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Julian durmió como un bebé en aquella habitación

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Julian durmió como un bebé en aquella habitación. No iba a decirlo en voz alta, pero en retrospectiva agradecía haberse tomado el tiempo para encontrar ese hotel; las camas eran cómodas, pudo darse una ducha larga y además el aire acondicionado lo dejó fresco como una lechuga. La noche se pasó en un suspiro, dejándole descansar todo lo que le fue posible hasta que el movimiento en el cuarto le despertó.

Mientras se estiraba enredándose en las sabanas, escuchó la voz de Romeo hablando exasperado, al tiempo que sus pasos se movían nerviosos, yendo y viniendo de un lado a otro.

—No mamá —Se quejó el muchacho—. No es un niño chiquito para que lo ande cuidando, si tu hijo no te ha llamado es porque no tiene tres años —él hizo una pausa al notar que Julian estaba despierto. Por un segundo alejó el aparato para hacerle una seña pidiéndole que guardara silencio.

Julian imitó la seña, dándole a entender que había comprendido el mensaje, luego se puso en pie para dirigirse al baño. Mientras se lavaba los dientes podía escuchar a Romeo hablando con su madre. La conversación no era pacífica, pero estaba bajo control.

—No, no tengo idea... Sí, él vino por ropa esta mañana y después se marchó otra vez, ya sabes que cuando está a la ciudad se la pasa de fiesta —Romeo se rio, su risa era muy contagiosa—. No, te digo que estaba bien... Seguro anda sin carga, por eso no entra la llamada... Sí, yo le digo... Nos vemos, te quiero ma. —Y luego de lanzarle un beso a través del auricular, colgó.

Julian soltó una risita desde la puerta del baño, donde se recargó en el marco de la misma para observarle con más comodidad.

—Owww, que tierno —dijo, adoptando una mueca burlona, pero sin poder evitar que un poco de verdad se escapara en sus palabras—. ¿Mami comprueba tu estado cada hora? —agregó, tratando de evitar que se le escapara demasiada azúcar en la voz.

—Cállate —gruñó Romeo—. Y revisa tu teléfono porque está apagado, tus padres van a sospechar que algo pasó si ninguno de sus niños queridos contesta a sus llamadas —agregó cruzándose de brazos.

Julian iba a protestar, pero luego de reflexionarlo un momento se dio cuenta que de hecho era una posibilidad muy real y apretó los labios. Luego se levantó, dirigiéndose a su celular que se encontraba conectado en el enchufe al lado de su cama. Nada más captar la señal, el pobre aparato vibró como un loco, avisándole de las llamadas pérdidas y mensajes sin contestar que se acumulaban. Al mismo tiempo entró una llamada que le costó horrores contestar porque el pobre se había saturado de notificaciones basura.

—Mierda —murmuró mientras intentaba que el touchpad reaccionara, hasta que lo consiguió—. ¿Bueno? —preguntó sin poder disimular su nerviosismo. Al otro lado de la línea hubo una larga pausa que tuvo a Julian conteniendo el aliento.

—¿Qué está pasando Julian? Suenas raro —La voz de una chica sonó en la bocina, después de una pausa continuó hablando—. ¿Le ocurrió algo a Juliana? No contesta las llamadas —dijo en tono cauteloso, pero acusador.

Romeo y Julian (LCDVR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora