(LGBT+) Las vidas de Romeo y Julián están llenas de problemas.
Sus familias se odian.
Sus hermanos, Romero y Juliana, se fugaron juntos.
Tienen tres días para encontrarlos antes de que se casen.
Ellos están listos para detener una boda, pero no par...
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Julian se había puesto rojo como un tomate. Su padre le lanzó una mirada inquisitiva desde el otro lado de la pista y todos sus familiares los estaban mirando. Cada uno con expresión diferente.
El pobre casi se muere de la vergüenza, pero, fingiendo que nada había pasado, logró salir airoso de la situación.
Después de que el asunto con el ramo se había acabado, apenas quedaba tiempo de la fiesta, así que los músicos comenzaron a quitar sus instrumentos mientras Giordano había saltado del escenario para ir a hablar con ellos.
Tenía una sonrisa radiante en el rostro. Estaba increíblemente llamativo con su traje color crema con azul, el cual reconoció enseguida como el uniforme de la banda.
Julian tenía ganas de matarlo, pero en cuanto el chico los alcanzó, se sintió estúpidamente emocionado de volver a verlo. Aun así, si no fuese ilegal y con consecuencias tan severas, habría disfrutado de pasar sus dedos por el cuello del chico y apretarlo hasta que se pusiera azul.
En lugar de eso, miró atónito como el muchacho llegaba hasta ellos, comenzando de inmediato una vertiginosa plática sobre lo que había pasado desde que se separaron. Romeo, como el borracho boca suelta que era, derivó de un "¿Cómo han estado?" a contarle todo lo que pasó entre ellos a Giordano con lujo de detalles.
ABSOLUTAMENTE TODO.
—¡Le he dicho que podíamos ser amigos! —Exclamó sacudiendo a Gio por los hombros—. ¿Puedes creerlo? —Preguntó y después se giró para ver a Julian—. ¿Tú puedes creerlo? —Romeo de repente levantó aún más la voz—. ¡Ni yo mismo me lo creo! —Y todo mundo se le quedó mirando, atraídos por sus gritos.
—¡Cállate Romeo! —Lo reprendió Julian, quien se encontraba justo a su lado, con los brazos cruzados y expresión avergonzada.
Romeo permaneció en silencio un momento, mirando a la nada, con expresión vacía.
—Oh ese Julian es muy cruel ¿cierto? —dijo Gio con una gran sonrisa en el rostro.
Giordano tenía cara de que le importaba una mierda lo que les estaba pasando, aunque esto no era necesariamente cierto. Giordano estaba interesado en lo que ellos tuvieran que decir porque le divertía. Estar con Romeo y Julian cambiaba un poco su aburrida rutina, aunque, estaba seguro de que ese pequeño viaje sería lo primero y lo último que compartiría con ellos.
—Cállate Giordano —gruñó Julian viendo al chico mientras le dedicaba una expresión de advertencia.
—Mira Julian, tenemos que ser sinceros, has sido muy malo —contestó este y luego se giró hacia Romeo—. Yo pienso que deberías llevarlo a la batea de esa camioneta y darle su merecido si sabes a lo que me refiero —La expresión del chico se volvió pícara—, yo te puedo ayudar, no te preocupes, haremos un buen trabajo —Gio estaba, obviamente, conteniendo la risa mientras le seguía el juego y alentaba a Romeo a hacer tonterías. La situación le estaba dando la oportunidad perfecta para sacar su lado bromista.
