¡Yo no pienso dormir en un motel! —Exclamó Romeo, mirándole como si estuviese loco—. No sabes quien estuvo ahí antes, no quiero que me peguen alguna infección —agregó sintiendo un escalofrío. Podía imaginarse a miles de bichitos subiendo por su piel, listos para anidar en alguna parte de su cuerpo, no, ni loco se quedaba en un motel.

Julian rodó los ojos exasperado.

—¡Mierda! Solo va a ser una noche y ni siquiera vamos a pasar tanto tiempo aquí, nada más fíjate el reloj, acaban de dar las doce, además ¿Siquiera hay un hotel en este lugar? —Julian le extendió la muñeca para enseñarle la hora.

Romeo resopló, su reloj era uno caro y poco eficiente, ni siquiera tenía números. Había pagado más de lo que una persona sensata gasta en un reloj, sin embargo, estaba quejándose por los gastos del hotel.

—He dicho que no, si tengo dinero para un buen hotel, por ningún motivo me vas a convencer de entrar a ese edificio de mala muerte, ahora ¡Sirve de algo y enciende el maps! —Romeo se estaba poniendo muy difícil, él podía prescindir de la ropa cara o los objetos de lujo, pero nunca dormiría en un sitio que se le antojaba incómodo.

—¡O vamos! ¡Dormiste en un establo toda tu vida! ¿Y ahora te preocupas por las pulgas? ¡Qué doble moral! —se quejó cruzándose de brazos. Romeo detuvo el auto de golpe, con el ceño fruncido.

Romeo y Julian (LCDVR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora