—Sandra es una buena persona —dijo Romeo con una sonrisa forzada en los labios. La tensión en el ambiente era difícil de manejar, aun cuando estaban pasando mucho tiempo juntos sin pelearse, parecía que aquella falta de enfrentamiento sólo era una muestra de la barrera que se levantaba entre ellos.
—Si, lo es, y prepara la mejor comida de toda la vida —Julian no le miró al hablar y evitó que su tono de voz dejara ver lo mal que lo estaba pasando, aunque su postura rígida dejaba claro que no se encontraba del mejor humor.
—Pues sí, es tan buena que ese traste que nos dio se acabará antes de que anochezca —comentó, intentando transmitir jovialidad en su manera de hablar. En la parte de atrás del auto, en una bolsa de tela había varios trastes con sándwiches, rollitos primavera y bocadillos variados. Ellos probaron un par, por lo que podían constatar que su sabor era maravilloso, pero también tuvieron que poner a prueba su autocontrol porque sabían que les esperaba un largo rato de carretera solitaria.
—Si tomásemos la porción de Gio y lo abandonásemos en mitad de la carretera... —murmuró Julian haciendo una mueca divertida, dejando el resto al aire. Giordano estaba en la parte trasera del auto, golpeando los asientos como si fueran tambores, mientras movía la cabeza al ritmo de alguna canción desconocida. El chico traía los audífonos puestos a un volumen tan alto, que desde su lugar podían escuchar el ritmo de la tonada, aunque no pudieron reconocer la letra.
—Era más lindo cuando no superaba el metro ochenta —contestó Romeo, mientras una sonrisa cómplice se formaba en los labios de los dos. Cierta esperanza se formó dentro de él después de aquel pequeño intercambio.
Giordano era un tema seguro para hablar. Ellos tenían recuerdos en común con el chico, aunque no convivieron demasiado con él. La imagen del pelirrojo regordete que descansaba en su cuna la mayor parte del tiempo era una dulce y lo suficientemente imparcial como para que terminara desembocando en una pelea.
—Era más lindo cuando no sabía hablar —aseguró Julian, esta vez sin hacer partícipe a Romeo de sus pensamientos. Por un momento había caído en la trampa de ser amable con el idiota. Casi se olvida que en realidad era un mentiroso, traicionero, que además se iba a Paris en poco tiempo.
Julian miró a Giordano en la parte de atrás. Al contrario de lo que pensaron, el muchacho no era ni la mitad de molesto de lo que parecía en la celda. Y de hecho estaba haciendo un excelente trabajo manteniendo un ambiente neutral con Romeo, porque estaba seguro de que si les dejaban más tiempo solos, iban a explotar. O quizás Julian terminase cayendo ante la increíble tentación que representaba su ex mejor amigo. Aquella segunda posibilidad era más aterradora que la primera y no quería pensar demasiado en ella.
En definitiva, debía evitar los acercamientos a Romeo. Suspiró, aún faltaba la mitad del camino antes de llegar con su hermana.
—Aaaah un viaje de carretera, que divertido —murmuró Gio suspirando. Julian no pudo discernir si estaba siendo irónico, o simplemente era su forma de hablar—. ¿Saben que es lo más divertido de los viajes de carretera? —agregó asomándose entre los dos asientos de enfrente. Ya se había quitado los audífonos.
ESTÁS LEYENDO
Romeo y Julian (LCDVR #1)
Romance(LGBT+) Las vidas de Romeo y Julián están llenas de problemas. Sus familias se odian. Sus hermanos, Romero y Juliana, se fugaron juntos. Tienen tres días para encontrarlos antes de que se casen. Ellos están listos para detener una boda, pero no par...